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“Esta crisis no se puede volver una mercancía electoral”: Ernesto Samper

El expresidente colombiano aseguró que, como secretario general de Unasur, fue el primero en pedir suspender las deportaciones desde Venezuela.

15 de septiembre de 2015 Por: Alfonso Ospina y Arcadio González l Colprensa

El expresidente colombiano aseguró que, como secretario general de Unasur, fue el primero en pedir suspender las deportaciones desde Venezuela.

Ernesto Samper es uno de los más golpeados por la crisis entre Colombia y Venezuela. La falta de reacción de Unasur, la entidad multinacional que dirige, y algunas de sus declaraciones en redes sociales lo hicieron ver casi como un enemigo de su país en la disputa fronteriza.

El expresidente colombiano considera injustas esas críticas y dice que su tarea no puede ser tomar partido por uno u otro país, sino por toda la región agrupada en la Unión de Naciones Suramericanas. Al tiempo, califica de absurdas las voces que se han alzado pidiendo que el país se retire de Unasur. ¿Entonces los colombianos vamos a renunciar a ser parte de Suramérica? ¿Y qué hacemos? ¿Pedimos convertirnos en otro estado de los Estados Unidos? ¿O nos unimos a la Confederación Africana? pregunta con ironía.

Desde Quito, donde despacha en la sede de Unasur, agrega  que el camino es insistir en que se haga la reunión de los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, de la que, está seguro, saldrá una solución para la crisis fronteriza actual, tal como ha ocurrido con dificultades tan o más graves en el pasado. 

Luego de tres semanas de hechos conflictivos, ¿cómo interpreta la crisis entre Colombia y Venezuela? 

El problema de la frontera colombo venezolana es complejo, porque involucra muchos aspectos, especialmente tres: la situación de derechos humanos de lado y lado, la inminente presencia de bandas de contrabando y carteles de gasolina y la necesidad de encontrar una manera de convivencia con esa disparidad de precios de los principales productos.

Había mucha expectativa sobre la reunión de cancilleres del sábado y la primera impresión fue que no pasó nada. ¿Qué salió del encuentro?

 Fue un encuentro importante en el que se pusieron las cartas sobre la mesa y se acordó que se realizarán nuevas gestiones esta semana, para que se pueda insistir en la reunión de los dos presidentes. Unasur propuso desde hace varias semanas este encuentro. Soy optimista de los avances que se puedan dar. Hay varios presidentes de la región que están ayudando y creo que este liderazgo que  han asumido Unasur y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) puede terminar con una fecha, ojalá lo más pronto posible.

¿Ve cercano ese encuentro entre los presidentes Maduro y Santos?

Por lo que hay tanto ruido en la frontera es que se requiere acelerar la posibilidad del encuentro. Me parece indispensable una ‘tregua mediática’ entre los dos gobiernos para que sin la ‘diplomacia del micrófono’ se baje la tensión y se hallen los términos y condiciones en las que se pueda dar l reunión entre los dos presidentes.

¿Cuál podría ser un gesto de buena voluntad que permita concretar ese encuentro directo? 

El mejor acto de buena voluntad es reunirse personalmente, tranquilamente. Sé que hay mucha prevención de lado y lado y lo entiendo, pero hay unos factores de unión mucho más poderosos que las diferencias. 

¿Usted cree que esto podría terminar en un enfrentamiento bélico?

En el pasado hemos tenido situaciones mucho más difíciles con posibilidades de confrontación armada. Recuerdo que cuando yo estaba en la Presidencia se presentó una incursión de las Farc en la frontera y fueron asesinados 14 miembros de la Guardia Nacional. Entonces el presidente (Rafael) Caldera y yo encontramos en menos de 24 horas una pronta solución de las dos Fuerzas Armadas para la frontera. En este caso estoy seguro de que los presidentes Santos y Maduro van a encontrar una solución al problema de la frontera.

¿El encuentro entre los  mandatarios podría darse antes de los comicios de octubre en nuestro país?

