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Rafael Nieto, precandidato del Centro Democrático a la Presidencia. | Foto: Foto: especial para El País

CENTRO DEMOCRÁTICO

"La gente no me conoce, pero esa es una ventaja": Rafael Nieto, precandidato del Centro Democrático a la Presidencia

Rafael Nieto, precandidato del Centro Democrático a la Presidencia, dice que el país no necesita más polarización.

5 de junio de 2017 Por: Redacción de El País 

Rafael Nieto Loaiza, precandidato del Centro Democrático, reconoce que es un “desconocido”, pero que esa no es una desventaja porque no tiene “cola” que le haga daño.

Asegura que de llegar a la Presidencia de la República en 2018 hará que los acuerdos de paz salgan del bloque de constitucionalidad y modificará los puntos de participación política de las Farc porque, según él, ellos deben competir en igualdad de condiciones con quienes jamás cometieron un delito.

¿Qué opinión le merece el comentario de que el Centro Democrático debe definir su candidato lo más pronto posible para posicionarlo en las elecciones del 2018?

Creo que hay que buscar el momento oportuno y no debe hacerse de manera prematura. Es obvio que habiendo cuatro precandidatos las preferencias entre los seguidores del Centro Democrático se repartan. Ese momento tiene que ser el resultado de un ejercicio de reconocimiento en el interior del partido, de la militancia y de las bases, y a partir de ese conocimiento mirar cuál es el que encara mejor las necesidades del partido hacia las elecciones del 2018.

Eso supone un trabajo de recorrer el país, de compartir ideas y programas. A seis meses de las elecciones debería estar definido el candidato y el que sea va a repuntar.

La experiencia del presidente Uribe y de Óscar Iván Zuluaga muestran que uno puede, en un tiempo corto, posicionarse hasta disputar la Presidencia. Más preocupante es la situación de Humberto De la Calle, que lleva no sé cuántos años en el panorama nacional, que ha estado en las primeras páginas de los periódicos durante los últimos dos años y tiene una intención de voto en las encuestas muy pobre.

¿Qué mecanismo cree usted que debería adoptar el partido para escoger el candidato?

Creo que podría ser una consulta, siempre y cuando se haga al tiempo que los otros partidos. Una consulta sin los otros partidos supondría la posibilidad de que ciudadanos y militantes de otros partidos terminarán influyendo de manera decisiva en la escogencia de la candidatura del CD y eso me parece inadecuado. Podría ocurrir lo mismo que en su momento con el Partido Conservador, cuando se alteró la elección entre Nohemí Sanín y Andrés Felipe Arias.

En ese reto de darse a conocer, ¿cuál es el hándicap que tiene usted con respecto a los otros candidatos de Centro Democrático?

Cuando distintas personas empezaron a buscarme para que me metiera a esta carreta puse dos argumentos: que no tengo ningún tipo de experiencia electoral y que soy un desconocido, frente a esos dos argumentos las personas que me insistían tenían dos contra argumentos poderosos: que a partir de lo que ha ocurrido globalmente, el hecho de no tener experiencia electoral no es un hándicap, sino una ventaja; la gente quiere figuras jóvenes, refrescantes no atadas a la política tradicional, sin cola, y yo reúno esas condiciones.

Trump no tenía ninguna experiencia electoral…

No me compare con Trump. Efectivamente la gente no me conoce, pero eso tiene una ventaja y es que uno no parte con un prejuicio de la ciudadanía, lo que sí le ocurre a las personas que tienen larga trayectoria en la política. Usted ve los negativos de Piedad Córdoba, o de Petro que son muy altos y difíciles de romper, yo no tengo esa dificultad, por supuesto tendré la carga inevitable de que alguien me señale por el hecho de estar en el Centro Democrático.

¿Usted coincide con Fernando Londoño en que de llegar a la Presiden- cia volverá trizas el acuerdo de paz?

En relación con el acuerdo se deben hacer correcciones de fondo sustantivas, preservando la base de una salida negociada al conflicto. Pero sin duda hay que hacer correcciones en dos grandes áreas: la primera, sacar el texto del acuerdo de la Constitución para devolver el sistema de frenos y contrapesos y las funciones propias de las ramas del poder público, que quedaron alteradas por el acuerdo y la forma en que el Gobierno ha querido implementarlos.

Lo otro tiene que ver con el exceso de privilegios que se le dan a las Farc con el propósito de crear la política, porque ellos deben hacerla, pero en las mismas condiciones que el resto de ciudadanos que nunca han delinquido.

En la convención del Centro Democrático, Londoño dijo que el partido era de extrema derecha, Álvaro Uribe que era de centro derecha. ¿Para usted en qué orilla están?

El Centro Democrático es un partido que le apuesta a la democracia y a la institución real republicana plena, y ciertamente a un modelo de economía de libre mercado. Si uno quiere encajar esos dos principios sustantivos en la derecha, el centro o la izquierda lo hará de acuerdo con su posicionamiento ideológico, pero al final termina siendo irrelevante porque creo que un nuevo presidente lo que tiene que hacer es presentarle al país un conjunto de soluciones reales. La gente no come ni de Centro Democrático, ni liberalismo, ni Polo, come pan y leche. La gente no está esperando un nuevo un ejercicio de polarización entre Uribismo y Santismo, al final ese ejercicio de polarización le es indiferente al ciudadano común y corriente.

¿Usted cree que la bandera de la paz va a poner el próximo presidente, así como puso a Juan Manuel Santos hace cuatro años?

Yo creo que va a haber cuatro ejes para esa elección: el primero, los acuerdos y su implementación, y los costos para la democracia y la participación política equitativa; el segundo, el desastre de la economía que nos vamos a encontrar el próximo año y que va a afectar seriamente la calidad de vida y el bolsillo de la inmensa mayoría de colombianos; el tercer elemento que va a ser ineludible es el de la lucha contra la corrupción que es claramente una preocupación ciudadana y yo sobre eso tengo que decir sin pelos en la lengua que la corrupción no tiene ni partido, ni color político, ni ideología, hay corruptos de derecha de centro y de izquierda y que uno tiene que perseguir con un puño de hierro, y el último elemento, es el antisantismo. No tengo duda alguna de que el presidente Santos despierta profundas aversiones en la inmensa mayoría de los colombianos y que ese elemento tendrá un efecto importante en las elecciones.

¿Usted cree que así sean santistas, los candidatos van a tratar de alejarse del presidente en campaña?

Ese es el nudo gordiano que los candidatos santistas no van a saber cómo resolver.

La lucha contra la corrupción también está de bandera para muchos
Déjeme hablar sobre el tema social más que de la corrupción. Este es un país que tiene 28 % de sus ciudadanos viviendo bajo la línea de pobreza y un 8,6 % debajo de la línea de miseria, es decir un 36 % de colombianos vive bajo línea de pobreza, eso es 2 de cada 5.

Lo que tenemos que hacer es un gobierno que independente de las ideologías sea capaz de resolver las necesidades de esas personas y eso no se hace sino generando riqueza.

El socialismo reparte miseria, multiplica los pobres, hay que generar riqueza, que este sea un país de propietarios, ese es el gran reto y ahí es donde debemos trabajar: la educación, la salud, el empleo, las prestaciones sociales, la seguridad social, la cultura, la infraestructura, toda tiene que estar claramente dirigido y focalizado a los más pobres para traerlos de la pobreza e incluirlos en el sistema haciéndolos propietarios y eso supone, por un lado fortalecer el emprendimiento y la empresa, por el otro, superar la informalidad y finalmente disminuir los impuestos.

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