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El de Yadira, primer caso de matoneo a juicio en el país

Yadira Perdomo estaba en 10° y tenía 16 años cuando cayó del techo de su colegio en Bogotá, por intimidación de sus compañeros de clase.

22 de junio de 2014 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Yadira Perdomo estaba en 10° y tenía 16 años cuando cayó del techo de su colegio en Bogotá, por intimidación de sus compañeros de clase.

Las 6898 denuncias por ciberacoso escolar que hay en Colombia demuestran que la promulgación de la Ley de Convivencia Escolar en 2013 está rompiendo la ley del silencio. Martha Elena Jurado, sicóloga del ICBF, confirmó que la institución ha recibido cartas y notificaciones de casos de niños, niñas y adolescentes que han sido acosados por redes sociales, principalmente por compañeros del colegio o amigos cercanos.El ICBF adelanta una campaña nacional en convenio con la Redpapaz, a través de la línea de atención www.teprotejo.org, donde los padres de familia y los niños pueden denunciar el ‘ciberbullying’, para buscar el restablecimiento de derechos, pero también para denunciar ante la Fiscalía los delitos informáticos, sobre todo cuando son amenazas.El ICBF ha atendido 17 casos de acoso escolar en Cali y 44 en el Valle del Cauca en 2013, incluidos algunos de ciberacoso en menor proporción. En 2014 van 22 denuncias, 10 de ellas en Cali, hechas principalmente por los colegios, seguidas por las de los padres, según la funcionaria.La Ley de Convivencia Escolar establece que si la problemática desborda al agresor y al afectado y se extiende a familiares o otros, se reporta al ICBF para su intervención.Muchas víctimas y victimarios, y a veces sus familias, requieren atención sicológica para identificar los factores que inducen estas conductas, sin llegar a estrados judiciales.Como el caso de Yadira Perdomo, la estudiante que quedó parapléjica por una “broma” de sus compañeros de clase que la obligaron a subir al techo del colegio, desde donde cayó, y que pasará a la historia como el hecho que generó el primer juicio en Colombia de reclamación jurídica por acoso escolar a menor de edad. Este el 19 y 20 de junio, 150 testigos declararon en el juicio contra el Gimnasio Campestre Los Alpes, La Calera, (Bogotá), el rector y la enfermera por omisión al mandar a la chica a la casa sin darle atención médica.Y dos niñas acusadas de acosar a Yadira son investigadas por la Policía de Infancia y Adolescencia.Yadira desde ese 2009 se dedicó a promover campañas en contra del matoneo en colegios, empresas y entidades oficiales de Bogotá y ciudades del país. Y mediante su página en Facebook, Unidos Seremos Escuchados, USE, promueve acciones para que no le pase a nadie lo que le pasó a ella. “Yo ya perdoné, pero ahora necesito US$75.000 para hacerme un implante raquídeomedular en EE.UU. para intentar volver a caminar”, dice la joven de 21 años. Privacidad vs. familiaridad- Evite conductas que generen más violencia en las redes sociales. Si a una agresión un padre, familiar o amigo responde con otra agresión, se genera más violencia.- Conoza y acérquese más al mundo de los niños y de los adolescentes, porque cuando no existe ese espacio de confianza, facilita la existencia de la ley del silencio.- Mantenga una comunicación abierta con sicólogos, profesores, directivos y con los chicos sobre lo que ocurre en su mundo cotidiano.- No deje que los chicos se encierren en sus habitaciones con el portátil o los celulares. No los prohiba, pero sitúelos en la sala de estudio, donde usted pueda estar pendiente y pueda monitorearlos.- Las víctimas de intimidación escolar pueden tener mucho miedo y sentirse observados. Un signo de alerta es que los chicos no tengan amigos. Hay que motivarlos a que tengan amigos, porque eso no solo los hace menos vulnerables ya que no están solos, sino porque tienden a tener mejores relaciones sociales.- Cuando los chicos son tan reservados frente al uso de las Tics, hay algo que no quieren que otros vean. No entre a atropellar la confianza y la intimidad, intente decirles ‘no estoy tratando de invadir tu privaci- dad ni ser grosero contigo, pero me ocupo de ti como papá y tengo que estar pendiente’.- Establezca conversaciones amables y firmes y dígale ‘aquí estamos, te amamos, pero hay reglas que cumplir y se puede negociar para que todos salgamos ganando’.- Exprésele que ‘frente a la intimidación no es probable no hacer nada, hay que hacer algo, no se puede callar. Lo que podemos negociar es cómo lo podemos hacer para que tú te sientas mejor’.- Es importante hacerles saber a los hijos las consecuencias de no hacer nada o de quedarse callado ante el matoneo. Evite el discurso de ‘yo te dije’, opte por escuchar.- Dígale ‘entiendo que tengas miedo, que no quieres que se sepa, que quieres guardar tu privacidad, es importante y quiero respetarlo. Sin embargo, tenemos que hacer algo y vamos a buscar una estrategia que me permita a mí estar tranquilo y seguro a ti, pero no estoy invadiendo tu privacidad”.Cuando el hijo es el intimidador, que es lo más difícil de manejar, se debe asumir que es el maltratador pero no un antisocial y hay pautas para que los papás le ayuden a salir de esa situación.

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