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La tecnología tiene asombrado al sargento César Augusto Lasso

Los médicos le detectaron al sargento César Augusto hipertensión y algunos problemas de visión por lo que tendrá que usar gafas de ahora en adelante.

4 de abril de 2012 Por: Daniel Suárez Pérez / Reportero de El País

Los médicos le detectaron al sargento César Augusto hipertensión y algunos problemas de visión por lo que tendrá que usar gafas de ahora en adelante.

El sargento César Augusto Lasso Monsalve tuvo que aplazar el sueño que quería cumplir apenas se reencontrara con su familia en la noche del lunes. Todos estaban en torno a él esperando a que le leyera una parte de la Biblia en el hospital de la Policía en Bogotá. El suboficial no fue capaz. Después de 13 años y 4 meses de estar en la selva los médicos le diagnosticaron una “disminución de la agudeza visual”. Sus allegados pronostican que tendrán que acostumbrarse a verlo con gafas.Natalia Lasso, de 20 años, dice que lo que no perdió su tío durante el secuestro fue la memoria. Relata con asombro que recordó las edades y los cumpleaños de sus familiares; no se equivocó cuando volvió a ver sus caras: “yo tenía seis años cuando se fue, el lunes me abrazó y me dijo que cómo estaba de bonita, que si estaba estudiando o trabajando”; en las dos horas que habló con ellos recordó algunos mensajes que le enviaban por los medios de comunicación.La joven era la única sobrina que conocía el suboficial antes de su secuestro, ahora tiene nueve sobrinos. Natalia comenta que “para él todo es nuevo, hasta la gente. Apenas se está adaptando a la tecnología, parece un niño”. Cuando César Augusto arribó a la sala del aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, la mamá del sargento, Fabiola Monsalve, se comunicó con el resto de familiares que aguardaban en Bogotá. La llamada la colocaron en altavoz y lo que escuchaban era al recién liberado pidiéndole a Fabiola que le ayudara, que él no sabía cómo hablar “por eso”: un celular de baja gama. Otra imagenLos Lasso Monsalve esperaban ver a César Augusto igual o peor que en la última prueba de supervivencia del año 2009. Estaba delgado, con menos cabello y una cadena colgándole del cuello. “Teníamos esa imagen, pero yo sí llegué a pensar que lo vería más gordito. Gracias a Dios al final no estaba tan delgado”, cuenta Fabiola.Daniel Omar Lasso, hermano del sargento, comenta que César Augusto le trajo regalos a sus familiares. A su madre y a sus tres hijos les entregó flores, unas Aves del Paraíso de color rojo que cortó cuando iba a encontrarse con la comisión de las liberaciones. Al sargento también lo esperaban varias sorpresas. Juan Esteban Lasso, uno de sus sobrinos, le entregó enmarcado un dibujo de Supermán. Quería entregarle la imagen a “mi héroe”.El secuestro también le dejó a César Augusto una enfermedad que lo puede acompañar de por vida. Los Lasso Monsalve señalan que el cautiverio aceleró en el sargento la hipertensión: un trastorno que heredaron de su padre, Daniel, a quien el suboficial no puede volver a ver, pues falleció el 1 de junio de 2009, deseando el regreso de “Cesitar”.Malestares de la selvaLo primero a lo que tuvo que someterse el sargento César Augusto Lasso fue a varias revisiones médica.Los chequeos que recibió antes de subir a los helicópteros en la selva mostraban a un hombre lo suficiente sano, como para emprender un viaje de una hora en la aeronave que lo llevaría a Villavicencio.Este martes en la mañana los médicos de la Policía le detectaron, además de la disminución visual y la hipertensión arterial, enfermedad ácido péptica, pérdida de peso, rinitis y un “buen” estado de la salud mental.

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