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“Hay que taponar las exenciones tributarias”: presidente de Anif

Sergio Clavijo, dice que hay que aplaudir la valentía del presidente Santos al destapar la corrupción y dejar que la justicia trabaje.

14 de agosto de 2011 Por: Por Margarita Vidal

Sergio Clavijo, dice que hay que aplaudir la valentía del presidente Santos al destapar la corrupción y dejar que la justicia trabaje.

Obtuvo su Phd en Economía en la Universidad de Illinois, se graduó como economista y obtuvo un magister en Economía en la Universidad de Los Andes. Ha sido codirector del Banco de la República y viceministro técnico del Ministerio de Hacienda. Fue asesor de la Comisión de Gasto Público y del gobierno Gaviria en asunto cafeteros. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Ha sido profesor universitario en Teoría y Política Monetaria. Como director de Anif, desde 2005, ha liderado muchas de las investigaciones que de cuando en cuando sacuden a la opinión pública.¿La crisis económica mundial que se presagia será profunda, como dicen unos, o no tanto, como dicen otros? ¿Nos golpeará internamente?Depende de cómo definamos crisis. Si quiere decir una nueva contracción del producto y una nueva amenaza de deflación -la llamada estanflación- que fue lo que tuvimos en el 2008 y parcialmente en el 2009, yo pensaría que existe una baja probabilidad de que se den nuevamente esas dos condiciones. Pero si hablan es de desaceleración por debajo del crecimiento potencial de los Estados Unidos -entre 2 y 2,5% - probablemente ese país verá momentos de contracción no recurrente y difícilmente crecerá más del 1.5% este año. Aquí, como todo gobierno recién llegado, el de Santos aprobó un Plan de Desarrollo optimista y ha puesto metas con una vara alta, con crecimiento del 6% y desempleo del 8.5%. Por lo menos tuvo la sindéresis de anunciar que será para el 2014. Ahora, para el 2012 estamos viendo una especie de U invertida.¿Qué significa?Frente a un crecimiento que parecía estar cerca del 5% este año, ahora vemos una desaceleración hacia el 4.5%, pero podría llegar a ser el 4%, si el precio del petróleo en vez de irse a US$110 barril llega a bajar hasta 80; arrastraría automáticamente el cúmulo de commodities en el que Colombia tiene hoy ventaja comparativa.¿Qué medidas podrían tomarse para desacelerar la caída del petróleo, a través de la Opep, por ejemplo, y de los bancos centrales, para tratar de recuperar la economía?Al haber una desaceleración mundial que hoy incluye a India y un poco a la propia China, automáticamente se retrae la demanda y los precios tienen que caer. La Opep no facilitó, como pudo hacerlo, un porcentaje mayor de barriles, tratando de darle soporte al precio; en algún momento aguantó los US$100 y los US$90, pero ya es tan evidente la desaceleración, que no creo que vaya a sostener eso. Y en lo que tiene que ver con el tipo de acciones de los bancos centrales, estamos a la espera del pronunciamiento de la Reserva Federal, que en principio debería anunciar que seguirá apoyando a los gobiernos comprándoles su deuda y a los bancos sus facturas, que es lo que ha venido haciendo.Esta semana al Banco Central Europeo le tocó salir a soportar no ya la deuda de la periferia, sino también la de Italia y la de España. El problema es que si el refinanciamiento de esas deudas toca el 7% -ha estado en 6.4- se generará una espiral que ya nadie podrá detener. De allí la importancia de que se haya actuado para tumbar ese endeudamiento del 6.4 a una cifra por debajo del 5%. Algo similar va a tener que hacer Estados Unidos. ¿En caso de una baja, qué hará Ecopetrol con sus aspiraciones de exploración y explotación?Estamos montados sobre una economía minero-energética pero no hay que olvidar que hay vasos comunicantes, y la crisis, de entrada, le pegaría a Ecopetrol. El desafío más inmediato de la empresa es que habiendo fijado el precio de $3.700 por acción, la bolsa se lo ha tumbado a niveles de $3.600 y falta ver qué ocurre. No sería descabellado decir que a lo mejor aborta la colocación de los 2.5 billones, por cuenta de esta crisis. El precio alto es necesario para poder realizar la ambiciosa exploración que se pretende y, en caso de una caída, habría que postergar alguno de esos