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“Es muy grave criminalizar la oposición”: Óscar Iván Zuluaga

El director del Centro Democrático, dice que la justicia busca doblegarlos para que apoyen la paz. “No hacemos oposición por moda o facilismo”.

6 de marzo de 2016 Por: Judith Gómez Colley, editora de Poder

El director del Centro Democrático, dice que la justicia busca doblegarlos para que apoyen la paz. “No hacemos oposición por moda o facilismo”.

La detención de Santiago Uribe, el hermano del expresidente Álvaro Uribe, a quien la Fiscalía señala de tener nexos con el paramilitarismo,   atizó el fuego entre el Gobierno Nacional y el partido opositor de derecha, el  Centro Democrático, CD,  que no dudó en señalar y acusar al Ejecutivo de persecución política.

Uno de los que levantó la voz fue el director del CD, Óscar Iván Zuluaga, quien asegura que el Gobierno y la Fiscalía  han actuado contra el uribismo para “tratar de doblegar nuestra posición frente al proceso de La Habana, que resulta muy incómoda, porque representamos un sector muy importante de la sociedad”.

Zuluaga también dijo temer por el proceso que se le sigue en  la Fiscalía a él y a su hijo por el caso del hacker Andrés Sepúlveda, que es “como tener una pistola en la sien permanentemente”. Precisamente el viernes alertó  que la Fiscalía tiene lista una orden de captura en su contra.

El excandidato presidencial, quien estuvo en Cali,  aseveró  que el Centro Democrático no desinforma sobre el proceso de paz sino que lo que hace es alertar sobre los riesgos de este.   

¿Por qué el Centro Democrático argumenta que la captura de Santiago Uribe es persecución política contra el partido y el expresidente  Álvaro Uribe, si él  no es militante activo de esa colectividad?

Santiago Uribe es de nuestro partido, es una persona activa, vinculada,  vota, defiende nuestras tesis, esa es una militancia. A nadie hay que informarle   quién es militante. 

Ahí se rompen todos los principios del debido proceso y el derecho, 22 años investigado y tuvieron que durar 28 meses para poderle definir su  situación en el último tramo de la investigación, basados en testigos falsos.   Lo que  buscaban  era afectar el buen nombre del expresidente Uribe, colocarlo como un  peligro para la sociedad, lo cual no está sustentado en sus actuaciones. 

Se ha demostrado por juristas como está prescrito cualquier término. Sin embargo, Santiago Uribe  ha renunciado a la prescripción, porque  quiere que se reconozca su inocencia.

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Algunos han dicho que esa detención buscaría presionar  para que el Centro Democrático  y el expresidente acepten la justicia transicional y algunos de sus allegados terminen acogiéndose  a ella...

No me cabe la menor duda que es así, porque es la forma como operan el Gobierno y la Fiscalía y han actuado con el uribismo, presionarnos para tratar de doblegar nuestra posición frente al proceso de La Habana, que resulta muy incómoda, porque representamos un sector muy importante de la sociedad,  les incomoda  la posición del Centro Democrático. Nosotros vamos a defender siempre, hasta el último minuto la paz, pero basada en la justicia  y en el respeto de nuestras Fuerzas Militares.

Sabemos que no se puede dar total justicia y  tiene que haber una dosis de impunidad, pero no total impunidad. Esos mínimos acuerdos son los que garantizarían que el país avance hacia una paz estable y duradera, que interprete a todos los colombianos y  recoja las inquietudes del Centro Democrático.

“Siempre hemos dicho  que somos amigos de la paz,  pero esta debe ser sobre unas bases de justicia, unos mínimos de justicia, pero no total impunidad”, Óscar Iván Zuluaga, director del Centro Democrático. 

Sabían ustedes que Diego Palacio había estado en una reunión  con Enrique Santiago hablando de la justicia transicional...   

Palacio lo ha explicado públicamente y ha aclarado el alcance de eso.

¿Pero  lo sabían?

