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“Instituciones están siendo secuestradas por los corruptos”

El procurador General, Alejandro Ordóñez, aseguró que en Colombia la corrupción mutó y que los grupos delincuenciales filtraron los organismos del Estado.

11 de diciembre de 2011 Por: Fenner Ortiz R. | Reportero de El País, Bogotá

El procurador General, Alejandro Ordóñez, aseguró que en Colombia la corrupción mutó y que los grupos delincuenciales filtraron los organismos del Estado.

El procurador General, Alejandro Ordóñez, es un hombre de principios. Los defiende. Compara la situación de corrupción con el invierno y dice que así como la naturaleza reclama su terreno, la realidad social está en emergencia, porque se prepararon personas para la globalización, pero sin principios.No descarta una eventual búsqueda de la reelección en el cargo y se declara “analfabeto” cuando se le cuestiona sobre la lectura que le da a la postulación conservadora que le han hecho a la Presidencia de la República.En entrevista con El País, el Procurador habló de la reforma a la justicia, la ola invernal y las leyes, de las que pidió haya una abstinencia y que, por diez años, se apliquen las que existen.La Reforma a la Justicia que tramita el Congreso ¿sirve para algo?He sido crítico de este proceso y ahí se han agotado los primeros cuatro debates, tenemos otros cuatro. Creo que si el Congreso quiere y si el Gobierno tiene la voluntad podría aprovechar las vacaciones para reflexionar seriamente sobre cuáles han sido las deficiencias, cuáles han sido las críticas para tratar de hacer reformulaciones y realizar todas las modificaciones necesarias para sacarla avante y no perder esta oportunidad, porque se ha creado toda una expectativa alrededor de la reforma a la administración de justicia y sería un pésimo precedente que toda esta expectativa sea frustrada.Pero, ¿cómo debería ser la reforma?Una justicia que no sea pronta y que no sea cumplida no sirve de nada es el gran problema que se tiene que afrontar con decisión, los otros problemas, si se quieren, son secundarios.Al hombre común, como decía un amigo mío, lo que le interesa es que cuando acuda a la justicia se tomen decisiones prontas y que el Estado solucionó ese problema que tuvo con el vecino, con quien hizo un contrato, o quien lo afectó en su vida, su honra y bienes. Si se logra fortalecer la justicia, eso sería un gran servicio.¿Será que esta reforma se convirtió en un pulso de egos entre el Gobierno, el Congreso y las Cortes?No le quiero echar más leña al fuego. No voy a detenerme si es un pulso o no. Pienso que hay que aprovechar esta etapa de vacaciones para pedirle al Niño Dios que aclare el entendimiento de esos que están en estas deliberaciones.¿Cómo ve usted el proyecto de marco legal para la paz?Tengo mucha cautela, preocupación. Hay que esperar estos diseños normativos y en eso el que tiene el manejo del orden público es el Presidente. Vamos a estar expectantes. Pero, ¿es viable esta normatividad?Hay que estar muy pendiente de que estas normatividades respondan a los estándares internacionales que son muy exigentes, por eso hacer un marco jurídico para la paz en donde se ignoren las consecuencias que van inevitablemente a derivarse de todos estos actos crímenes de guerra y afectaciones al Derecho Internacional Humanitario pues, en últimas, no va a contribuir mucho a una solución del conflicto.De reelección y candidaturaUsted está en su recta final en la Procuraduría, ¿va por la reelección?No he tomado una decisión, lo consideraría prematuro, pero me gusta lo que estoy haciendo no obstante las amarguras, dolores de cabeza y las satisfacciones pienso que ha sido un balance favorable. Me gusta lo que hago, quiero hacer lo que hago, pero hay que esperar a mediados del año entrante decir si hago las gestiones necesarias para lograr la reelección.