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Luis Alfredo Ramos, exgobernador de Antioquia.

ANTIOQUIA

"Mis debates no serán virulentos ni de polarización": Luis Alfredo Ramos

El exsenador Luis Alfredo Ramos relata el daño que le hicieron “falsos testigos”. Aunque no sabe si irá a las presidenciales, habla de la campaña ideal.

22 de mayo de 2017 Por: Redacción de El País

El exsenador y exministro Luis Alfredo Ramos sostiene que la justicia necesita medidas válidas para acabar con la fábrica de falsos testigos que, como en su caso, lo llevaron a la cárcel por presuntos nexos con paramilitares.

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Confía en que el fallo de la Corte Suprema de Justicia se dé a su favor, y aunque sostiene que no sabe si será candidato a la Presidencia de la República, explica que no será una persona que contribuya a la polarización, aunque todos los gobiernos necesitan oposición.

¿Cómo es eso de que usted fue víctima de los falsos testigos?


No hay nada peor que perder la libertad, que alejen a una persona de su familia, de sus actividades profesionales, de la política por los falsos testigos, porque eso fue lo que me pasó a mí. Falsos testigos que, unos han sido condenados; otros en juicio y otro imputado, de suerte que era una conspiración y solo a través de un proceso de investigación de los abogados pudimos develar todo lo que había sucedido.

No hay nada más difícil que defenderse de personas que uno no conoce. Bien lo han dicho los exfiscales Luis Camilo Osorio, Alfonso Gómez Méndez, Mario Iguarán, que han alertado de un carrusel de testigos que se arman en las cárceles. A raíz de la Ley de Justicia y Paz, con el principio de oportunidad, van y declaran, unas veces porque tienen intereses económicos, otras por beneficios judiciales, porque les rebajan la pena, además, si los cogen en el falso testimonio no les pasa mayor cosa.

Al momento de su detención, usted tenía grandes posibilidades de ser candidato presidencial. ¿No hay allí un interés político en dañarlo?
Sí. Mi caso se dio en agosto de 2013, cuando apenas iba a iniciar la campaña. Ya había aceptado la precandidatura, las reglas de juego, estaba bien posicionado en las encuestas, con unas amplias posibilidades y me pasa esto. ¿De qué nos dimos cuenta? Que había un hilo conductor de una persona que había hablado con cuatro de los testigos que se ofrecieron a declarar, o sea, no eran testigos que los llamaran de algún proceso, sino que se ofrecían gratis.

¿Y quién es esa persona?

Es un parlamentario y visita las cárceles buscando falsos testigos. Me decía Nancy Patricia Gutiérrez, afectada también por este fenómeno, que él ha entrado más de 130 veces a las cárceles con ese objetivo. En mi proceso hay cuatro declaraciones que lo comprometen porque va a decirles a los presos que declaren, que qué beneficios quieren, que él les ayuda a las familias...

¿Cómo detener ese cartel de falsos testigos en Colombia?

Se necesitan unas medias para que el testimonio solo no sea una prueba contundente que prive a las personas de la libertad, a mí me detuvieron preventivamente tres años y tres meses; eso no ocurre sino en un país como el nuestro. En los otros países la detención preventiva es máximo de un año y le tienen que resolver a la persona el caso o la dejan en libertad. Los testigos no pueden dar solo un mero testimonio y mucho menos de un bandido condenado. Tiene que haber pruebas técnicas para que puedan valer.

¿Quién instruyó su proceso dentro de la Corte Suprema de Justicia?

Magistrados auxiliares, fundamentalmente. Estuve una sola vez al frente de la persona que me hizo la indagatoria: un magistrado auxiliar de apellido Murillo. Pensé que iba a la indagatoria y salía libre, una ingenuidad, pero ya estaban esos testimonios allí, que sumados decían: este es un delincuente, y entonces hubo medida de aseguramiento. También fue duradero porque llamé muchas personas a declarar para mi defensa: al presidente (Álvaro) Uribe, a Sabas Pretelt (exministro del Interior en Gobierno Uribe), a Juan Camilo Restrepo (ahora negociador de paz con el ELN), a generales.

¿No teme que dilaten su caso?

No, creo que eso no sucederá. Espero que el fallo sea pronto y obviamente favorable, porque toda las pruebas fueron contundentes y creo que a la Corte Suprema de Justicia le quedó claro todo lo sucedido.

¿Qué fue lo más difícil para usted?

El alejamiento de la familia y la deshonra que constituye estar detenido y salir en la prensa: este hombre está detenido por esto. Estoy terminando un libro que lo llamo La Sombra de la Felicidad, porque he sido feliz en toda mi vida.

Fui un muchacho de provincia, deportista, dirigente deportivo, tuve la fortuna de trabajar trece años en el Grupo Santo Domingo y después un año y medio más en el proyecto de comunicaciones que después dio lugar a la creación de lo que hoy es UNE. Luego los cargos: secretario de Hacienda y alcalde de Medellín, embajador, ministro, Gobernador y presidente del Senado, todos cargos muy honrosos, y después me pasa esto, que le hubiera podido pasar a cualquiera. Le pasó al admirante Arango Bachi, al senador Luis Fernando Velasco, a Sigifredo López.

