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La falta de renovación tiene a los partidos políticos en el 'jurásico'

Analistas dicen que no hay espacio a la renovación ni a las nuevas ideas. Colectividades se defienden y dicen que es la sociedad la que debe definir los relevos.

5 de agosto de 2013 Por: Redacción El País, Bogotá

Analistas dicen que no hay espacio a la renovación ni a las nuevas ideas. Colectividades se defienden y dicen que es la sociedad la que debe definir los relevos.

Los partidos políticos en Colombia se quedaron en la prehistoria. La renovación aún se encuentra en las escalinatas, debido a que la ‘vieja guardia’ se mantiene al frente del timonel de muchas colectividades, algunas de ellas según la visión de analistas, se dirigen a un iceberg sin posibilidad de giro a babor o estribor. Sería un ‘Titanic político’.Esta realidad es analizada por expertos, quienes coincidieron en que hoy los partidos no le juegan a la renovación y menos al riesgo de ceder el poder que tienen, máxime cuando se acerca una contienda electoral que podría compararse con la que se dio en la agonía de la década del 80, cuando estaba en juego un proceso de paz y la Asamblea Nacional Constituyente.Si bien los partidos se han ajustado a las últimas reglas de juego electorales (tres reformas políticas desde el 2003), en la actualidad, a juicio de los analistas, el afán no es por ideales ni objetivos de cada colectividad, sino la carrera por acaparar curules en el Congreso o, en su defecto, lograr superar el umbral que les garantizaría no recibir el certificado de defunción y su salida de la arena política.Todo apunta a que los partidos no se la están jugando por la renovación y se advierte que en las directivas se mantienen los ‘caciques’ y ‘dinosaurios’ políticos, en pro de la supervivencia.Uno de los que se ríe del apelativo de ‘dinosaurios’ es el exsenador y recién electo presidente del Directorio Nacional Conservador (DNC), Ómar Yepes Alzate, quien solamente se limita a decir que “la gente tiene derecho de opinar”.Pero no es solamente Yepes quien mantiene esta visión despreocupada de la opinión. En reciente entrevista, el senador Roberto Gerlein (el congresista más veterano del país), al referirse al mismo tema, aseguró que “me es absolutamente indiferente, ese es el derecho de las gentes a llamarme como les provoque, esa es la democracia”. “No puedo cometer la tontería de creer que quienes no gustan de mi persona o de mis puntos de vista o actitudes políticas van a llamarme con cordialidad”.En busca de la renovaciónEl escenario planteado deja entrever que en Colombia los partidos no se renuevan y que en sus cuadros directivos pesa más la experiencia que el entusiasmo de las nuevas generaciones.Horacio Serpa, excandidato presidencial liberal, es uno de los que consideró que como en todos los lugares del mundo debe haber una “coordinación entre la experiencia de quienes han hecho política y trabajan de la mano con las nuevas generaciones” y dejó claro que “no hay que decir que la renovación de los partidos es sinónimo de edad; cualquiera puede marcar la diferencia”.Ómar Yepes es más explícito y deja claro que “no se puede entregar los partidos a la inexperiencia porque si bien hay oleadas en las que las nuevas generaciones buscan espacios, se quedan solo en momentos históricos”.Pero recalcó que eso es un derecho de las personas y asevera que si la sociedad toma la decisión de que “la muchachada tome los mandos del partido” es un derecho social que se debe cumplir, pero que hasta ahora no se ha registrado en los anales de la historia colombiana.Serpa, por su parte, es partidario de la combinación generacional, debido a que consideró que “la innovación puede llegar de la mano de los jóvenes o los veteranos”, por lo que sentenció: “En la vida hay todo tipo de escenarios y se puede dar el caso que haya jóvenes que lleguen a la política y no innoven”.El expresidente de la Cámara Augusto Posada tiene una visión más crítica al indicar que no observa en los partidos tradicionales “una motivación para abrir espacios para nueva sangre”, y conminó a las colectividades a que “se abran los espacios, porque las colectividades no pueden continuar siempre en las mismas manos”.Posada recordó que cuando inició su carrera política era muy joven y “tuve que buscar mi acceso de manera independiente porque no encontré los espacios”. Por eso anunció que no regresará al Congreso, precisamente, “porque hay que abrirle lugar a las nuevas generaciones”.El senador de la U, Juan Carlos Vélez, quien hoy está en las toldas del Centro Democrático, enfatizó que “en los actuales momentos los partidos pasan por su peor momento”, ya que en su criterio carecen de ideas y no existe una sintonía con la opinión pública.Esta realidad que planteó Vélez obliga, según su criterio, a que “los partidos busquen su renovación y abran más espacios a las nuevas generaciones”, debido a que sentenció que “hoy en Colombia pertenecer a un partido ya no es representativo ni importante, es como afiliarse a cualquier cosa”.Comentó además que los partidos no tienen sintonía con las nuevas generaciones a quienes les tienden una cortina que no pueden pasar, además existe “una confusión ideológica que no ayuda a que se vuelvan atractivos para los jóvenes, ya que uno ve gente de la izquierda en la derecha o viceversa. Eso no ayuda en nada”.Sin rumbo ideológicoEl analista Fernando Giraldo compartió la tesis de la ausencia de marcos ideológicos que identifiquen a los partidos y advirtió que este fenómeno determina “que no se abran espacios a las nuevas ideas, porque lo único que les interesan son los votos y para lograrlos lo hacen como lo han hecho de antaño, con prácticas clientelistas y de otras formas que les garanticen más curules”. Pero hay visiones más radicales sobre la situación, esas que advierten que el sentido de la política se perdió en el país y que hoy priman más los intereses individuales que las ideologías.El politólogo Ernesto Rengifo dijo que “a los partidos lo único que les gusta es el poder y quienes hacen parte de estas colectividades lo único que buscan es favorecer sus intereses personales”.Añadió que la política “no se puede manejar como si se tratara de una finca y los partidos siguen estando en las manos de los dinosaurios. No hay renovación”.Giraldo, entre tanto, observó que existe un fenómeno adicional y tiene que ver con la presencia de los partidos en el ámbito nacional.Explicó que en Colombia los partidos regionales no tienen cabida, ya que “lo que predomina es la presencia nacional, por lo que cualquier intento de sacar adelante un proyecto en alguna zona del país, fracasa”. “Lo único regional que existe son las redes que ya tienen tejidas los senadores y la única ideología que tienen es lograr votos a toda costa”, dijo.Para los analistas es claro que quienes están hoy al mando de los partidos son personas que ya tienen una tradición política que incluso la heredan a sus familiares. Coincidieron además en argumentar que en los cuadros directivos hay un ‘círculo vicioso’ ya que se observa que los jefes o directores van y vienen en diferentes oportunidades. Por ello, recalcaron que no es raro que senadores como Efraín Cepeda en el conservatismo hayan repetido presidencia; o Clara López, en el Polo Democrático.

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