¿Qué lectura le da usted que el conservatismo lo tenga en primera línea para que sea su candidato a la Presidencia de la República?No tengo ninguna lectura, soy analfabeto en esa materia. (risas)Invierno y procesos¿Qué falencias ha detectado su despacho en la atención de esta y la anterior ola invernal?Lo que quedó de manifiesto en esta ola invernal son las vulnerabilidades de nuestros sistemas de prevención. Ello ha puesto en evidencia cómo carecíamos de un eficiente y eficaz de prevención. En materia preventiva, hemos participado con el Gobierno haciendo acompañamientos necesarios a efectos de lograr que los recursos existentes logren llegar a tiempo a las más distantes zonas territoriales que están sufriendo este flagelo de la naturaleza, pero allí hemos encontrado obstáculos no fáciles de remover, porque la ejecución de estos recursos ha sido muy dispendiosa y porque los procedimientos no han sido muy expeditos.También existen obstáculos administrativos que han hecho, por ejemplo, que la ejecuciones de estos recursos para enfrentar esta severa ola invernal no se han hecho de la manera como hubiéramos querido.¿Esto ya ha generado decisiones?Esto es preventivo. En lo disciplinario hemos iniciado procesos contra alcaldes. De la Primera ola hay 257 procesos, sobre todo, contra alcaldes por omisión, irregularidades administrativas, utilización de recursos en campañas. Y, de la actual hemos hay 81 procesos.Corrupción y culturaProcurador, ¿hay una cultura corrupta en Colombia?Nosotros tenemos, en estos tres años de gestión, autoridad para decir que en Colombia la corrupción ha mutado. Ya no es solamente el recibir sobornos por adjudicar un contrato o por conceder una licencia o por realizar algún trámite administrativo. Ésta también existe, pero hoy en día estamos ante el grave riesgo de que las instituciones sean cooptadas o secuestradas por estructuras delincuenciales a efectos de diseñar las políticas públicas que los beneficien. Eso cada vez más es un riesgo y no sólo riesgo, sino una circunstancia que ha prendido las alarmas en toda la sociedad y en toda la institucionalidad.Pero no solamente eso y debemos ser claros y es que el sector privado está igualmente afectado por esa enfermedad de la corrupción, de la cultura del soborno y de la ilegalidad.Por eso, no solo debemos hacer esfuerzos por sancionar al delincuente o aplicar la ley o diseñar nuevos instrumentos normativos, se debe trabajar intensamente en la creación o en la transmisión de principios y de valores, hacer una pedagogía social en este campo y no solamente la misión del Estado de combatir el delito contra la corrupción. La otra parte le compete a la sociedad, a la educación, los partidos, la iglesia a todo el sector privado, porque si logramos articular la ley con la cultura estamos dando una respuesta adecuada para lograr contrarrestar la corrupción. ¿Cuál es el papel de la ley?Si nos quedamos sólo con la ley, la corrupción se va a desbordar de manera inevitable. Pero aquí hay que ser nivelados, no podemos -dijeramos- enviar una imagen a la sociedad de que no hay nada qué hacer, que aquí los corruptos triunfaron, porque ese mensaje es gravísimo. ¡No! la mayoría de los colombianos es gente buena, son familias que se han dedicado al trabajo, a la formación y a la creación de personas con principios y con valores, somos más los que no somos buscados por las autoridades, somos más los de bien. Así como hace unos días salieron los colombianos para protestar contra la violencia y esos millones de colombianos son gente honesta, esa gente es la que se requiere que esté en pie de lucha por la defensa de una ética pública.Porque el hombre es dócil a la ley cuando no sólo le teme a las consecuencias de la ilegalidad, sino que quiere, que ama actuar bien, porque sabe que de esa manera está creándole a sus hijos un escenario no solo en sus derechos sino una vida digna y estos solo se crean y se generan a partir de sólidas células familiares, que formen hombres para ejercer las virtudes cívicas y de esta manera tendremos buenos alcaldes, gobernadores, ministros, presidentes. Por eso, el reto que tenemos los colombianos es gigantesco y vamos a derrotar la corrupción, la cultura del soborno.Pero ¿cómo garantizar esa credibilidad ciudadana cuando el mensaje es que los corruptos que negocian con la justicia son condenados