Los conservadores y el Centro Democrático están interesados en usted, ¿qué ha pensado a futuro?

Desde que salí de la cárcel no he estado en la actividad política, no he ido a un solo directorio político, no he ido a hacer actividad proselitista o a decir: yo soy candidato, o precandidato.

Aunque usted sea integrante del CD, ¿es consciente que en el Partido Conservador lo añoran?

Yo soy partidario de que las personas que vayan a estar en la vida pública ahora y aspirando a la Primera Magistratura deben buscar verdaderas coaliciones nacionales, que sean amplias, que no sean de partidos solamente, sino que vayan más allá, que sean coaliciones que puedan integrar distintos sectores del país.

¿O sea que le suena una coalición conservadora con el CD?


Como yo no soy candidato no puedo decir cómo son las cosas, pero sí entiendo que el presidente Uribe y el presidente Pastrana han estado muy cercanos buscando una coalición de ese tipo, sí, me queda muy claro.

¿Después de que salió de la cárcel, cómo ve el país desde la perspectiva política y su posibilidades?

No voy a hablar de eso porque no soy ni precandidato. Pero uno ve un país muy abierto en las posibilidades, creo que vienen campañas con alto números de candidatos no solo para Congreso, para Presidente tendremos ocho o diez candidatos en primera vuelta.

¿Le gusta lo que está pasando en la política hoy, en los últimos años?

No, estamos en un momento muy difícil por la pérdida de prestigio de todas las instituciones. Ese es el mayor de los problemas; un Congreso que tiene más del 80 % de opinión desfavorable. La justicia, más del 80 % de opinión desfavorable y el Ejecutivo, más del 76 % de opinión, para no hablar del gabinete del Presidente que tiene más del 85 % de opinión desfavorable. Cuando las instituciones tienen ese grado de calificación obviamente es el producto de lo que está pensando un país de una crisis y de una situación muy compleja.

¿A usted le parecen justos esos indicadores o se quedan cortos?

Creo que la mayoría de los ciudadanos tienen un sentido común grande, o sea que esas grandes cifras tienen una lógica total y absoluta. Hablando del problema de las instituciones, la gente tiene que leer un libro que estuvo de moda y se llama ‘¿Por qué fracasan los países?’; después de una investigación, los autores dicen que los países fracasan es donde no funcionan las instituciones y aquí no están funcionando bien, esa es la gran crisis nacional.

¿Cómo ve la implementación de los acuerdos de paz?


Ese es un tema que hay que dejárselo a quienes sean candidatos. Hay que esperar a ver lo que pasará con los acuerdos y cómo será el cumplimento por parte de las Farc y del Gobierno. Entre otras cosas, porque me preocupa cómo se va a financiar el posacuerdo, que parece que tiene cifras mucho más altas de lo que aparentemente uno puede pensar. Cifras que pesarían dentro del presupuesto nacional porque hoy tenemos uno bastante estrecho.

El presupuesto aprobado fue de $224 billones con la reforma tributaria, con los ingresos pasó a $230 billones, cifra que se queda bastante corta para todos los compromisos del Estado.

¿Cómo mira que en el país se esté hablando de una extrema derecha y una extrema izquierda?

En el espectro político de los países se da de todo, yo soy de centro derecha y desde allí he actuado toda mi vida, creo que esa es la posición correcta; en el centro está la medianía y la virtud. A mí me gusta el centro, pero hacia la derecha.

En el momento en que salga ese último fallo, ¿qué anuncio hará al otro día, qué tiene pensado?


Es difícil ponerse uno a pensar en eso, pero qué haría: antes de tomar cualquier determinación, voy a visitar las distintas regiones, conversar con la gente, mirar qué están pensando, cuál es la problemática del país, cuáles son las grandes inquietudes, adónde hay que dirigir la mirada de los dirigentes y tener una conexión con la opinión pública y con el ciudadano del común.

¿Qué piensa de la polarización?

En todo país es supremamente importante que exista oposición. Cuando hay ese unanimismo, lo único que se da en los gobiernos es la corrupción y el clientelismo, y por lo tanto es muy importante que haya una oposición en este, en el que sigue y en todo gobierno. Algunos lo llaman polarización, a veces los debates son un poco más virulentos de la cuenta, pero eso no serán los míos en el momento que me corresponda salir. Eso depende mucho de cada persona, de cada temperamento, del modo de ser, de modo que yo no voy a estar en temas de polarización.

¿La polarización que hay ahora hace daño?

Creo que a veces los debates son más encendidos de la cuenta, pero eso es parte de la democracia, creo que no se le puede tapar la boca a una persona, así esté haciendo comentarios de uno u otro género, creo que eso es parte de esta democracia. Cuando ya hay exceso, nos salimos de lo que aconseja un sistema democrático como debe ser, de cómo deben adelantarse los debates civilizadamente. Aunque tampoco hemos llegado a límites insoportables.

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