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El caos sanitario en Bogotá que le pasó factura a Gustavo Petro

La crisis que vivió Bogotá el año anterior con el tema de las basuras finalmente le costó al alcalde Gustavo Petro la destitución e inhabilidad.

9 de diciembre de 2013 Por: Elpais.com.co | Colprensa

La crisis que vivió Bogotá el año anterior con el tema de las basuras finalmente le costó al alcalde Gustavo Petro la destitución e inhabilidad.

Una de las decisiones más polémicas tomadas por el destituido alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, fue otorgar el manejo, depósito y recolección de basuras a la empresa Aguas de Bogotá. Eso le costó a la capital de la República, según la Procuraduría General de la Nación, un caos ambiental, de movilidad y sanitario. De acuerdo con el procurador Alejandro Ordóñez una de las razones para decidir la destitución fue considerar que la administración distrital improvisó en un tema tan trascendental para los capitalinos, poniendo en riesgo la salud pública. Para Ordóñez, Petro nunca consideró, al implementar el servicio de aseo de la ciudad, que Aguas de Bogotá “no tenía ninguna experiencia en el tema”. Según la Procuraduría, durante las fechas en las que Bogotá se vio sumida en el caso ambiental, se dejaron de recoger entre 6.000 y 9.000 toneladas de basuras en la ciudad capital. El alcalde recién destituido siempre defendió que la puesta en marcha de ese esquema de basuras era una apuesta para quitarles el negocio a los operadores privados, que por más de doce años tuvieron el control de la situación, y que también buscaba incluir en la operación a los recicladores, integrándolos al nuevo sistema. Con el nuevo modelo propuesto, empresas como Lime, Ciudad Limpia y Aseo Capital cederían su operación concesionada de aseo, para realizar la recolección, barrido y limpieza de Bogotá. Así explicó el alcalde Gustavo Petro: “El Distrito tendría la operación del 52% de la capital del país, mientras que los operadores privados, el 48%”. La ciudad no estaba preparadaEn ese proceso de cambio el Acueducto pasaría a ser la entidad que en materia de aseo debería recoger los desechos, manejar el catastro, la facturación del servicio, el recaudo de los pagos y el manejo de la cartera, entre otras actividades. Además, tendría que contar con un centro de atención al usuario y con buenas condiciones de atención al público. El 17 de diciembre de 2012, en medio de una intensa polémica y de críticas nacidas de distintos sectores, Petro le dio la responsabilidad al nuevo operador de encargarse del manejo de los residuos sólidos de Bogotá, desatando un caos ambiental y generando problemas de movilidad en varios sectores de la ciudad. Fue ahí, cuando la Procuraduría decidió “ponerle el ojo a la situación”. La administración dijo que el montón de desechos regados en toda la ciudad era parte del proceso de consolidación de la nueva medida, y que con el tiempo y la adquisición de nuevos camiones recolectores, todo se solucionaría. Sin embargo, las semanas siguientes demostraron que no hubo la cobertura necesaria, pues había sitios donde la recolección era hecha por volquetas. El desorden en la recolección de basuras llevó a Petro a firmar un convenio relámpago con los contratistas que antes había ignorado. De hecho, mediante un comunicado, la Alcaldía de Bogotá, celebró la firma del primero de esos convenios, con Ciudad Limpia, para que continuarían trabajando en localidades como Bosa y Kennedy, “en una modalidad de contratación, cuyas condiciones permiten la inclusión de la población recicladora, damos la bienvenida al nuevo esquema de aseo a la empresa Ciudad Limpia”, dijo ese documento. Pero el daño estaba hecho y los problemas que se presentaron durante los días 17, 18, 19 y 20 de diciembre del año pasado, le pasaron “factura” a Petro. Luego de esas jornadas de desconcierto en Bogotá, la Procuraduría Delegada para la Función Pública decidió atender más de 150 quejas que llegaron a la entidad, pidiendo revisión del tema y sanciones para los responsables del desorden. Además, se conoció que en ese momento el proceso pasó también a estudio de la dependencia de Asuntos Ambientales de la institución. Entre tanto Petro anunciaba la importación de camiones recolectores desde Estados Unidos para solucionar la emergencia sanitaria por baja cobertura en localidades como Chapinero, Suba, Kennedy y Bosa. Los problemas siguieron, pues, sumado al mal estado en que llegaron los vehículos, los antiguos recicladores, ya vinculados a la empresa Aguas de Bogotá, anunciaban cese de actividades por incumplimiento en los pagos. Era una tragedia casi anunciada. Los casi catorce mil recicladores vinculados a la operación reclamaban por inconsistencias en los sueldos, en la operación y en retrasos en sus procesos prestacionales; las organizaciones de recicladores organizadas también se quejaban de que funcionarios de la empresa Aguas de Bogotá no los dejaban hacer su proceso de recolección en normalidad. Mientras eso pasaba Petro, en sus discursos públicos, seguía defendiendo la idea de que el nuevo modelo de basuras tardaría al menos seis meses más en consolidarse, tiempo que usaría con los operadores encargados del servicio para revisar las condiciones de renovación de contrato. Un año de incertidumbre Por estos días el nuevo sistema de recolección de basuras en Bogotá cumpliría un año de operación, tiempo durante el cual, según Ordoñez, la ciudad ha estado envuelta en una improvisación constante. Por eso la Procuraduría, hace dos semanas, ya había advertido a la Corte Constitucional de los reparos al sistema y sobre una posible repetición del caos sufrido un año atrás. En ese informe, que fue remitido al presidente de la Corte, Jorge Iván Palacio, la procuradora delegada (e) Fanny María González, dijo que veía con preocupación que aún no se tenía certeza sobre cuál era el modelo de aseo que tendría continuidad en la capital, dado que el sistema es parcial y que no hay avances significativos en la operación. Todo el cúmulo de inconformidades y denuncias resultaron fatales para la administración actual. En el documento leído por el Procurador este lunes, el jefe del órgano de control informó que el manejo del cambio en el sistema de basuras le significa a Petro estar inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos y tener que dejar la alcaldía de Bogotá. Se espera que en las próximas horas el destituido alcalde anuncie qué acciones jurídicas interpondrá, que le permitieran seguir adelante con su controvertida propuesta de manejo de basuras en la ciudad.

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