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El Partido Liberal, entre la ‘vieja guardia’ y la renovación

En la colectividad hay una puja generacional por el dominio del Partido. Analistas dicen que la reelección de Santos también incide.

15 de enero de 2012 Por: Redacción de El País Bogotá

En la colectividad hay una puja generacional por el dominio del Partido. Analistas dicen que la reelección de Santos también incide.

Un verdadero pulso político vive por estos días el Partido Liberal, por cuenta del dominio de la colectividad, que ya partió en dos los bandos que pretenden, incluso, buscar la nulidad de lo aprobado en la Constituyente de diciembre del 2011.Las aristas alrededor de la puja de poder se focalizan en tres elementos clave.Una primera sería la lucha generacional; la segunda, la reelección presidencial, y una tercera, las tendencias políticas que existen dentro del colectivo.Uno de los que reconoce que existe un pulso en el liberalismo es el exprocurador Jaime Bernal Cuéllar, quien si bien reconoció que no tiene claro cuáles son las motivaciones de quienes instauraron la acción de nulidad de la Constituyente ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), sí dice que “evidentemente se nota que hay una división interna”.Esa división quedó en evidencia desde la misma Constituyente, cuando fueron claras las inconformidades de los sectores cercanos al expresidente Ernesto Samper, luego de conocer la decisión de que el jefe único sería Simón, hijo de César Gaviria.En ese momento el malestar salió a flote. El exfiscal Alfonso Gómez considera que todo lo decidido “fue una verdadera improvisación” y advierte que la renovación del Partido no se va a dar porque parece que se decidió “mantener la ‘muy sana’ democracia hereditaria”.Este inconformismo se dio, precisamente, porque tanto Samper como Gómez Méndez pretendían que se eligiera una dirección colegiada y que este año se realizara una convención para elegir al Jefe Único, para el cual el expresidente ya tenía su candidato: Horacio Serpa Uribe.Sin embargo, las cosas no les salieron como las planearon y cuando ellos propusieron también la jefatura única de inmediato surgió el nombre de Simón.Es aquí donde el analista Ancízar Marroquín trae a colación la ‘guerra’ generacional.Para él es claro que históricamente el partido había sido manejado por los congresistas, los “gamonales tradicionales y luego por los expresidentes, quienes mantienen una melancolía de poder”.De hecho una interpretación a las palabras de Marroquín la dio el senador Luis Fernando Velasco, quien reitera que “nosotros le hicimos caso a la vieja guardia del partido y elegimos director único, con la única diferencia que nosotros pusimos el nombre y no el que ellos querían”.En paralelo, Marroquín pronostica que “el año entrante se va a generar una pelotera en el partido, porque vienen las elecciones parlamentarias y unido a eso vienen los avales”, por lo que -explicó- que los poderes regionales no van a aceptar que “un muchachito diga a quién se le da el aval y a quién no”.Pero hay quienes no creen tanto en el relevo generacional. El analista Fernando Giraldo advierte que Simón Gaviria es “una figura hacia la opinión, porque está bajo la influencia de Rafael Pardo y de César Gaviria”, además de un grupo de parlamentarios que encabeza el senador Juan Fernando Cristo.Giraldo dice además que la llegada de Gaviria a la jefatura fue circunstancial, pero no descarta que su padre, César, haya influenciado esa decisión, aprovechando el buen momento que pasa Simón, quien en la actualidad se desempeña como presidente de la Cámara.Incertidumbre reeleccionista El otro elemento que se suma a la disputa es la reelección presidencial, debido a que se ha dicho que uno de los mayores interesados en que el actual presidente, Juan Manuel Santos, aspire nuevamente al cargo es el Partido Liberal.La situación es que el mismo Presidente ha insistido en su origen liberal, hecho que también ha derivado en que este colectivo haya salido del papel secundario que mantuvo en los ocho años de Uribe y repunte en la Unidad Nacional.En un escenario reeleccionista de Santos, el liberalismo, que aún no descarta la posibilidad de reunificarse con sus partidos ‘hermanos’, Cambio Radical y La U, podría ser el llamado a avalar esa candidatura.Esta posibilidad reeleccionista también sería un catalizador de la división del partido, porque los sectores tradicionales no aceptarían que una campaña del hoy Presidente, bajo las banderas rojas, y un eventual triunfo sea cobrado por las nuevas generaciones, en este caso Simón Gaviria, tal y como lo explica Marroquín, quien dice que “no le van a permitir que un muchachito sea el que haga semejante enroque para tener Presidente propio”.Giraldo, entre tanto, cree que existe un elemento adicional y es que si Santos se lanza a la reelección “seguramente la maquinaria del partido lo respaldará, porque ellos no simpatizan con Germán Vargas Lleras” quien sería la alternativa a Santos.El senador Juan Fernando Cristo indica que aún es prematuro hablar de reelección, pero resalta el buen momento de Santos y se aventura a decir que si hoy el Jefe de Estado aspirara a un segundo mandato “tendría un apoyo mayoritario en el país”.La otra fuerzaEl tercer elemento que surge es la presencia de la vertiente social demócrata que lidera Samper, la cual salió damnificada de la Constituyente liberal ya que, según explicó Giraldo, es la corriente que representa a los sectores sociales del Partido y que con la aprobación de los nuevos estatutos perdieron las secretarías que había creado, precisamente, el expresidente.Este sector buscó -por todos los medios- no permitir la realización de la Constituyente y trabajó, incluso, de la mano del Tribunal de Garantías para evitar que este certamen se desarrollara. Sin embargo, el mismo CNE avaló este encuentro político.La resistencia de este bloque político radica en que de ella hacen parte, además de Samper, Horacio Serpa, Alfonso Gómez, Iván Marulanda (quien renunció al partido luego de la Constituyente) y la exsenadora Piedad Córdoba.De Samper, el analista Giraldo dice que la presencia del expresidente en este sector social demócrata es paradójica, debido a que el exmandatario “es uno de los que tiene más poder burocrático en Colombia”, situación que genera tensiones con el sector parlamentario de la colectividad.Asimismo, la defensa que ha hecho Samper de Piedad Córdoba determinó, incluso, que eso le hubiera significado perder la jefatura única del partido que quería dejar en manos de Serpa, ya que si bien el nombre del exgobernador de Santander no tenía mayores resistencias, la figura de la exsenadora genera rechazos al interior del liberalismo, que la ubican más en los linderos del Polo Democrático.No en vano este sector ya demandó la Constituyente (ver nota anexa). Se dice que a raíz de su derrota busca a través de los mecanismos legales una nueva salida a la situación de minorías en la que quedaron. Eso, de hecho, ya generó tensiones.Así las cosas, el Partido Liberal se mueve en medio de intereses generacionales, políticos y de corrientes ideológicas que lo tienen fragmentado, en momentos en que el protagonismo le sonríe y, si bien no tiene el poder directo, sí está muy cerca de éste.

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