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"El Caguán eligió a Álvaro Uribe": historiador Álvaro Tirado Mejía

El historiador Álvaro Tirado Mejía cree en las conversaciones de paz alejadas del tumulto. Dice que ojalá se pudiera hacer un proceso simultáneo con las Farc y el ELN. “Hay que buscar una salida negociada al conflicto”.

28 de octubre de 2012 Por: Margarita Vidal Garcés

El historiador Álvaro Tirado Mejía cree en las conversaciones de paz alejadas del tumulto. Dice que ojalá se pudiera hacer un proceso simultáneo con las Farc y el ELN. “Hay que buscar una salida negociada al conflicto”.

En la Universidad de Antioquia obtuvo los grados en Derecho y Ciencias Políticas. En la de París recibió un posgrado en Economía Agrícola y un Phd. en Historia. Es autor de una docena de libros sobre historia y co-autor de otras tantas obras sobre temas de su resorte. Profesor universitario de larga data, considera (como muchos, valga decirlo), que su Alma Mater es la mejor de Colombia. Estuvo vinculado como investigador al prestigioso Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, IEPRI. Durante el gobierno de Virgilio Barco fue miembro de la Comisión de Diálogo para la Paz con el M-19 y el EPL, y el presidente lo nombró Primer Consejero Presidencial para la Defensa de los Derechos Humanos. Ha sido miembro y presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Embajador en Suiza, Consultor de la ONU, Presidente del Cerec, y es miembro permanente del Comité por la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia. Álvaro Tirado ha sido durante varias décadas representante de sucesivos gobiernos en innumerables foros y conferencias internacionales. Es profesor universitario y una autoridad mundial en el tema de Derecho Internacional Humanitario. En esta entrevista habla sobre su visión respecto al nuevo proceso de negociación con las Farc.¿Es cierto que El Caguán eligió a Álvaro Uribe? ¡Claro! La exagerada exposición mediática, durante casi cuatro años de las Farc fue un inmenso error y profundizó la reprobación de la opinión contra ellas. Hoy, esperamos que después de haber perdido espacio y, sobre todo, de haberse echado al país encima, las Farc entiendan que hay una buena coyuntura para el diálogo y la consecución de la paz.Las Farc rearmándose y el ejército tecnificándose: ¿se estaban cañando mutuamente?Bueno, yo creo que Pastrana sí quería hacer la paz, pero no hubo voluntad por parte de las Farc y ese es el ‘quid’ del tema hoy: más que el ‘programa’ lo esencial es la voluntad de paz, porque los programas en las negociaciones son como los músicos en los almuerzos: lo importante es el plato de fondo, lo demás es acompañamiento. En Filipinas acaban de firmar un acuerdo de paz, después de un conflicto de más de 40 años.Sí, tuvieron años de conversaciones calladas, mientras que lo del Caguán fue un jolgorio mediático.Yo creo en las conversaciones de paz alejadas del tumulto con la convicción de que es necesario buscarle una salida política al conflicto. Ahora, tampoco hay que crearse ilusiones; aunque se firmara un acuerdo con Timochenko, la paz no llegará automáticamente. Como sucede en todos los conflictos, después de los procesos de paz hay un sector que se mete al bandidismo. ¿Como acaba de suceder con los ‘paras’?Sí, eso hay que cortarlo. Por otra parte, las violencias de Colombia son múltiples. Está el ELN que extorsiona y viola el Derecho Internacional Humanitario; hay que incorporarlo al proceso, no en la misma mesa con las Farc, pero hay que recordar que esas dos fuerzas han emulado y muchas veces el ELN se ha sentido ‘pordebajiado’ frente a iniciativas de este tipo. Ojalá se pudiera hacer un proceso simultáneo porque allí hay vasos comunicantes, no solamente por la competencia entre ellos, sino porque en cuanto uno de los grupos sepa que el otro ha firmado un proceso de paz, sabrá que toda la fuerza del Estado va a concentrarse contra él.Ahora está de Vicepresidente del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas. ¿Qué organizaciones protectoras de los derechos humanos son efectivas?Hay dos: el Sistema Europeo y el Sistema Interamericano y son más efectivos porque tienen Corte y estas tienen dientes. Visto en conjunto, el Interamericano es mucho más avanzado en muchas cosas que el europeo y le ha tocado mucho más difícil, porque este último ha trabajado con democracias, mientras que el primero se ha tenido que enfrentar a todas las dictaduras del Cono Sur.En el 98 se creó en Roma la Corte Penal Internacional. ¿Cuáles son sus logros, al día de hoy?Hay que decir que la protección internacional de los Derechos Humanos es muy reciente en la historia de la humanidad: