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"Las Farc no están llamadas a hacerle control político al Gobierno": Minagricultura

El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dice que sería un “disparate” pensar que las Farc pueden hacer control político y que lo que deben hacer es dedicarse a negociar.

5 de febrero de 2013 Por: Fenner Ortiz R | Reportero de El País, Bogotá

El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dice que sería un “disparate” pensar que las Farc pueden hacer control político y que lo que deben hacer es dedicarse a negociar.

Usted dice que las Farc son las mayores despojadoras de tierras en el país, ¿en qué basa ese señalamiento?En el testimonio de las propias víctimas reclamantes. Cuando hoy en día se presenta una reclamación para restitución de tierras, al amparo de la Ley 1448 de 2011, a cada una de esas víctimas se les hace una entrevista: cuándo se la despojaron, qué tierra, dónde estaba, dónde era su finca, en qué año, qué pasó y una de las preguntas que se les hace es quiénes fueron sus despojadores. Pues bien, de las tierras reclamadas, que ya van en más de dos millones de hectáreas, las propias víctimas, una vez que se tabulan sus respuestas, señalan a las Farc como las despojadoras de cerca de 800.000 hectáreas, que es aproximadamente un tercio y, en proporción parecida, a los paramilitares y a otros grupos delincuenciales.Entonces, ¿con base en los testimonios, la guerrilla sigue hoy apropiándose de tierra a la fuerza?Creo que en este momento menos, creo que en este momento, sí lo hay, son casos muy aislados, pero lo que sí es cierto es que hay una acumulación histórica de tierras en que forzaron desplazamientos o se apoderaron de ellas o baldíos que invadieron, fruto de cuando realizaron operaciones de mucho más envergadura de las que hoy están teniendo.En esos casos ¿A quién se le reclama cuando la guerrilla dice desde La Habana que no tiene tierras?Por ejemplo, ya salió una primera sentencia de un juez agrario de Ibagué que le devuelve una tierra a un campesino de Ataco cuyo despojador fueron las Farc y van a venir muchas sentencias. Nosotros estamos aplicando la Ley de Restitución de Tierras por igual rasero para todo el mundo, independientemente de quién hubiere sido el despojador, porque tan víctimas son quienes les quitaron la tierra los paramilitares, como los delincuentes comunes, como las Farc.Entonces si yo presento una reclamación seria, si al verificar la Unidad de Restitución todos los pormenores se cerciora que es una reclamación fundamentada va al estrado del juez agrario para que él diga la última palabra, independiente de quién hubiere sido el despojador.¿Se puede dar una dualidad de reclamaciones en el momento en que se firmen los acuerdos con la guerrilla, es decir que unos pedirán restitución al amparo de la Ley de Tierras y otros como víctimas directas de la subversión?Si un terreno o una finca fue despojado por alguien, sea Farc, paramilitares u otros, y a quien se lo despojaron presenta una reclamación dentro del procedimiento de la Ley eso se tramita de conformidad con el procedimiento que señala esa Ley. Ya tenemos más de 1.500 demandas presentadas ante los jueces y por eso hemos dicho nosotros que esa es una ley vigente y las leyes vigentes se cumplen no se negocian y por eso la política de restitución prevista y esta ley no está en negociación ni en Oslo, ni en La Habana, ni en Bogotá, ni en ninguna otra parte, simplemente se cumple.Se dice que la respuesta que usted le dio a las Farc de no asistir a La Habana le puso el freno de mano al show que se quería montar…No fue precisamente poner freno de mano al proceso de paz, sino que con mi no asistencia contribuí a que el proceso continúe por los cauces normales que se han acordado. Es decir, los negociadores son los cinco señores que están allá, presididos por Humberto de la Calle y las Farc tienen los suyos. Mal haríamos los ministros si con motivo de cualquier rueda de prensa que den los de las Farc en La Habana, lo emplazan a uno a que concurra y salir corriendo para allá, para eso están los negociadores. Y mal haríamos nosotros también estar comentando tal cosa de tal comunicado o mesa redonda que hagan las Farc, porque para eso están los negociadores. ¿Entonces?El Gobierno ha dicho y dice que lo más constructivo es que una negociación discreta, no es con una negociación por micrófonos como vamos a avanzar y entonces lo que yo quise hacer con la no asistencia a La Habana fue una contribución a la discreción y al buen orden y a los conductos regulares que se han establecido para que se adelanten esas negociaciones.