Sí, él  me lo había dicho. Nosotros aceptamos públicamente una invitación de Álvaro Leyva para hablar de eso, pero la posición del Centro Democrático  ha sido clarísima:  no  estamos planteando ir a justicia transicional, lo que hemos dicho es que queremos, por ejemplo, para los militares una instancia a través de una reforma  a la Constitución tramitada en el Congreso, la presentamos el 20 de julio del 2014. Ahora lo hizo otra vez  el senador Alfredo Rangel, diferenciando  a  militares,  empresarios y  la sociedad civil del terrorismo de las Farc   y recurriendo a la institucionalidad  y a  instancias internacionales para que nos den  garantías.

El Presidente  dijo que en el país no hay persecución política e instó  a que si existe, la prueben. ¿Pueden  hacerlo?

Claro que la hay, en el caso, por ejemplo, de Diego Palacio se revelaron los casetes de la Corte Suprema de Justicia donde se hablaba  de tomar una decisión por conveniencia política. Lo de   Sepúlveda, el hacker,  fue un acuerdo entre el Gobierno y la  Fiscalía para afectar mi campaña presidencial, está demostrado, tenía un propósito: la Fiscalía  filtrando pruebas a  la prensa para afectarme y  favorecer  los  intereses de la campaña reeleccionista. 

Son muchos los hechos. Se han hecho señalamientos a nuestro partido  en momentos críticos  de debates en el Congreso, salen  decisiones judiciales, que   son fríamente calculadas de acuerdo con la conveniencia  política con el Gobierno.

¿Cree que la Fiscalía ha sido un apéndice del Gobierno?

Actúan conjuntamente porque tienen una obsesión: la paz  y el único que se atraviesa es el Centro Democrático. Lo que ocurrió  con Santiago Uribe,  a un mes de que el Fiscal termine su periodo, el día en que sale la tasa de desempleo tan alta, el día que había  un debate sobre las zonas de concentración, el día que Uribe no estaba en Colombia y  hacía denuncias  sobre  la  impunidad  que hay en el acuerdo de La Habana ante la OEA, la Corte Interamericana y ante el Congreso de Estados Unidos.

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Dice que se les persigue porque hacen  oposición política, ¿por qué está tan convencido de eso?   

Porque es muy difícil hacerla,  porque ha habido persecución política y judicial y ha habido una criminalización de la oposición y del Centro Democrático.  Muchas acciones del Gobierno y de la justicia, que hemos denunciado van en esa dirección, es muy difícil  el  acceso a los medios de comunicación. Con la aplanadora que constituyen todos los partidos de la Unidad Nacional es bastante difícil  no solo hacer oposición sino  lograr cosas porque no contamos con las mayorías, y  es un  gobierno al que le gusta el unanimismo y  le tiene mucho temor al debate abierto y crítico.

¿Usted es perseguido político?

Claro, ¿cómo me ganaron la Presidencia? Es como tener una pistola sin disparar permanentemente en la sien. Nos da temor porque no hay garantías, es una justicia mediática, que filtra pruebas, que prejuzga. En el caso del hacker,  la Fiscalía tuvo un fallo del tribunal de Bogotá donde  le llamó la atención  porque  manipuló la opinión y al Director del CTI por prejuzgar, por insultar y violar la presunción de inocencia. Luis Alfonso Hoyos fue obligado a retractarse, eso muestra  el modus operandi y la obsesión de la Fiscalía con el  uribismo y en el caso nuestro.

Se asegura  que el Centro Democrático tiene como estrategia desacreditar las negociaciones de La Habana. Por ejemplo,  dicen que a los guerrilleros desmovilizados  se les pagaría  $1.800.000, eso no está en los acuerdos. ¿De dónde salió esa información?

Pues de tantas discusiones en el Congreso  y en  foros  públicos. Nosotros no desinformamos, lo que pasa es que Colombia no estaba acostumbrada a un partido de oposición tan estudioso y juicioso como el Centro Democrático. Nosotros lo que hacemos es ejercer nuestro papel dentro del Congreso, lo hacemos de manera directa y en el debate público. Colombia no estaba acostumbrada a una oposición  presente desde el primer minuto hasta el final. Una oposición  consistente y coherente, que no busca  ni puestos ni mermelada, que  lo que buscamos es la defensa de unas ideas y eso ha contribuido mucho a que en Colombia  puede haber una alternativa política desde la oposición.