no tiene más de 70 años. El Tribunal todavía no ha podido desarrollar todos sus objetivos porque hay muchos países que no han aceptado las competencias, o no han suscrito los instrumentos internacionales, como EE.UU. que, además, se opuso militantemente. Es claro que eso funcionaría más en la medida en que fuera universal pero, aún así, tiene fuerza. Otro tema importante es que la intervención de la Corte no es automática sino potestativa.Pero aquí se esgrime amenazadoramente su posible intervención en casos puntuales.Sí, se agita como espantapájaros y la están banalizando. Es real el hecho de que en Colombia hay casos que merecerían la intervención de la CPI. Pero, de otro lado, Colombia está en un proceso de negociaciones con grupos subversivos que han cometido graves violaciones del Derecho Humanitario. El asunto es cómo se va a resolver ese proceso porque ya se ven dos valores en oposición: el de los Derechos Humanos y el de la Paz. Y por eso se está dando algo que también es muy incipiente: la llamada Justicia Transicional que yo también calificaría como Transaccional.¿Qué significa?La Justicia Ordinaria, en medio de una guerra de 70 años con sus múltiples manifestaciones, necesita una aplicación adecuada (Transicional) del Derecho a esas circunstancias. Es también Transaccional en el sentido de que hay que hacer compatibles esos dos valores, y eso entra en el Derecho Internacional Humanitario. Por el momento no creo que Colombia esté a las puertas de la CPI, no porque no existan aquí problemas que lo merecerían –que quede claro- sino por razones prácticas. Pero no es descartable a futuro.¿Qué casos configurarían las condiciones para una intervención?Delitos contra la humanidad, que están especificados. Algo muy importante de tener en cuenta es que esta protección internacional es subsidiaria de la protección nacional, es decir que hay que agotar primero la instancia nacional en dos sentidos: que el estado no actúe, o que lo haga de manera desviada. También podría haber sentencias absolutorias pero los estándares internacionales deberán demostrar que no son contraevidentes. Kay Ambos, profesor de Derecho Penal Internacional, afirma que las Farc deben entender que una amnistía total es imposible porque eso no sería aceptado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ni por la CPI. Dice que la guerrilla debe estar dispuesta a reconocer sus crímenes y a responder con algo. Por sus declaraciones en Oslo, ese no parece ser el talante de las Farc. Colombia se dispone a hacer una nueva aplicación de la nueva Justicia Transicional -y Transaccional- que mantenga los estándares. Un poco la ‘cuadratura del círculo’, pero ese es un elemento fundamental con el que tiene que contar la negociación. Ahora, manteniendo esos estándares de protección, habría que buscar formas novedosas que cumplan con las exigencias de verdad y de información respecto a temas como el de los desaparecidos, entre otros. Tendrá que haber también manifestaciones de perdón y de reparación económica. Tal vez lo más difícil sea lo de las penas, algo muy complejo porque se desmovilizarían miles de personas.Probablemente no todo el mundo tendría que estar en la cárcel por períodos, sino que se podría instrumentar un sistema de penas sustitutivas, o algo por el estilo. Yo digo esto solo a manera de esbozo de lo que podría buscarse, porque lo que sí no podemos permitir es que normas que tienen total validez y un buen objetivo, a la larga se conviertan en una talanquera para lograr el cese de esta matanza.Se especula que las Farc no querrían que se las asimilara a los ‘Paras’ y que no aceptarían la Ley 975 de Justicia y Paz.Pues este proceso hay que darlo en un Marco Jurídico que ya existe y que obliga a Colombia porque ha suscrito sus instrumentos. Habrá opiniones como esa y otras más, porque aquí se debaten dos extremos: perdonar todo y no perdonar nada. La inteligencia estaría en buscar una salida que mantenga la legalidad, resolviendo el conflicto. Ahora, yo soy como casi todo el país no moderadamente optimista sino un poquitico más que moderadamente optimista.¿Y en qué basa usted su ‘poquitico’ adicional de optimismo?En primer lugar, creo que es un éxito haber llegado a donde estamos, sin que se filtrara nada, lo que evidencia un propósito de discreción. Por otra parte, las Farc han sido un movimiento de origen agrario y las leyes aprobadas sobre Restitución de Tierras permitirían que, si se llega a un acuerdo, pueda ser más efectivo su cumplimiento. A las Farc, podría resultarles atractivo que ya existan leyes al respecto.