proyectos. Y Colombia no es un gran oferente de superficies de hallazgo en el golfo o a flor de tierra. Eso encarece todas las exploraciones. Aparte de que no hemos hecho grandes hallazgos desde hace una década.Así es. Hemos estado empleando nuevas técnicas, como las de inyección de agua y explorando yacimientos ya conocidos. La ventaja es que Ecopetrol sabiamente ha hecho alianzas estratégicas en Perú y en el golfo de México, con socios como Petrobras o British Petroleum, que sí saben encontrar crudo. Pero no se debe esperar un golpe de suerte para trazar estrategias empresariales, porque es evidente que por la renta variable y por las perspectivas de exploración, esta crisis internacional podría estar replanteando el auge minero-energético que se viene pronosticando para Colombia entre 2012 y 2018.El presidente de Pacific Rubiales, Ronald Pantin, ha dicho que la franja petrolera venezolana no se interrumpe en la frontera con Colombia para volver a arrancar en la frontera con Ecuador, y que están ciertos de que harán grandes hallazgos.Sí, la hipótesis es que hay un río subterráneo que conecta a Venezuela, Colombia y Ecuador. El problema parece ser que está muy profundo y se presenta entonces el tema de los altos costos. En el caso de Pacific Rubiales, ellos han encontrado más petróleo sobre un bolsón ya conocido. La prueba de fuego será cuando se muevan a otras vecindades no exploradas donde la cartografía y la geología empiezan de cero. Hasta ahora nadie ha tenido éxito en eso.¿En qué otra forma nos golpeará la crisis mundial?Desde 2008 hemos venido campaneando en Anif sobre el tema de la reforma tributaria estructural. ¿Qué ha pasado? Básicamente, la administración Uribe oyó los cantos de sirena de la confianza inversionista, que hoy tienen en crisis a Europa. Al llegar la administración Santos corrigió eso y se dio cuenta que no podía seguir dando exenciones tributarias a trochas y mochas, y taponó el hueco del 30% de rebaja de impuestos, lo cual le genera cuatro billones de pesos. Según Salomón Kalmanovitz esos son paños de agua tibia.Claro, pensábamos que no se podía seguir dando dádivas a diestra y siniestra y ahora nos sorprende el presidente Santos diciendo que si hay una reforma tributaria, será para bajar la tributación, las tasas. El Ministro de Hacienda sigue jugando un poco al efecto cascada, el ‘trickely-down theory of economics’, pero a quienes creen que si bajamos las tasas, como hizo Irlanda, todo el mundo vendrá a invertir a Colombia, hay que decirles que se vayan bajando de esa nube. El total de tributación de Colombia es tan sólo de 13 puntos del PIB, según cifras del FMI, que dice que no estamos dos, sino tres puntos por debajo de la tributación media de la región, o sea que es el 13 contra 16.En Anif hemos dicho que hay que abordar el tema de la reforma tributaria estructural, y que si la quieren hacer sin subir tasas, en algún momento sería importante subir el IVA -inclusive del 16 al 17%. En América Latina la media ya está en el 18% y en Europa en el 20%. Pero en últimas, si de ninguna manera quieren acudir al alza de tasas, deben decirle al país cuánto más tenemos que recaudar. Ojalá lo hicieran de la manera más técnica y no en la forma antitécnica que han escogido, como es profundizar el 4x1000 y el impuesto al patrimonio, cuando todo el mundo tiene claro que es equivocado. ¿Qué conviene hacer entonces?Hay que taponar las exenciones tributarias. En algún momento se discutió la idea de eliminar todas las gabelas tributarias existentes –subrayo: todas, y bajar la tasa del impuesto de renta del 33 al 25%. De pronto Colombia podría recaudar más por esa vía, pero sabemos que el Congreso le echaría mano a la reducción al 25 pero no desmontaría las gabelas y el gobierno saldría trasquilado en una reforma tributaria.Como las cosas no están claras, entendemos que el gobierno pospusiera la reforma tributaria que había ofrecido para agosto, hasta el 2012. Esto se une con nuestra discusión anterior: si los precios del petróleo caen, si las ganancias de exploración y explotación no se dan claramente, los tres puntos de brecha de menor tributo se van a agravar, porque será imposible cerrarlos en un mundo en caída libre, en los próximos uno o dos años. Esto porque ni los precios, ni los