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La experiencia de un anestesiólogo con la marihuana medicinal

Los usos medicinales no son adictivos ni causante de trastornos sicoactivos. Es mito.

26 de mayo de 2016 Por: Dario Posada | Anestesiólogo del Centro Médico Imbanaco*.

Los usos medicinales no son adictivos ni causante de trastornos sicoactivos. Es mito.

Mi experiencia con el uso del cannabis ha sido fabulosa. Ver a mis pacientes sin sus crisis agudas de ansiedad, sin insomnio y sin dolor o que con el solo suministro de una gotita antes de dormir, puedan conciliar el sueño, no tiene precio.

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Para ellos, para quienes nuestra medicina dejó de funcionar, el cannabis es bendito. Al menor costo, tanto económico, como en calidad de vida, pues son ellos quienes, por su estado avanzado de la enfermedad, ya no toleran los efectos colaterales de los medicamentos, tóxicos a su diezmado organismo.

Mi primera experiencia del uso del cannabis fue con un familiar, con una enfermedad degenerativa, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), quien al no responder a la medicina convencional, la enfermedad se convirtió en una situación angustiosa, desesperada y dolorosa emocionalmente para él y para la familia.

En la impotencia de no poder ofrecerle una respuesta desde mi campo de la medicina convencional, empecé a leer y encontré mucha literatura del uso del cannabis medicinal legalmente, desde hace muchos años, en muchos países como Estados Unidos y Alemania. Ante una situación desesperante, decidí intervenir con el uso del cannabis y el resultado fue maravilloso.

Aliviar su dolor, su angustia, en sus estados agudos de ansiedad, y permitir que sus noches transcurrieran plácidas, es decir con una calidad de vida que había perdido, me reconfortaron en lo personal y en lo profesional.

Nuestro uso, que aún es artesanal, consiste en un extracto, preparado en aceite de oliva, pero que contiene el poder medicinal de los cannabinoides, componentes que actúan de manera natural como relajantes en el organismo. Una gotita o dos gotitas, antes de acostarse, permiten conciliar el sueño, dosis mejoradas reducen la ansiedad, el dolor físico, mejorar el apetito, levantar el estado de ánimo, partiendo de la desaparición de los trastornos del sueño.

En los países de Europa, en cuya literatura investigué, su uso legalizado ha llevado a los laboratorios a procesar el cannabis, a separar los 17 tipos de cannabinoides, y usarlos de acuerdo con la enfermedad, como por ejemplo, el dolor de cabeza, la epilepsia, el asma e, incluso, el sobre peso, entre otras. 

Hay un cannabinoide capaz de disminuir el apetito, otro capaz de abrir el apetito y su uso puede ser de acuerdo a la necesidad.

Estos usos medicinales no son adictivos ni causante de trastornos sicoactivos. Hacen parte del mito. Lo único malo del cannabis es la sanción social, porque todos los problemas de la drogadicción se han asociado a la marihuana.

*Anestesiólogo del Centro Médico Imbanaco

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