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Los reparos al sistema de medición de la Educación Superior en Colombia

La nueva herramienta con la que el Gobierno evaluó el desempeño de 187 instituciones de educación superior del país requiere ajustes. Así lo afirman expertos en el tema. Análisis.

2 de agosto de 2015 Por: Por María Teresa Arboleda Grajales, reportera de El País

La nueva herramienta con la que el Gobierno evaluó el desempeño de 187 instituciones de educación superior del país requiere ajustes. Así lo afirman expertos en el tema. Análisis.

Polémico, como suelen ser todos los rankings, ha resultado  el Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación,  Mide, que realizó por primera vez el Ministerio de Educación Nacional, MEN,  publicado a mediados de julio. De  acuerdo con voceros del organismo, se busca con este comparativo que  los padres  de familia y estudiantes de colegios se informen de manera clara y tomen la mejor decisión respecto a la universidad donde van a cursar  estudios de pregrado, maestría y doctorado.

 Como es  conocido, se   evaluaron 18 variables en   187  instituciones de educación superior, IES, de  47 municipios del país, entre ellas, el desempeño académico de los estudiantes en las pruebas Saber Pro, la empleabilidad de los egresados y su salario, la calidad docente, la investigación, la internacionalización de la universidad y la capacidad de generar recursos propios. 

A su vez, dichas variables están dentro de 6 dimensiones, entre ellas,   estudiantes, docentes y entorno.

Encabeza el listado la Universidad de los Andes, en tanto que tres instituciones del  Valle  figuran entre las 20 mejores del país:  la Universidad Icesi, que se ubica en el puesto 9 a nivel nacional, la   Javeriana (el MEN midió de manera consolidada las sedes de Bogotá y Cali) en el puesto 7 y la Universidad del Valle, que ocupa el 13.

Teniendo en cuenta parámetros comunes, se clasificaron en cuatro categorías: enfoque doctoral,  enfoque maestría, énfasis pregrado  y especializadas en un área.

La  muestra estuvo compuesta por 82 universidades y 105 instituciones universitarias, de las cuales 58 son oficiales y 129 son privadas. 

Para obtener la información, el MEN trabajó con cifras de bases de datos públicas y privadas, como el Icfes, Colciencias, el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES y el Observatorio Laboral para la Educación, OLE, entre otros.

Como quiera que el Mide pretende  obtener información objetiva, transparente, relevante y replicable a través de un reporte del estado de la educación superior que permita comprender y valorar la calidad, lo cierto es que todos no están conformes  con los resultados.

Por ello, El País consultó a expertos en educación quienes hacen un análisis de  esta nueva herramienta de medición.