volúmenes van a estar allí para compensar. Así que hay que evitar que, por un desmadre en los gastos en seguridad, pensiones y salud, más la idea del ‘Trickely down Theory’, a la vuelta de cinco años Colombia llegue a la situación en que está la periferia europea, con un roto fiscal mucho más grande. ¿Qué significado tiene entonces que nos dieran grado de inversión AAA?La paradoja es que en medio de esos problemas obtuviéramos ese grado de inversión. Uno se pregunta qué pasó y la conclusión es que estamos en un módulo de ‘complacencia fiscal’ internacional, queriendo decir con esto que como el resto de países van para 90 y 100 puntos de deuda y Colombia está aguantada en niveles de 30 y 40, en un contexto relativo luce de maravilla, pero la tecnocracia colombiana -eso lo saben muy bien en el gobierno- tiene que ser visionaria y entender que aunque hoy estamos bien, la desaceleración mundial, más las deudas contingentes en pensiones y salud en nuestro país, nos pasarán la cuenta de cobro más temprano que tarde.Algunos creen que el gobierno tuvo grandes logros en este primer año, pero que perdió una oportunidad de oro para sacar, con su gran capital político, una reforma estructural de la salud, que ya no da espera.Totalmente de acuerdo. Por un lado se planteó la Ley Estatutaria en Salud, que están dejando morir en esta segunda legislatura del 2011, y que era una forma de organizar el choque de trenes de las altas cortes con el gobierno, para establecer qué derechos tiene el colombiano, cuando paga el 12% de su salario en aportes para la salud. El gobierno ha querido vender la idea de que la reforma constitucional sobre sostenibilidad fiscal zanjaría la discusión, pero el Congreso no le aprobó la palabra “principio” sino la palabra “criterio” y criterio implica que es otra opinión. Y si es así seguiremos en lo que estamos cuando el gobierno trate de explicarle a la corte que con los mismos pesitos no se puede dar una homologación en salud para cobertura ilimitada.¿Dentro de este tema está la papa caliente de las pensiones, cómo la ve? Mucha gente está regresando al Seguro Social donde pagan la llamada tasa de reemplazo. Bajo determinados escenarios, especialmente de crisis internacional, los réditos que generan esos portafolios no serán suficientes para obtener ese tipo de pensiones. Desde 1993, y en forma irresponsable, el estado colombiano dejó abierto un Seguro Social que promete pensiones que no se ofrecen en ninguna otra parte del mundo. Si usted cotiza 20 años, obtendrá una pensión entre el 65 y el 70% de su sueldo promedio de los últimos años. Esa cifra en Estados Unidos es del 45%. Uno se pregunta cómo un estado como éste -donde no se tributa- puede ofrecer ese porcentaje. Por esta reforma se clama hace años. ¿Por qué nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato?Con un 80% de favorabilidad como la del presidente Santos, se puede impulsar una reforma tributaria, una reforma estatutaria y una reforma en pensiones. Ninguna de ellas está en el abanico. Yo me pregunto:¿van a esperar a la crisis del 2012 -que ya se nos vino encima- para encarar al Congreso? Sería más sabio hacerlo hoy cuando las cosas lucen mejor, porque no sabemos qué va a suceder a un año vista. ¿La crisis del 2012 es inevitable?En el caso de Colombia habrá una desaceleración que implica menor recaudo y menor crecimiento y probablemente mayor desempleo. Claramente las cifras de 2011 son mejores que las que estamos pronosticando para 2012. ¿Cómo incide en todo esto la corrupción?Hay que aplaudir la valentía del presidente Santos al destapar la corrupción allí donde la encuentra y dejar que la justicia trabaje. Pienso que se requiere mano dura para encarcelar a quien corresponda. Para fortalecer la fiscalía y las instituciones de control. Para intervenir antes de que se roben la plata y no cuatro o cinco años después. En ese sentido hay que aplaudir también la radicación de la reforma a la Justicia. Ojalá el Congreso tenga la sabiduría de establecer un equilibrio y no vayamos a terminar en que se necesita una Constituyente, para que la rama permita que la reformen a ella misma.