Sobre lo de los sueldos, lo dice mucha gente porque ha salido de bocas oficiales  en foros y reuniones y sobre esa base,  han hecho cálculos económicos de lo que  puede ser el costo del acuerdo que se va a firmar en La Habana.

Usted dijo en la Universidad Javeriana que se estaban sobredimensionando los beneficios económicos de la paz para el país, ¿en qué basa eso?

¿En qué resuelve La Habana los problemas de la economía colombiana,  la alta inflación,  el déficit fiscal?, en nada. Es falso que  la economía vaya a crecer más por eso.  Para que  Colombia crezca al  7 %  necesita educación, innovación, ciencia y  tecnología, logística, pero no porque se  firme va a crecer más, falso. Como es falso   que   se reduce el gasto militar,  puede que haya  una reorientación, pero este país  necesita más policías, cuidar las fronteras, enfrentar  estructuras criminales como el narcotráfico, la minería ilegal  y el contrabando.  Ahí hay unos mitos.

Con la  política de Seguridad Democrática crecimos al 5,5 %,  el país sintió la paz.  Nadie dejaba de tomar decisiones de inversión porque había seis mil guerrilleros, pues sabía que el Estado   tenía el control, hoy  es distinto porque nadie sabe para dónde va esto y después de los hechos de Conejo muchos  dirán, ‘yo que voy a invertir’.

¿Cuál  será el futuro del CD, si los colombianos le dicen sí a los acuerdos de La Habana en las urnas?

Ahora estamos  haciendo todo un esfuerzo para que la Corte declare la inexequibilidad del plebiscito,  que  viola la Constitución, rompe el equilibrio de poderes; la reforma del umbral es un precedente gravísimo para el país.  Las decisiones del plebiscito no son vinculantes, ese no puede ser un mecanismo  de refrendación, hace  mucho daño al ambiente político del país porque polariza más. 

Uno no puede tener un mecanismo para preguntarles a los colombianos si quiere la guerra o la paz, como busca el Gobierno, eso es absurdo. Esa concepción  es perversa. Seguiremos defendiendo nuestras ideas. Haciéndole saber al país  y a  la comunidad  internacional de la inconveniencia no solo del plebiscito sino  de lo que viene posteriormente,  el Congresito y las facultades extraordinarias  que constituyen una ley habilitante. 

Aquí se rompió y se acabó la Constitución;  con eso más  justicia transicional,   ¿qué quedó de la Constitución?,  nada; ¿qué quedó de equilibrio de poderes?, nada, queda un régimen presidencialista y queda una paz de Santos, que no es la paz  del pueblo colombiano y que  no va  a ser una paz estable y duradera.

¿Es una paz para ganarse el Nobel?

No dudaría, que por la personalidad del Presidente sea así. 

Hoy  una gran mayoría apoya la paz y los colombianos  han hecho a la idea  que la habrá,  ¿por qué seguir contra la corriente?

No, las encuestas no dicen eso. Uno hace política para defender convicciones, no para adaptarse, esto no es un problema de moda  o de encuestas  esto es defensa de principios, de convicciones, por eso es una  oposición que tiene respaldo, porque es coherente. Nosotros no hacemos oposición por moda o facilismo, nuestro deber es llamarle la atención a los colombianos sobre los riesgos  y la impunidad  que representa el acuerdo de La Habana, esa paz armada que nos están vendiendo. Lo que vimos en el reflejo de Conejo es eso, eso indignó al país, lo levantó y lo despertó y ahora hacen lo de Buenos Aires, que horror,  un gobierno protegiendo al terrorismo e insultando al Centro Democrático, esa es la democracia que  vive Colombia.

¿Lo sucedido esta semana entierra la posibilidad de acercarse al Gobierno?

Son decisiones que han tomado  el  Gobierno y la justicia. Es  muy grave para una democracia criminalizar la oposición y desatar esta persecución judicial.

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