a penas irrisorias?Todas esas experiencias que nosotros tenemos, donde observamos que hay circunstancias institucionales que pueden generar escenarios donde no se impongan las sanciones debidas, es -indudable- que esas experiencias nos tienen que servir para perfeccionar nuestras instituciones, para modificar lo que se tenga. Entonces, ¿en dónde radica el problema?En suma, el problema no está en las leyes. Pudiéramos hacer una abstinencia legal, es decir que no hubiera más leyes (por parte del Congreso), que nos quedáramos con las que están durante diez años. Pero, si tenemos la voluntad política para aplicar esas leyes y para cumplirlas y tenemos los mecanismos para hacerlas cumplir y a eso le agregamos la pedagogía necesaria para crear escenarios para que se permita, no solamente la transmisión de ejercicios cívicos sino de pedagogía de los valores, sí podemos articular ambas estrategias, le aseguro que nosotros vamos a fortalecer nuestra institucionalidad y la sociedad y permitiremos que estas grandes posibilidades de desarrollo se concreten.Las políticas públicas se sacrifican por lo márgenes de corrupción que hoy se están dando, póngase a pensar en esto ¿qué hubiéramos podido hacer si los 9,2 billones de pesos que se pierden en corrupción se hubieran invertido en lo que debería haberse hecho? Tendríamos muchas escuelas, colegios, obras públicas, de infraestructura y eso en un año, en muchos años esos 9 billones se hubieran destinado a las políticas públicas, de inversión, a la satisfacción de los derechos sociales, es indudable que nuestro escenario sería diferente. A pesar de todo, Colombia es un país próspero. Cómo sería sin el flagelo de la corrupción y cómo sería si lográramos neutralizar la corrupción.¿Se podría decir que más resultados no es sinónimo de más corrupción?La autoestima de los colombianos no debe verse afectada por esta avalancha, porque lo positivo de todo esto es que nos estamos dando cuenta de la realidad y eso es por obra de los organismos de control y la articulación de las autoridades públicas y eso es positivo dentro de lo catastrófico. Es lo mismo que pasa con la enfermedad, si usted va al médico y éste comete errores en el diagnóstico su enfermedad va a continuar, pero cuando el médico le dice cuál es su problema y debe hacer una cirugía, ésta duele y mucho, pero esa cirugía tiene un resultado y es devolverle la salud. Aquí tenemos que hacer obras, digamos, de cirujanos y estamos en plena cirugía porque estamos amputando cánceres y cuando toca amputar eso afecta el organismo, pero se restablece la salud y se restaura la función del organismo. Eso es así.¿Qué tan enfermo está el país en materia de corrupción?Ahora se dice que enseñar valores y principios era algo arcaico. A muchos programas educativos les interesaban dos cosas: primero que los niños supieran sistemas y que hablaran inglés y a eso se redujo enfrentar los retos de la globalización hablando inglés y ¡ah! Mandarín y manejando sistemas. Producimos unos monstruos hablando inglés y mandarín y manejan computadoras, pero no tienen valores, que no conocen los principios, entonces eso produce unos resultados en la sociedad.Nosotros estamos en una emergencia social hace muchos años y hoy estamos sufriendo las consecuencias de haber echado por la borda los principios y los valores que nos enseñaron; echamos por la borda nuestras tradiciones, nuestra identidad, y ahora nos asustamos, ¡Uy alcaldes corruptos, gobernadores, ministros... ¿pero qué pasa? eso es el equivalente a la inundación en nuestros valles y al rompimiento a las represas.Aquí hay que hacer dos obras: una de infraestructura y la otra de ecología. La primera de reconstrucción de la familia y, la segunda, social la defensa de la vida y desde ahí reconstruir el tejido social y con estos lograremos, al lado de la legalidad, neutralizar la corrupción.Y si pensamos que solo es con leyes y leyes y en un Estado epiléptico como este que produce decretos y reglamentos, es como una abeja que trata de pasar un vidrio, ahí se queda y se muere.

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