¿Qué riesgos ve, en otros aspectos?Colombia se está desindustrializando a pasos acelerados. En ese sentido el riesgo es que no seamos capaces de romper el 11, 12% de desempleo, si no sembramos parte de la bonanza minero -energética que viene, para volvernos competitivos en el agro y en otros sectores de la industria. Eso se llama infraestructura. En Colombia el problema es que hace cinco años la composición de las exportaciones era 50 y 50 entre tradicionales y no tradicionales. Hoy ya estamos montados en 70, 80 en commodities que no generan suficiente empleo. El problema es que si aquí no convertimos las divisas que nos entren, en modernización y esta modernización en competencias en otros sectores de tecnología de punta, no vamos a sobrevivir la metamorfosis, y vamos a tener un problema social en un momento crítico, con el coeficiente Gini más concentrado de la región, con la tasa de desempleo más elevada, y una tasa de pobreza de las más altas de América Latina. El ministro Cardona lleva un año luchando con los entuertos que heredó. En muchos contratos se hicieron adjudicaciones sin estudios previos. Únale a eso los estragos del invierno...Ese es el talón de Aquiles de la economía colombiana. Veo en el ministro Cardona a un hombre comprometido y entregado a enfrentar los problemas que usted menciona. No es un sector que se arregle de la noche a la mañana. En el campo institucional no teníamos las leyes que ahora se acaban de adoptar para expropiación de terrenos, para que no ocurra lo de la vía a Buenaventura, donde se ha descubierto que cuando hicieron el trazado no había más de cuatro comunidades de minorías y hoy han aparecido cuatro o cinco más, para extorsionar al Estado y generar dádivas y sobreprecios.¿En otras palabras?No va a haber manera de que Colombia haga un tránsito amigable para convertir y mantener la competitividad del sector industrial, replanteando los sectores terciarios en servicios donde deberíamos ser competitivos. Eso me preocupa muchísimo. Ese es un tema que hay que dejarle al gobierno, pero es claro que no hay reversa en los TLC y que hay que tomar conciencia de que estos tratados son de doble vía.El tema del agro ha sido planteado por Santos y por el ministro Restrepo como una prioridad absoluta. ¿Habría lugar para el escepticismo?Pese a que en los últimos diez años se decía que no se podía progresar en ese frente, se logró un crecimiento muy ágil del sector agropecuario en Latinoamérica y no sólo de los tradicionales como Argentina y Brasil. Colombia fue el único que no logró ese crecimiento. Sin regadíos, sin infraestructura y con un cambio climático que nos ha golpeado muy fuerte, el ministro Restrepo tiene un gran desafío y creo que ya lo está encarando . A eso súmele el tema de la reforma agraria que ha planteado el gobierno por restitución de terrenos y modernización, y tenemos que la tarea luce titánica. Afortunadamente el gobierno está bien enfocado a ese respecto, pero fácil no será. Luis Alberto Moreno, presidente del BID, acaba de publicar un libro en el que augura un gran momento para Colombia. ¿Está de acuerdo?Sí, si uno examina los últimos 50 años de América Latina difícilmente encuentra un mejor momento para encarar los desafíos del desarrollo. La región, en general, no tiene hiperinflaciones ni fugas de capital; por el contrario, hay flujos de capital y hay que aprovechar lo que está pasando porque si uno mira el contexto de la región, es evidente que nos la ganaron de mano. Todo Centroamérica tiene Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, lo mismo Chile y Perú y hasta gente que era su enemiga como Nicaragua. Y eso que EE.UU. era nuestro “viejo mejor amigo”. Risa.Risa. Sí, el caso es que esta oportunidad es muy válida para la región y particularmente para Colombia, hoy con grado de inversión y con la expectativa de que va por buen camino. Hay que concretarla rápidamente para que Colombia sea el país escogido. Hay que tener en cuenta que los parafiscales, el salario mínimo, los temas de transporte con una infraestructura inadecuada, y el encarecimiento de la mano de obra no son favorables al momento de hacer sumas y restas. Eso hay que cambiarlo, pero estoy de acuerdo en que hoy tenemos una ventana, pero hay que advertir que el panorama se está oscureciendo rápidamente para el 2012, por la turbulencia internacional que deberemos enfrentar.

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