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Fundación Mi Sangre participará de la reunión del BID en Cali

Catalina Cock, directora de la Fundación Mi Sangre, habla sobre el papel de la empresa privada en el apoyo a programas sociales en Colombia.

11 de noviembre de 2013 Por: Elpaís.com.co

Catalina Cock, directora de la Fundación Mi Sangre, habla sobre el papel de la empresa privada en el apoyo a programas sociales en Colombia.

La inclusión social se ha convertido hoy en una meta ambiciosa, no solo de fundaciones sino del Gobierno y el empresariado como una forma de construir espacios de paz para que Colombia logre altos estándares de desarrollo económico.Este es precisamente uno de los objetivos de la Fundación Mi Sangre, promovida por el astro colombiano de la música Juanes. Dicha organización es una de las invitadas a participar, junto a otras 350 de todo el continente, en el marco de la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo, BID-Sociedad Civil, a celebrarse en Cali los días 14 y 15 de noviembre. Allí, líderes comunitarios y empresarios debatirán prácticas y metodologías sobre el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, la transparencia, la educación, el deporte, el uso de la tecnología como catalizador del desarrollo y la seguridad ciudadana.Catalina Cock Duque, directora de Mi Sangre, recalca que sin inclusión social es improbable lograr el desarrollo y la paz que el país anhela.¿Cuál ha sido el papel de esa fundación –liderada por Juanes— en incrementar los niveles de inclusión social, ya que pese a los avances, todavía falta mucho camino por recorrer en Colombia?En la fundación trabajamos por ayudar a crear unos entornos protectores para que niños, niñas, y jóvenes, puedan convertirse en constructores de paz. Aterrizamos esa iniciativa a través de dos programas concretos: uno de ellos es el acompañamiento psicosocial a jóvenes y niños que han sido afectados por distintos tipos de violencia. Trabajamos con ellos a escala individual, su grupo familiar y luego con toda la comunidad para reconstruir tejido social. El complemento es un programa de educación para la paz basado en el arte y la lúdica. Buscamos darles herramientas a estos niños para que puedan contribuir con la construcción de una mejor sociedad en Colombia. En esta parte trabajamos de manera articulada con diversas instituciones educativas, maestros, padres de familia y líderes juveniles para que puedan desplegar sus capacidades y el programa tenga continuidad una vez nos retiramos. Dentro de la inclusión social esto es muy significativo, ya que buscamos beneficiar a grupos muy vulnerables o afectados por la violencia, incluyendo mujeres jóvenes y niñas. ¿Por qué la inclusión social se ha convertido en una meta, algo que antes no era una prioridad en Colombia?La inclusión social es absolutamente fundamental para el desarrollo económico de cualquier país, y en el caso particular de Colombia es ahí donde precisamente nace la construcción de paz. El proceso de negociaciones (que se adelanta en La Habana) es muy importante, pero solo es un primer paso, ya que la paz se construye es en la mesa de la casa, en los colegios y en los hogares, tanto en las grandes como en las pequeñas regiones. Sin la inclusión de todos los grupos sociales no es posible construir una paz duradera.¿Hasta dónde es factible incorporar a la sociedad a aquellos grupos de población afectados por la falta de oportunidades y la pobreza?La pobreza es un tema multidimensional en Colombia. Sin duda, la generación de ingresos es importante para lograr ese propósito. Por ello, hay organizaciones en el mismo Gobierno que le deben poner el frente a esta problemática. Mi Sangre se enfoca en otros aspectos, como el desarrollo de capacidades de las personas y las habilidades socioemocionales, lo que claramente puede tener un impacto en la futura generación de ingresos, para que de esta manera puedan participar activamente en la construcción de una sociedad más pacífica, incluyente y democrática. En ese papel están los grupos juveniles que estamos apoyando para prevenirlos frente a la violencia y el reclutamiento.¿Cuál es la cobertura de los programas de la fundación, hoy?Mi Sangre ha llegado a cerca de 60.000 niños, niñas y jóvenes, y hoy atiende a 10.000 directamente, pero tenemos un efecto multiplicador significativo, ya que trabajábamos con maestros, líderes juveniles y padres de familia, que a su vez se encargan de precisamente multiplicar estos programas. Estamos en Antioquia, Bolívar, Nariño y Sucre y en alrededor de 23 municipios. ¿Qué tanto puede una fundación como Mi Sangre servir de puente para que aquellos colombianos víctimas de la violencia se vinculen al ámbito económico, puedan tener un empleo, cobertura en salud y educación, y hasta en comprar una vivienda?Este es un punto muy importante, porque si bien Mi Sangre se enfoca en dos programas precisos y concretos, jugamos actualmente un papel importante en materia de movilización social. De esta manera, dinamizamos a muchos actores hacia las universidades, la empresa privada y a organizaciones no gubernamentales para que dirijan sus esfuerzos con un objetivo común. Por ello hemos logrado estimular la generación de empleo y el emprendimiento, para que jóvenes con los cuales trabajamos se puedan vincular a otras organizaciones con oportunidades muy interesantes, como en el caso de la prestación de servicios culturales, entre otras cosas.Durante la reunión del BID y sociedad civil, a celebrarse en Cali, ¿Mi Sangre va a mostrar sus avances?Nosotros vamos a participar activamente en ese encuentro del BID para tejer redes sociales y en aprender de otros proyectos y metodologías innovadoras. Es un espacio muy importante para facilitar el diálogo entre Gobierno, sector privado y sociedad civil y conocer qué se está haciendo en distintos niveles. Queremos compartir con otros países y fundaciones nuestras propias experiencias, pues siempre hablamos de ‘co-crear’ entornos de protección, y por ello es clave tejer nuevas redes y contactos con otras organizaciones de estos tres sectores claves de la sociedad.Desde su óptica, ¿cómo ve hoy la participación y el apoyo del empresariado en este tipo de programas?Hemos trabajado con diversas empresas y en particular con la Fundación Bavaria, con la cual tenemos un proyecto de formación de jóvenes líderes y de emprendimiento social muy interesante. Tenemos el apoyo de otras compañías, las cuales se han vinculado a la Mi Sangre porque creen en su causa, y es el caso de Bancolombia, Suramericana, Exxon Mobil, que han sido grandes aliados estratégicos para darle cumplimiento a los objetivos de la fundación. Es fundamental que siga creciendo esta conciencia empresarial, no solo como una responsabilidad con sus empleados, sino con las comunidades a través de las cuales se relacionan a través de sus servicios y productos. Esto es construir bienestar.¿Para el 2014, qué se ha previsto en materia de nuevos programas?Tenemos una serie de proyectos muy interesantes en el marco de los programas que le he mencionado. Vamos a duplicar el impacto que logramos este año y lanzaremos próximamente un proyecto de jóvenes para su formación en emprendimiento social dentro del marco de la educación para la paz.

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