¿Cómo manejar los temibles retos del pos conflicto?Ese es el Talón de Aquiles de la negociación, pero no por esto hay que dejar de intentarlo. Al presidente Marroquín, que tenía frases muy cínicas, se le adjudica esta: “Ya viene la paz con todos sus horrores”. Detrás de estos procesos hay sectores que no se acomodan a la paz. Otra circunstancia que puede suceder y que se presenta incluso dentro del conflicto mismo, es que muchas veces las fuerzas armadas desalojan a un grupo guerrillero de una zona, se van, y el Estado desaparece. Como en la sociedad no hay espacios vacíos, esa zona la ocupa otro. Es imperativo que todas las zonas sean ocupadas de inmediato por el Estado y eso significa: educación, trabajo, justicia, salud, fuerza pública. Si eso no es así, los problemas de bandidismo serán mayúsculos.Nos esperan problemas que parecen insolubles. Sí, pero hay que ser pragmáticos. Los problemas se pueden ir arreglando uno por uno. Si mañana se llega a un acuerdo -aunque después sigan problemas de violencia- y logramos que haya muchos menos muertos, menos desplazados y menos extorsionados, la sociedad colombiana estará ganando. Es una obligación del Presidente intentarlo y yo creo que está bien que lo esté haciendo.¿Y qué opina de la posición del expresidente Uribe?Cuando Uribe llegó al gobierno era totalmente inexperto en cuestiones internacionales y hoy tiene un rol importantísimo como figura mundial de la Derecha y lo está jugando, pero se le ha ido agotando el espacio interno. Primero, porque los colombianos queremos intentar una salida a la violencia. Segundo, porque detrás de él están los oportunistas y como él no puede dispensarles favores en este momento, están bailando con otro ritmo. Tercero, todo va a depender del resultado del proceso. Ahora, su posición de oponerse al intento de paz yo no la comparto. Creo que es un empecinamiento, una actitud de activismo político y, aunque creo que tiene todo el derecho, también pienso que incluso para sus propios intereses políticos es una equivocación hacer una oposición a ultranza como esta, porque va en contravía de lo que la gente quiere.Curioso en él, una de cuyas virtudes es haber sabido sintonizarse con la gente.Todos hemos cambiado. Recuerdo que cuando el Presidente era subdirector de El Tiempo tenía unas posiciones muy conservadoras y se oponía desde el periódico a varios de estos temas. Y Uribe era un senador que abanderaba muchas causas que ya hoy no apoya.Remember: “Solo los imbéciles no cambian de opinión”. Firmado. J.M. Santos.Exactamente. Nietzche dice que al hombre que no cambia de ideas le pasa como a la serpiente que no cambia de piel: se muere. Pero para el caso concreto y actual, pienso que en estrictos términos políticos esa oposición tan cerrada no le rendirá frutos al expresidente.¿Cómo fue la connivencia entre ‘Paras’ y Fuerzas Armadas?Yo no diría Fuerzas Armadas sino algunos sectores de ellas. En ciertas zonas hubo mucha connivencia como está saliendo a la luz en los procesos judiciales, y gran parte de ello ocurrió por corrupción más que por ideología. Muchos de los atropellos que ahora se están judicializando tienen que ver con narcotráfico. Es evidente que hay una gran corrupción en que un agente del Estado se ponga al servicio de un agente anti-estatal, como ocurrió en algunas zonas. Yo empecé a trabajar estos temas desde antes de la Administración Barco, a través de Comités de Derechos Humanos en Antioquia con Héctor Abad Gómez. Pero hay que decir también que ha habido cambios muy positivos y que las FF.AA. y la Policía han mejorado sustancialmente en estos campos. Es más: a eso le atribuyo parte de los éxitos militares.A algunos les resulta paradójica la intervención de Cuba y Venezuela en el actual proceso de negociación.Ahí hay que tener un lente histórico. La Cuba de hoy no es la de hace 50 años cuando Fidel Castro era un guerrillero que quería exportar la revolución. Hoy es un anciano venerable que quiere consolidar a su país. Se acabó la Unión Soviética y Cuba ha jugado un papel moderador y positivo en este tipo de acercamientos y procesos de paz, entre otras cosas, por intereses propios. En segundo lugar hay que decir que a Chávez imprudentemente lo invitaron, e imprudentemente lo sacaron del proceso anterior, pero no creo que el Chávez de ese momento sea el actual, porque ha habido una diplomacia mucho más distendida en los últimos dos años. Además, creo que Chávez no va a radicalizar su revolución porque sabe que debe consolidarla ahora que la mitad de los venezolanos le dijeron no. Y está el tema de su salud. Chávez está jugando un papel de acercamiento. Puede que su corazón -lo mismo que el de Castro- esté en otro lado, pero su cerebro es pragmático.

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