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“Creí que no era la hora de ser liberado”: Wilson Rojas

El intendente jefe de la Policía Wilson Rojas relata su experiencia en el cautiverio en la selva.

8 de abril de 2012 Por: Julieth Zapata, Colprensa

El intendente jefe de la Policía Wilson Rojas relata su experiencia en el cautiverio en la selva.

Tres días fueron los que caminó el intendente jefe de la Policía Wilson Rojas para recuperar su libertad. En cada jornada se desplazaba unos doce kilómetros para llegar a Mocuare, una olvidada población a orilla del río Guaviare, donde lo esperaba la comisión humanitaria que lo devolvió a su familia.Rojas recuerda, cuatro días después de haber abandonado la selva, que “la verdad pensé que no era mi momento. Primero anunciaron un grupo de cuatro, luego le sumaron los demás y quedamos cuatro que no estábamos en la lista. Creí que estaríamos allí entre seis meses y un año más”.El intendente jefe cuenta cómo el 26 de febrero de este año se enteró que también sería liberado. “Escuchamos por radio que todos íbamos a volver. El 1 de marzo caminamos hasta llegar a donde iban los otros compañeros a los cuales iban a liberar primero. El día de la entrega nos levantamos a las 6:00 a.m. y recogimos todas nuestras cosas. Luego recorrimos hasta las 2:00 p.m. que llegamos a donde nos recibió la señora Piedad Córdoba”.Sus días en la selvaRojas contó que su primera promesa una vez secuestrado fue conservar su estado de salud por lo que se dedicó a realizar varias horas diarias de ejercicio. Entre su rutina estaban las flexiones de pecho, abdominales y algunas veces barras.“Desde el momento en que me secuestran me propuse que haría gimnasia hasta el último día. Lo hacía, no por verme bien o por vanidad, sino por conservar mi salud. Siempre me ha gustado el deporte, cuando vivía en el campo (antes del secuestro) trotaba, nadaba, jugaba micro y cuando estaba en Villavicencio iba al gimnasio”, recordó el suboficial.Rojas también habló de cómo era la alimentación en la selva. “El desayuno era a veces a las 6:00 a.m., consistía en una arepa, caldo y chocolate con leche, cuando había. El resto de las comidas se basaban en granos (fríjoles, lentejas, arvejas y arroz). El almuerzo era al medio día y la cena a las 4:00 p.m.”, aseguró.El temor a la muerteEl intendente fue plagiado por la guerrilla, durante la toma de Puerto Rico, Meta, en 1999.Recuerda que durante el secuestro lo que más le daba temor eran los bombardeos de la Fuerza Pública a los campamentos donde se encontraban y expresa era inevitable pensar en la posibilidad de morir.“Una vez que estábamos en un campamento, para la fecha en que liberaron a Ingrid Betancourt, durante la operación ‘Jaque’, el avión sobrevoló el sitio y nosotros no alcanzamos a salir. Andamos unos diez metros, yo temblaba del miedo que tenía. Pensé que sería el fin para todos nosotros” , indicó.El suboficial por un momento hace memoria de quiénes fueron sus carceleros desde el día que la guerrilla lo sacó justo con sus compañeros de la estación de policía de Puerto Rico, tras resistir por tres días el combate.“Siempre estuvimos custodiados por 60 guerrilleros. Durante el tiempo de secuestro recuerdo algunos comandantes que estuvieron a cargo de nosotros como el del Frente 44 que era ‘Albeiro Córdoba’. Durante la zona de distensión estuvo el ‘Mono Jojoy’ y Grannobles. En este último tiempo el encargado de nosotros era ‘Severiano’ que fue quien nos dejó libres y el que entregó los restos mortales de mi capitán Guevara”, manifestó el uniformado.Agregó que pudo identificar algunas de las zonas donde lo tuvieron privados de la libertad. “Estuvimos para el lado del Caquetá cuando era la zona de distensión. Luego pasamos cerca de Mitú, Vaupés, de ahí al Guaviare y el Meta”.Las cadenas del secuestroPese a que Rojas trataba de no recordar que llevaba una cadena en su cuello para hacer de su secuestro algo más fácil, dice que cargar tres libras a diario encima hacía las caminatas agotadoras.“Desde hace ocho años siempre estábamos amarrados en parejas. Durante tres años estuve encadenado con Salcedo (Róbinson Salcedo, sargento del Ejército que permaneció 13 años cautivo). Luego quedé con Beltrán (Luis Alfonso Beltrán cabo del Ejército que permaneció 14 años privado de la libertad) y por último con Duarte (Carlos José Duarte, intendente jefe de la Policía que permaneció 12 años en poder de la guerrilla). Cuando a ellos se los llevaron para entregarlos porque a nosotros no nos iban a dejar libres, quedé con Arcia (Luis Arturo Arcia, sargento del Ejército 14 años secuestrado)”, recordó el uniformado.Rojas dijo que ver a su familia fue un momento muy bonito, que no recordó a algunos de sus hermanos y hay algunos sobrinos a los que no conoce. “Fue hermoso volver a ver a mis ocho hermanos y mis padres. La verdad hay muchos sobrinos a los que no conozco. La alegría de verlos será cuando vaya a visitarlos, poco a poco me voy aclimatando con ellos. Ya los llamo por el nombre, me confundo menos y los voy metiendo en mi memoria”, dijo.

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