Es una estrategia atrevida y muy útil, Francisco Piedrahíta, rector Universidad Icesi El Mide ha pisado muchos callos, pero  es una forma de mostrar números importantes que muchos no conocen. Por ejemplo, para  el tema de egresados, en el que nos va excelente, se toma una base de datos (OLE) que tiene  información de aportes de seguridad social de los graduados de las universidades, su remuneración promedio y con base en ello saben si están trabajando y calculan el  salario. A esto se refiere la variable empleabilidad. Discrepo de quienes afirman que es más fácil emplearse cuando se es egresado de una universidad privada, porque se tienen más recursos económicos y contactos, que cuando se sale de una oficial. Aquí, en Icesi, se gradúan unos pocos que tienen la condición porque la familia es dueña de empresa,  pero también hay muchísimos jóvenes que no cuentan con dichas relaciones. Y quiero destacar  apuestas institucionales como el Centro de Desarrollo Profesional, que busca hacer lo más efectiva posible la transición de la vida universitaria a la vida laboral.   En cuanto a la clasificación llamada ‘Recursos propios’,  es desafortunada, porque en las privadas todos son ingresos propios, excepto unas transferencias por las becas Pilo y un auxilio de Colciencias si participamos en un concurso, lo demás hay que rebuscarlo.  Respecto  a la medición por igual a oficiales y privadas,  las instituciones que ofrecemos títulos profesionales tenemos la misma misión, hay variaciones de esa misión, unas nos enfocamos  en la docencia y otras tienen un foco muy grande en investigación, pero el Mide pondera todo. Ahora, algunas oficiales  no reciben mucho dinero del Estado, ahí la pregunta es cómo van a sobrevivir, porque con  pocos recursos no se puede ofrecer una educación de calidad. Lamentablemente, las universidades oficiales no se han preocupado mucho por ese tema y es una pena. A ellas les  va muy bien en desempeño, en docencia, en investigación, pero en graduados,  les va muy mal. Es un tema de foco, las oficiales deben hacer un trabajo mejor para ayudar a los muchachos a aterrizar en el mundo laboral,  es un esfuerzo  que no va a descuadrar sus finanzas.  El Mide  tiene serias limitaciones, Luis Felipe Gómez R., S.J., rector de la Pontificia Universidad Javeriana Cali. Es una herramienta interesante, pero en proceso de construcción, que deberá afinarse y  utilizarse en el contexto concreto de la universidad que se esté analizando, para complementar la mirada sobre la misma. Una evolución necesaria es la de adecuarla a cada uno de los cuatro tipos de universidades. Es un ejercicio inicial que se espera aporte, pero es incompleto. El Mide no mide todo lo que pretende medir, por lo menos no como se requeriría, y no toma en cuenta el aporte específico de cada universidad. Al compararlo con el modo en que funcionan las universidades, faltan criterios importantes por integrar a sus modos de evaluación. Por lo tanto, la información generada por este puede resultar incompleta e imprecisa, si bien puede ayudar a orientar la toma de decisiones, deberá ser utilizada con mucha cautela. A futuro,  hay que tener en cuenta al menos 4 aspectos:  El Desempeño de los estudiantes es medido al finalizar su proceso educativo a través de las pruebas Saber Pro en las competencias de lectura crítica, razonamiento cuantitativo y otras específicas. La manera de medirlo no es la más adecuada, pues no explicita lo que la institución aportó al estudiante. Medir el impacto en el entorno, a través de la proyección social de las universidades, para que esfuerzos muy significativos tengan visibilidad en el indicador. Las universidades regionales en particular hacemos muy importantes esfuerzos de proyección. Evaluar el impacto vía egresados no solo en términos de salario, sino de otras variables que muestren una dimensión observada en términos de los emprendimientos y otras formas de vinculación al mundo económico y social.La internacionalización debe ser medida también en términos de movilidad estudiantil y de profesores. Respecto a la comparación entre privadas y oficiales, no hace daño, siempre y cuando se module por las diferencias estructurales entre unas y otras. Por lo anterior, la información generada por el Mide es incompleta e imprecisa, y con ello, el propósito del Ministerio de dar información relevante a las familias no se cumple, pues tiene serias limitaciones. No se ajusta a lo que se debe evaluar Iván Enrique Ramos C., rector Univalle. Reconocemos los esfuerzos del Ministerio por brindar información, pero el Mide tiene limitaciones en sus dimensiones,   enfoques,  indicadores, datos utilizados,  períodos de observación definidos y  pesos ponderados. Es necesario conocer más los fundamentos conceptuales, metodológicos y técnicos que soportan su construcción y aplicación para el 2015, proceso que se adelanta con el MEN. Sin caer en la tentación de hacer propuestas institucionales, y sin haber finalizado un verdadero análisis, hay que reconocer que hay propuestas que no se tuvieron en cuenta como referentes internacionales: la iniciativa del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, que  busca la construcción de un Mapa de la Educación Superior en estas regiones, como  herramienta que se fundamenta en la cooperación y no en la competencia.  Desde el Sistema Universitario Estatal construiremos un documento argumentativo y propositivo que incluya otros elementos, en los que se deben resolver los problemas de la calidad y una auditoría de los datos usados para la medición, unos indicadores que reflejen el modelo de universidad que requiere el país, los mecanismos de verificación de los resultados, por parte de las IES; los manuales para el uso y la interpretación de los mismos; una justificación clara acerca de los referentes nacionales e internacionales para la construcción de los indicadores; y algo importante, la evaluación de los mecanismos y las herramientas metodológicas como los indicadores SUE, que se utilizan  para las universidades públicas en Colombia, y el modelo de acreditación institucional con la experiencia del Consejo Nacional de Acreditación en  estos años.  El Mide no contempla el carácter y la presencia regional de algunas universidades, se desconoce su historia,  trayectoria cultural, social y política. Se deben incluir elementos que reconozcan las diferencias de todo tipo que existen, no solo el carácter público o privado, sino los lugares donde se ofertan los programas, el número de estos y su complejidad;  áreas de conocimiento, variables del entorno y los factores que reconocen su tamaño como la cobertura. Los resultados del Mide tienen esa dificultad, y  están generando múltiples interpretaciones de quienes los utilizan sin un verdadero análisis. Y las lógicas de lo privado y lo público en la educación superior son distintas, no solo por el origen de los recursos, sino por la reglamentación  que las regula. 

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