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El verdadero costo de las consultas internas de los partidos políticos

Analistas dicen que hay que reglamentar estos procesos porque son onerosos, con pocos resultados y alta abstención.

24 de septiembre de 2012 Por: Redacción de El País, Bogotá

Analistas dicen que hay que reglamentar estos procesos porque son onerosos, con pocos resultados y alta abstención.

Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Así reza el adagio popular que se ajusta a las consultas de los partidos, porque cada vez que se lleva a cabo un proceso de este calado surgen las mismas críticas.De hecho, la última consulta que hizo el 29 de mayo del año pasado dejó un sinsabor en el Gobierno, debido a que luego de la no despreciable inversión de $70.000 millones, el 70% de los aspirantes renunció sin previo aviso.En ese momento, el entonces ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, dejó en evidencia el descontento y en entrevista con este diario dijo que esas consultas fueron un fracaso por la inversión que se hizo y porque los candidatos se pudieron escoger “a través de mecanismos internos”. Recordó que de los 9.700 candidatos que se inscribieron, sólo participaron en la consulta 2.700. “Tenemos bodegas llenas de tarjetones que nos hicieron elaborar y que nunca se utilizaron”, recordó.En ese momento, Vargas Lleras anunció una reforma al Código Electoral para poner en cintura estas consultas, pero la iniciativa no tuvo eco en el Congreso y terminó en el sueño de los justos.Sin una reglamentación establecida y con los mismos vacíos, el 30 de septiembre se llevará a cabo una nueva jornada de consultas, en las que participarán los partidos Polo Democrático Alternativo (PDA), Verde y el Movimiento Mira. Los costos de las consultas del próximo domingo no difieren a las del año pasado. Si bien el registrador Nacional, Carlos Ariel Sánchez, aseguró que ‘sólo’ se invirtieron $30.000 millones, cifras extraoficiales dan cuenta que serían $70.000 millones.El despliegue que debe hacer la Organización Electoral es el mismo que se aplica para una jornada regular, es decir, que habrá comicios en los 1.102 municipios del país, donde se ubicarán 12.907 mesas y 87.000 jurados.Si bien, solamente se trata de tres partidos políticos los que participarán y elegirán delegados, la Registraduría parte de la base del total del censo electoral que se eleva a 31.265.418 colombianos habilitados para votar.Adicionalmente, quienes participan como candidatos tendrán derecho a la reposición de votos, es decir que recibirán recursos públicos en una cifra que determinará la Registraduría.Para el analista Fernando Giraldo es claro que las consultas representan “mucho esfuerzo para el Estado, para una participación precaria”.La aseveración coincide con la media en materia de participación ciudadana en este tipo de jornadas, ya que el promedio de los últimos años no ha superado el 5% de los colombianos que votaron de los que estaban habilitados en el censo, incluso la realizada el año pasado tuvo una abstención que superó el 90%.Esto, a juicio de Giraldo, “pareciera como una actividad inescrupulosa del Estado con los dineros públicos” y aseveró que es “como un favor que no se merecen los partidos”.Sin embargo, hay visiones encontradas con respecto a lo que se evidencia, como la expresada por el analista Alfredo Rangel, quien dijo que “la democracia tiene sus costos”.Pero advierte que si bien las consultas son un instrumento útil “deben ser reglamentadas y ajustadas porque se debería hacer en una sola fecha para todos los partidos y que ellos hagan publicidad para que sus militantes sepan qué van a decidir”.Vargas hace referencia al tema de la militancia, situación que contrasta con las jornadas, debido a que por ser consultas abiertas cualquier ciudadano puede votar sea o no simpatizante de cualquiera de los partidos en cuestión.En su momento la politóloga Claudia López dijo que “lo ideal es que los partidos tengan definidos sus afiliados y solo estos puedan votar en las consultas”.A esto, Ancízar Marroquín, asegura que básicamente las consultas son utilizadas “para dirimir los problemas internos de los partidos y sus divisiones” y esto deriva en que busquen seguidores para apoyar sus intereses y no las ideologías.El exmagistrado del CNE, Antonio José Lizarazo, reconoce las falencias de las consultas, pero descarta que el tema del abstencionismo se pueda ligar a la importancia de estos procesos.Más que pensar en eliminarlas, Lizarazo se muestra partidario de “repensarlas”, porque “están resultando muy costosas y hay una participación mínima”.El analista Alejo Vargas, entre tanto, explica que la reforma radicaría en que si se hace una consulta que sea obligatoria para todos los partidos y con eso acabar “con el voto oportunista”, pero insiste en que “no tendría sentido pensar en acabarlas. Hay que mejorarlas”.

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