Tendría que darse, no creo que la solución en la frontera pueda esperar a que pasen las elecciones en Colombia o en Venezuela. Es más, lo que interesa es sacar el tema de las elecciones, porque esta crisis no se puede volver una mercancía electoral con la que cada quien quiera buscar votos jugando con las necesidades de los habitantes de la frontera.

Pero ya tiene matices políticos…

No creo que a la gente de la frontera haya que llegarle con discursos e historias mediáticas, creo que hay que llegarle es con soluciones. Estoy seguro de que los dos presidentes comparten esta necesidad de buscar salidas concretas a las necesidades de la gente, que no dan espera. 

¿Qué tan viable jurídicamente y conveniente políticamente es que esta situación llegue a instancias como la ONU o la OEA?

La experiencia lo que muestra en los últimos diez años es que los mecanismos regionales son mucho más efectivos para resolver este tipo de situaciones. Los mecanismos multilaterales tiene otro radio de acción, son para otro tipo de diferencias. Pero este tipo de situaciones, que tienen un origen regional y que pueden afectar la estabilidad regional, deben ser resueltas regionalmente.

Aquí hay voces que han criticado la acción de Unasur y  han pedido que Colombia se retire de ella, ¿qué dice?

Que son absurdas. En Colombia hay una especie de síndrome de San Juan Bautista: cada vez que hay una crisis se piensa en a quién cortarle la cabeza. ¿Entonces los colombianos vamos a renunciar a ser parte de Suramérica?  ¿Y qué hacemos, pedimos convertirnos en otro estado de los  Estados Unidos? ¿O nos unimos a la Confederación Africana? No. Somos suramericanos y tenemos que seguir estando dentro de nuestra familia, que es Suramérica. Muchos piensan que para lo único que sirve Unasur es para llevar las relaciones con Venezuela y eso es bastante absurdo. Qué hacemos, por ejemplo, con los 20.000 jóvenes que estudian con el programa de movilidad académica de Unasur, ¿los devolvemos a Colombia? O los 35.000 colombianos que trabajan con la beca de Unasur, ¿también los devolvemos? Hay personas que, buscando efectos electorales, están proponiendo esto sin pensar en los costos si nos declaremos que no somos suramericanos. 

Esas críticas se dieron por unas palabras suyas en Twitter y porque se sintió que al inicio de la crisis no asumió un papel protagónico... 

Los colombianos deben entender que, como Secretario General de Unasur, no solo represento a Colombia y a Venezuela sino a 10 países más. Cuando Unasur hace una gestión, lo hace en función de toda la región, de 12 países. Ahí me toca ponerme la camiseta de suramericano, no la de Colombia o la de Venezuela, lo cual no quiere decir que no me ponga la camiseta colombiana cuando hay intereses de colombianos de por medio. Fui la primera persona que pidió la suspensión de las deportaciones y la gestión que estamos haciendo es trabajando en soluciones para los colombianos que están pasando dificultades en la frontera. 

¿Unasur sí tiene los instrumentos para resolver una crisis como esta? 

Es que la experiencia de Unasur en estas crisis políticas ha sido importante: intervino para evitar el golpe de Estado en Bolivia; para normalizar la situación democrática en Paraguay; cuando hubo diferencias muy de fondo entre Colombia y Venezuela por las bases militares, fue Unasur la que permitió normalizar la situación, y aquí en Ecuador, evitó que hubiera un golpe de Estado. El papel de Unasur es proteger la normalidad y la paz en la región y eso es lo que estamos haciendo por los canales institucionales, que fueron los que establecieron los doce países que forman la Unión de Naciones Suramericanas.

"Si los presidentes se ponen a pensar en todo lo que une a las dos naciones, es más fácil que trabajen en unas vías de diálogo y a partir de allí se restablezca la confianza para hallar una solución”.

“Unasur busca una cumbre bilateral para hallar  salidas, porque lo que  espera la gente de la frontera son respuestas a unas necesidades urgentes”.

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