El pais
SUSCRÍBETE

¿Deberían los electores votar por un partido y no por una persona?

Algunos sectores piden la eliminación del voto preferente y lo culpan de todos los males de las elecciones. Otros dicen que es un mecanismo que se tiene que ajustar pero no acabar.

6 de octubre de 2013 Por: Redacción El País, Bogotá

Algunos sectores piden la eliminación del voto preferente y lo culpan de todos los males de las elecciones. Otros dicen que es un mecanismo que se tiene que ajustar pero no acabar.

El voto preferente no ha logrado su mayoría de edad, apenas cumplió 10 años desde su adopción, y ya existen sectores políticos y de opinión que le quieren dar un entierro de tercera.El debate ya está en el ambiente, porque, según los consultados, esta figura tiene algunas falencias que propician vicios de ilegalidad en los procesos electorales para escoger quiénes van a ocupar curules en el Congreso, las asambleas, los concejos y las juntas administradoras locales.Lo que en su momento se mostró como una revolución política (ver nota anexa) hoy es visto como la principal herramienta de las irregularidades electorales que se registran en el país, tanto que ya hay sectores que piden acabarlo y que los partidos presenten listas cerradas, es decir que el ciudadano vota por un partido y no por un nombre.Pero existen también los que lo defienden y argumentan que la mejor manera de democratizar los partidos es a través de esta figura que permite a los electores saber por quién votan y no solamente hacerlo a ciegas por una lista de la cual no conocen a sus integrantes.Los contradictoresEl principal crítico del voto preferente es el senador de la U, Roy Barreras, quien considera que es una figura que no le hace bien a los procesos electorales.“Yo estoy proponiendo cerrar las listas”, dice el senador Barreras al sustentar que “el voto preferente terminó siendo un adefesio, es el que prohíja la compra de votos, la clientelización de las listas y, peor aún, la infiltración de grupos ilegales y dineros criminales en la democracia colombiana”.Asegura que este experimento “fue un fracaso”, ya que desde su óptica el voto preferente “terminó en una operación alacrán, que es peor que la avispa”.Para el congresista vallecaucano, la existencia de este mecanismo de elección incentivó las microempresas electorales, lo cual fue en detrimento de los esfuerzos hechos para fortalecer los partidos. “Cada cual busca salvar su pellejo, en un canibalismo interno de las listas, no funcionan los partidos cuando cada individuo tiene que hacerse elegir salvando su pellejo, en contravía de sus propios competidores que son sus compañeros de lista”, acusa Barreras.El parlamentario andino y exsenador liberal, Héctor Helí Rojas, dice, entre tanto, que el voto preferente lo que ha generado es una competencia entre candidatos del mismo partido que terminan en conflictos y divisiones internas, lo que traduce en que “cada quien va por su lado”.A su turno, el presidente del Directorio Nacional Conservador, Ómar Yepes, calificó este esquema de elección como “un factor de dispersión e indisciplina partidista, que ha logrado incentivar las microempresas electorales en el interior de las mismas colectividades”.La posición de Yepes contrasta con la defensa que hizo el Partido Conservador en el 2003 cuando se aprobó la iniciativa. De hecho fue esta colectividad la que impulsó esta figura en momentos en que se analizaba el acto legislativo de reforma política en ese año.El exsenador Yepes coincide con Barreras y advierte que el voto preferente “encarece la política, porque cada uno de los candidatos tiene que hacer un esfuerzo individual para hacerse elegir y eso requiere de mucha inversión”.El especialista en derecho electoral, José Vicente Sánchez, no dista mucho de las observaciones anteriores, pero se aparta del tema económico con el argumento que “la democracia tiene un costo”.Sánchez reconoce que cuando un partido opta por este sistema de elección obliga a que cada uno de los candidatos comience a buscar los votos por su cuenta y ese ejercicio proselitista “termina dejando de lado los mismos principios de los partidos”, porque el aspirante “llega con propuestas propias y no con el mensaje partidista que debería enmarcar cualquier campaña”.Por esta razón, no duda en afirmar que el voto preferente “debería ser abolido” para acabar con estas prácticas que “no le ayudan a la democracia”.Los defensoresEn paralelo, frente a quienes preferirían ver el voto preferente en llamas, hay quienes lo defienden porque piensan que es un esquema que mejoró la participación política en Colombia.El exsenador Héctor Helí Rojas también le ve ventajas a una lista abierta debido a que con la cerrada, según él, se volvería a implementar en el país el sistema del “bolígrafo”.Explica que este procedimiento radica en que los directores de los partidos acomodan las listas al Congreso a su manera “tal y como lo viene haciendo el expresidente Álvaro Uribe, en donde sus más allegados quedan con las mayores opciones”, por lo que sentencia que “prefiero el voto preferente y no el bolígrafo”.Por su parte, el candidato al Senado por el Partido Liberal, Horacio Serpa, asegura que “el voto preferente es mejor que el sistema que existía antes, cuando cada quien armaba su propia lista y la registraba como quería” y subraya que las listas abiertas “organizaron las candidaturas alrededor de un partido”.En similar sentido se pronuncia la presidenta del Polo Democrático, Clara López, quien dice que “mientras haya una escogencia democrática de los candidatos, el voto preferente es una buena opción” y sustenta: “Tiene una ventaja y es que todos los que son candidatos se esfuerzan para hacerse elegir y no se relajan como sucede en la lista cerrada, en la que los que están primero se relajan”.Las propuestasAnte las diferencias que existen al respecto, hay quienes tienen propuestas que podrían, de alguna manera, reemplazar la figura del voto preferente o ajustarla para evitar que termine por afectar el sistema electoral en el país.Para Horacio Serpa se puede pensar en el futuro “implementar un sistema de listas cerradas con voto obligatorio, lo que serviría para fortalecer a los partidos y la transparencia de los comicios”.Explica que el problema radica en que hoy los partidos hablan de pluralismo y este principio “solo se puede aplicar con el voto preferente. Es un dilema que hay que analizar bien a futuro”.Una visión diferente es la que defiende el analista José Vicente Sánchez, quien considera que en Colombia deberían existir unas elecciones primarias, en las que se elijan los candidatos que van a hacer parte de las listas de los partidos y que, finalmente, son los que llegarían a las comicios que determinarán la composición del Congreso.“Eso fortalecería la democracia, porque llegarían candidatos identificados con sus partidos y con propuestas concretas”, anota el analista.Clara López dice que eso lo está adoptando el Polo Democrático con las votaciones que se han hecho en los congresos, por lo que dice que “es democratizar las listas”.Sin embargo, el senador Roy Barreras es determinante: “Hay que hacer un acuerdo nacional para cerrar las listas y acabar con el voto preferente en Colombia”.El debate está abierto.

AHORA EN Colombia