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El enemigo oculto de la hepatitis

Es una enfermedad infecciosa que avanza de manera silenciosa en el cuerpo humano y puede desencadenar una cirrosis. Conozca las formas de prevención.

31 de julio de 2011 Por: Redacción de El País

Es una enfermedad infecciosa que avanza de manera silenciosa en el cuerpo humano y puede desencadenar una cirrosis. Conozca las formas de prevención.

La mayoría de personas no sabe que está infectada. Pero la realidad es que la enfermedad afecta a 500 millones de individuos en el mundo. Por eso se considera silenciosa, pues en sus inicios no hay síntomas que den aviso de la infección, lo cual complica su manejo, pues suele detectarse cuando está avanzada. Se trata de la hepatitis B y C, que se define como la inflamación aguda o crónica del hígado y cuyas consecuencias son tan graves que pueden llevar a la muerte. No en vano, durante la Asamblea Mundial de la Salud realizada el año pasado, la Organización Mundial de la Salud, OMS, reconoció el impacto de la enfermedad y designó el 28 de julio como su día mundial, con el fin de crear mayor consciencia de su gravedad y estimular la prevención.Dos virus potencialmente mortalesDe los cinco virus que se conocen que producen hepatitis (A, B, C, D y E), sólo el B y el C generan infección crónica, lo cual ocurre en un 70% a 80% de los casos. Y son más comunes de lo que se cree, pues se calcula que una de cada tres personas ha estado expuesta a alguno de estos dos virus en algún momento de su vida y en Colombia ya afecta a más de un millón de personas.La gravedad de la hepatitis C radica en que cuando se torna crónica el daño irreversible del hígado puede llevar a complicaciones que pueden conducir a la muerte. Entre ellas, cirrosis (5% a 20% de casos), que conduce a cáncer de hígado (patología por la cual muere entre el 1% y 5% de pacientes) y falla hepática (65%) en la que el hígado deja de funcionar.Hepatitis CSe estima que afecta a entre 130 y 170 millones de personas en el mundo. Suele ser asintomática durante años (20 ó 30 incluso) y sólo se manifiesta cuando se ha desarrollado una cirrosis o endurecimiento del hígado. En los casos agudos los síntomas que surgen son similares a los de un cuadro gripal. Es decir, cansancio, náuseas, pérdida del apetito, fiebre, dolor al lado derecho del abdomen, color amarillento de los ojos y la piel y oscurecimiento de la orina.Una prueba en sangre que evalúa la presencia del ADN del virus es la forma más segura de llegar a un diagnóstico. Una vez se ha comprobado su existencia, el tratamiento consiste en el suministro de medicamentos antivirales, mientras se realiza el trasplante de hígado. Sin embargo, estos fármacos logran erradicar algunos genotipos del virus en un 80%, pero otros sólo en un 50%. Y por otro lado, cerca del 50% de pacientes no responde al tratamiento y muchos aún bajo tratamiento sufren daño hepático severo. Adicionalmente, otro porcentaje no tolera bien estos fármacos. Incluso después del trasplante, se continúa suministrando los medicamentos de por vida, pues usualmente a los cinco años, el virus reaparece.Hepatitis BLa Organización Mundial de la Salud afirma que en el mundo hay 350 millones de personas infectadas. Aunque la enfermedad suele ser silenciosa, en ocasiones puede manifestarse con síntomas como dolor en los huesos, malestar, inapetencia, color amarillo en los ojos y la piel y orina oscura.Cuando hay un daño severo los pacientes presentan síntomas como retención de agua en el abdomen, hinchazón de pies y color amarillo de la piel y los ojos.Ante tales sospechas, se recurre a una prueba de sangre para confirmar el diagnóstico.Anteriormente se recurría al trasplante de hígado para tratar este mal, pero aún así no se eliminaba el virus y el riesgo de muerte durante el procedimiento era alto. Por eso, actualmente se orienta a reducir la inflamación del hígado, los síntomas y la infección, mediante fármacos que combaten la multiplicación del virus.

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