¿Su negativa frenó la intención que tenían las Farc de comenzar una especie de control político a los ministros?Pero quién dijo ¡por Dios que las Farc están llamadas a hacerle control político al Gobierno!, eso de por sí es un disparate y si algún guerrillero ha pensado eso está completamente desenfocado. El único que puede hacer constitucionalmente controles políticos es el Congreso; el único que puede hacer mociones de censura es el Congreso, proceso que está debidamente reglamentado en la Constitución. Ni más faltaba que le fueran a hacer a uno emplazamientos y juicios políticos desde La Habana, que en vez de estar intentando hacer eso, que no les va a prosperar, debieran es estar sentados discretamente avanzando desde un punto de vista pragmático y concreto con los negociadores del Gobierno.Y, ¿la ley de desarrollo rural que ustedes vienen socializando?Ese es otro tema conexo pero diferente. Esa ley no versa sobre los temas de restitución, ella habla de temas atinentes al desarrollo rural, al acceso a tierras de campesinos, no es propiamente una ley de restitución. Esa ley, en este momento, la estamos consultando, como ordena la Constitución, con las comunidades negras e indígenas y una vez concluya esa consulta irá a su destino natural que es el Congreso.Pero, ¿qué es en últimas esa ley?Es uno de los documentos que plasma la visión del Gobierno sobre el desarrollo rural y es uno de los insumos que puede animar el diálogo en La Habana, pero no es que esa ley se esté negociando allá, es un documento en el que se puede conocer cuáles son las visiones que tiene el Gobierno. Si hay convergencias o no con las Farc sobre eso, pues surgirán las negociaciones, pero como tal, como proyecto, se está consultando con las minorías étnicas.Comparando el texto del proyecto del Gobierno y el decálogo de las Farc se evidencian coincidencias, entonces ¿podrían las Farc frenar el proyecto para que no llegue al Congreso?No. Ellos están conociendo el proyecto como lo ha conocido toda la opinión pública colombiana, pero el Gobierno ha sido muy claro, nosotros no vamos a paralizar ni la acción gubernamental ni la acción del Gobierno por el hecho que haya unas negociaciones de paz y mal podríamos hacerlo. Siguen los proyectos, siguen los planes gubernamentales, sigue la acción, sigue la ejecución del presupuesto, en fin, sigue la acción propia de un Gobierno.El presidente Juan Manuel Santos ha sido supremamente claro en que no se van a sacrificar durante las negociaciones ni institucionalidad, o sea no se va a entregar una zona de despeje ni cosa parecida, no se va paralizar la acción de la Fuerza Pública, ni se va a paralizar la agenda hasta que se firme la paz y se depongan las armas. Si allá llegamos, de seguro habrá conclusiones que incorporarán a la legislación nacional.¿Cuál es la mayor dificultad que han tenido en el proceso de consulta previa del proyecto de Desarrollo Rural?El mayor inconveniente, pero no el único, es la lentitud porque usted no tiene un solo interlocutor al otro lado de la mesa, tiene que negociar con los indígenas de la Sierra Nevada, con los de los Llanos Orientales, con los del Amazonas, con los del Catatumbo y con todos separadamente porque ninguno se siente identificado con el otro.Hemos tenido dificultades con las comunidades afrodescendientes, porque durante más de un año y a raíz de varios fallos del Consejo de Estado no hubo interlocutor válido con personería jurídica para entablar esa negociación y solo recientemente se ha iniciado. Encima de eso, hay un fallo de la Corte Constitucional que dice que el interlocutor válido en cuanto tiene que ver con las negritudes son todos aquellos territorios y organizaciones que tengan personería jurídica y son más de 300. Entonces esto es una negociación a muchas bandas, muy dispendioso.¿De los dos millones de hectáreas que se están reclamando, cuántas se van a entregar este año?Como le digo ya tenemos más de 1.500 demandas presentadas. Creo que este año vamos a terminar entre 8.000 y 10.000 demandas presentadas ante los jueces agrarios, cosa que nunca se había visto en Colombia. Esto hay que hacerlo con cuidado y dentro de un procedimiento legal muy estricto, esto no es como algunos creen que es soplando y haciendo botellas, algunos dicen ‘bueno la reclamación que entra por una ventanilla tiene que salir por la otra al otro día con resolución de restitución’, eso no es así. Cada reclamación hay que ir al terreno donde estuvo la finca, hay que delimitar linderos, hay que hacer georrefrenciación, hay que establecer que no haya minas instaladas, hay que ver que haya condiciones de seguridad adecuadas, hay que hacer las mediciones correspondientes a fin de coordinar el catastro con el registro para llevarle al juez una solicitud bien fundamentada. Cuando todas esas condiciones están, cuando se ha certificado que se cumple con la Ley de Víctimas y Restitución se acompaña a la víctima a los estrados y se presenta la demanda. De manera que ya empiezan a salir los primeros fallos. Restituida la tierra, ¿hay acompañamiento y proyectos productivos para que el campesino no termine vendiendo la parcela por unos cuantos pesos?Sí los hay y ese es nuestro propósito. Por ejemplo, ya hubo fallos de restitución en Mampuján, tierras que despojaron allá los paramilitares, esas se restituyeron acompañadas de proyectos productivos y de vivienda rural. Ese es el propósito.Ministro, ¿ha llegado al punto de querer botar la toalla?No, yo estoy aquí muy comprometido. Más que cansado y con ganas de botar la toalla, al contrario, entusiasmado por ir haciéndole frente a esto que no es fácil, porque esta política de restitución pisa callos, afecta intereses deshonestos que estaban enquistados allí, con tierras que habían quitado a la fuerza, tierras ajenas que nunca fueron las propias. Entonces, naturalmente, cuando se busca la restitución hay dificultades, hay amenazas, hay problemas, pero esos son problemas que hay que afrontar con responsabilidad y la mayor responsabilidad es no botar la toalla a mitad de camino.

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