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“Empresarios japoneses ya están mirando más a Colombia”: Embajadora de Colombia en Japón

Patricia Cárdenas, quien pasó de la embajada en Japón a la de Brasil, dice que cuando llegó a Tokio había solo 20 empresas de ese país en Colombia y hoy son más de 60. Asegura que la firma del TLC está cerca.

11 de mayo de 2014 Por: Margarita Vidal | El País

Patricia Cárdenas, quien pasó de la embajada en Japón a la de Brasil, dice que cuando llegó a Tokio había solo 20 empresas de ese país en Colombia y hoy son más de 60. Asegura que la firma del TLC está cerca.

Después de siete años como embajadora en Japón y de una exitosa labor cumplida ante el antiquísimo Imperio del Sol Naciente, Patricia Cárdenas pasa a la embajada colombiana en Brasilia. Nacida en Medellín, es la hija mayor del matrimonio de Jorge Cárdenas Gutiérrez, ex gerente de Fedecafé y de Cecilia Santamaría. Es ingeniera industrial de los Andes, con postgrado en Desarrollo Económico en Oxford. Ha sido también asesora del Ministerio de Hacienda, concejal de Bogotá y presidenta de Asobancaria y de allí dio el salto a la diplomacia. Su majestad el emperador Akihito la despidió entregándole la Orden del Sol Naciente en el grado de Gran Cordón de Oro, el máximo reconocimiento que otorga el gobierno nipón por servicios destacados. A lo largo de su historia de casi 140 años, solo tres mujeres han merecido tal distinción. Durante su gestión en Tokio no solamente realizó importantes gestiones diplomáticas, sino que estableció una fluida relación con la emperatriz Michiko, cenó con el Emperador y se hizo amiga de la embajadora Carolina Kennedy, la hija del presidente norteamericano asesinado y de Jackeline Bouvier. Y, como cuenta en esta entrevista, aunque nunca ha tenido una especial debilidad por el fútbol, pretende volverse una experta para recibir, atender y auxiliar mejor – si es el caso- a los 60.000 fanáticos colombianos que arribarán a Brasil para asistir al Mundial y apoyar a la Selección, que llevará consigo las esperanzas de 45 millones de colombianos . ¿Cómo lidió con el idioma japonés?Digamos que aprendí a sobrevivir con el japonés, pero aprenderlo bien es imposible: son 40.000 kanji (caracteres). Por supuesto, la embajada tiene un equipo de excelentes intérpretes. Quienes negocian con los japoneses sostienen que nunca se sabe qué están pensando, ni para dónde van. ¿Es cierto?En Japón es muy importante la construcción de confianza y eso solo lo da el tiempo. Yo tuve el privilegio de vivir siete años allá, lo cual me permitió sembrar y cosechar. Es difícil porque cumplir los objetivos toma mucho tiempo, justamente por la cautela con que se toman las decisiones. Pero cuando ya existe confianza, puedes entrar al corazón del Japón. También hay allá gente muy internacional a la que le gusta mucho el contacto con los extranjeros y es, desde el principio, muy abierta y asequible, pero el japonés promedio necesita tiempo para construir las relaciones. A mí me quedan muchos amigos en ese país.De todas maneras, en el trasfondo queda siempre una cosa un poco inasible y enigmática, ¿no?Ellos son celosos y atesoran mucho su país y su cultura. De hecho, por eso ha sido tan difícil que Japón se abra más al mundo, no quieren que se les dañe porque realmente funciona a la perfección. Puede que tengan problemas en la economía, pero otra cosa es su cultura y ellos saben que una apertura grande arrasaría muchas cosas. Por eso son tan cerrados a la inmigración.Sin embargo, su población está decreciendo, ¿se les convertirá eso en un problema a corto plazo?Sí, la población está envejeciendo y la proporción de mayores frente a jóvenes crece rápidamente, de modo que llegará un momento en el que necesitarán trabajadores de Filipinas, de Corea o de China y eso lo tendrán que enfrentar a corto plazo. Hoy día las parejas jóvenes tienen solamente un hijo en promedio y la verdad es que en esta generación uno ve a la mujer con pocos deseos de casarse. Ellas están entrando cada vez más a la vida laboral y el gobierno actual tiene interés en trabajar políticas de género y de inclusión de la mujer.¿Cuál es la situación de igualdad entre los sexos?Todavía les falta mucho camino por recorrer. Japón es un país bastante machista cuando se trata de sus propias mujeres, no así con las extranjeras, y yo nunca lo sentí. Hubo un gran respeto por parte de los empresarios y de la gente con la que tuve que trabajar. Pero entre sí son una sociedad muy cerrada que, poco a poco ha ido abriéndose a la participación femenina. Ya las empresas están contratando más mujeres. Una vez le pregunté al presidente de una gran compañía cuánto tiempo creía él que faltaba para que una mujer llegara a un nivel directivo –ni siquiera hablé de presidencia de la compañía- me dijo que unos quince años.¿Las mujeres todavía no se sientan a la mesa con sus maridos?Eso ha ido cambiando y hay allí una paradoja: en el Japón quien lleva las riendas de la casa es la mujer. El marido le entrega todo el dinero y ella organiza las finanzas de la casa y toma todas las decisiones. Pero la mujer japonesa se da a su marido y es sumisa. Kyoto es tan bella que resulta difícil describirla, llena de calma, de pagodas y jardines. ¿Subsiste allí la institución de las Geishas?Ellas son una institución preciosa que es la expresión de la cultura japonesa al máximo. La Geishas se vinculan a casas que se llaman Okiyas, de las que ya quedan pocas en Kyoto y en algunos lugares de Tokio o en Kanasawa, otra ciudad antigua de Japón, pero la verdad es que se han ido extinguiendo. El sistema es que las niñas entran desde muy jovencitas y se cultivan a través de lecturas, música, danza. Son mujeres inteligentes, excelentes conversadoras; las grandes sacerdotisas de la ceremonia del té, otra institución extraordinaria. Hay gente que estudia toda la vida para ser maestra de ese ritual. Muy llamativo y hermoso es también su altísimo sentido del honor. ¿Todavía se dan casos de Harakiri?Se dan algunos casos, pero hoy se presentan más que todo excusas públicas por parte de funcionarios que cometen errores, además de sus renuncias. El honor tiene un valor altísimo en Japón.¿Tuvo oportunidad de conversar con el Emperador Akihito?En Japón el Emperador es dios, literalmente, porque desciende de los dioses que crearon el país. Es una institución que ha existido desde el año 660 A.C. y es una figura absolutamente respetada e incuestionable. Es un hombre muy sencillo con quien tuve el gran privilegio de conversar en el Palacio Imperial. Habla un inglés excelente, es muy humano y un hombre cultísimo. También la Emperatriz Michiko es una mujer maravillosa y muy culta. Ella me contaba que sus padres la enviaron a viajar por el mundo cuando tenía 18 años, que vivió con una familia en Inglaterra y que eso le había permitido tener una mirada más abierta al mundo. Usted alcanzó a estar casi dos gobiernos allá. Desde el punto de vista de su misión, ¿qué consiguió?Fue una misión rica en varios frentes. Por un lado, me dediqué mucho al tema económico y comenzamos las negociaciones del TLC, después de muchos preparativos y de muchos obstáculos iniciales. Es un gran logro estar ya en la quinta ronda de unas negociaciones, que creo próximas a culminar.¿Por qué va a ser tan importante?Porque tenemos economías muy complementarias y eso va a impulsar mucho el tema de inversiones de Japón en Colombia. Firmamos un acuerdo de protección a las inversiones durante la visita del presidente Santos, en 2011. Trabajamos mucho el área académica con convenios entre diez universidades del país y universidades japonesas, que ya están en ejecución como una manera de acercar más a los dos pueblos. Creamos la Asociación de Amistad Colombia-Japón y la Liga Parlamentaria Colombia-Japón se reactivó, dos mecanismos que permitirán un intercambio más dinámico de iniciativas. Celebramos los 100 años de relaciones entre Colombia y Japón, una ocasión valiosa para dar a conocer más a Colombia y mostrar nuestras nuevas realidades que ya se perciben mucho allá. ¿En qué forma?Yo me vine contenta con las cifras de inversión, que casi se cuadruplicaron en estos últimos años. Cuando llegué a Japón había solo 20 de sus empresas en Colombia y hoy son más de 60 en diferentes sectores. El empresariado japonés está viniendo mucho al país para mirar grandes proyectos de inversión en infraestructura en el tema de puertos, en el sector de alimentos que se está moviendo mucho, en la industria metalmecánica y en carbón. Eso va a tener cada vez mayor dinámica.¿Y qué les vamos a vender nosotros a los japoneses? Allí tenemos un gran potencial, Japón importa el 60 % de los alimentos que consume porque tiene un suelo muy reducido, razón por la cual, a pesar de tener una alta productividad, los costos son muy altos. Yo creo que en el tema de alimentos nuestro sector agrícola puede hacer mucha presencia allá. Es una oportunidad de oro porque el mundo entero está demandando alimentos.Viaja esta semana a Brasil y el mundo entero tendrá sus ojos volcados allí por el Mundial, ¿le gusta el fútbol?No he sido fanática, pero creo que, ya entrando en materia, me volveré toda una experta. (Risa). Yo voy con mucha esperanza en que la Selección Colombia pase a los cuartos de final. Después…ya veremos.¿Y va preparada por si Colombia llegara a ganar?Sería la gloria. Vamos a realizar conciertos y otro tipo de actividades. La embajada hay que ambientarla y prepararla para que a su llegada los colombianos sientan que hay un pedazo de su país allí y que si tienen algún problema de cualquier índole estamos acompañándolos. Ese es mi primer reto y lo primero que haré es conformar un Comité Pre- Mundial; vamos a montar consulados móviles y a desarrollar una logística para prestar atención a los nacionales que acudan a ver cada partido, crearemos una línea con 24 horas de asistencia para que la gente, antes de salir de Colombia, sepa a dónde puede llamar en caso de tener alguna emergencia. También en la Embajada habrá un equipo las 24 horas del día pendiente de cualquier situación que pudiera presentarse. Se dice que llegarán 70.000 colombianos al Mundial y por eso estamos solucionando todos los temas de frontera ya que parece que mucha gente irá por tierra. Los colombianos no necesitamos visa para entrar a Brasil.¿Y después del Mundial, cuáles son sus expectativas? Creo que hay mucho que aprender de los brasileros, y aunque ya es importante la inversión en Colombia, buscaremos mejorarla, trayendo firmas interesadas en proyectos como las vías de Cuarta Generación. Naturalmente, la contraparte es ver qué podemos llevar de Colombia a Brasil.

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