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Continúa debate en Colombia sobre implementación de grado doce en colegios

La propuesta busca evitar que los bachilleres se gradúen a los 16 años y detener la deserción universitaria. Sin embargo, expertos dicen que lo primero es revisar el actual currículo para no dar más de lo mismo.

4 de marzo de 2013 Por: Redacción de El País

La propuesta busca evitar que los bachilleres se gradúen a los 16 años y detener la deserción universitaria. Sin embargo, expertos dicen que lo primero es revisar el actual currículo para no dar más de lo mismo.

Cantidad no significa calidad. En eso coinciden diferentes voces del ámbito educativo, ante la posibilidad de que se implemente el grado doce en todos los colegios públicos y privados del país.Pero eso no significa que no estén de acuerdo con que los bachilleres colombianos están saliendo mal calificados y con que sea urgente revisar el sistema educativo nacional.Una prueba de lo anterior es el alto grado de deserción que se está registrando en los primeros semestres de universidad, debido a que los muchachos empiezan una carrera y luego se den cuenta de que no les gusta o no están preparados para estudiarla.Según la ministra de Educación Nacional, María Fernanda Campo, la explicación está en que los bachilleres se están graduando a los 16 años, “cuando todavía no tienen las mejores condiciones desde el punto de vista del conocimiento para continuar su proceso de formación”.Por eso el Ministerio estudia los pro y los contra de una sugerencia del Banco Mundial: la implementación del grado doce en el país. Campo propuso entonces un debate sobre este grado que atemperaría el bachillerato colombiano a la media internacional.Mónica López, secretaria ejecutiva del Convenio Andrés Bello, plantea que no podría tratarse de más de lo mismo, porque “es evidente que el sistema no está cubriendo las expectativas que los jóvenes tienen a esa edad”.En su opinión, si bien el país está haciendo un buen trabajo en la primaria y se han logrado reducir los índices de analfabetismo, es necesario revisar la media, es decir, los grados diez y once, “para que los chicos logren desarrollar más competencias que les sirvan para ser buenos ciudadanos del siglo XXI”.“Se debe profundizar en las habilidades que el alumno cree que requiere para su vida y en contemplar más opciones que la de estudiar en una universidad”, propone la experta. Así lo cree también Armando Albarracín, director de Secundaria del Colegio Alemán, para quien no tiene sentido aumentar el número de asignaturas, sin revisar lo que se está haciendo hoy en cada una de ellas.“Puede ser que con la cantidad de grados existente actualmente se pueda lograr calidad, máxime cuando no creo que el sistema educativo oficial esté en capacidad de asumir un nuevo grado”, enfatiza el directivo del plantel que en el 2000 adoptó al grado 12 para acogerse al sistema vigente en Alemania. Se abre pasoMario Vieira, rector del Luis Horacio Gómez, pone la discusión en otro punto al asegurar que solo hasta los 18 años de edad se puede hablar que el ser humano ya ha desarrollado completamente su inteligencia emocional.“Eso tiene que ver con la anatomía del pensamiento y es lo que permite que la persona tenga la madurez suficiente para tomar decisiones importantes en su vida”, explica el también sicólogo, antes de anotar que por eso en su colegio no se reciben alumnos menores de 7 años.De igual forma, los bachilleres de la institución que dirige dedican buena parte de los dos últimos grados, de los doce que cursan, a responder una pregunta de investigación que lo ayude a aprender cómo defenderse en la vida.Con él coincide la educadora Amalia Salazar, quien sostiene que el aumento de un año en la escolaridad “sería uno de los factores que permitirían que la educación superior y la sociedad reciban jóvenes con un proyecto de vida más estructurado y más competentes para una vida social y profesional más productiva”.Sin embargo, precisa que “lo peor que podría hacerse sería llenar con más asignaturas el ya saturado currículo de las instituciones” y que se debe apuntar a crear proyectos de desarrollo integral y a programas internacionales que les den más herramientas a los bachilleres colombianos para asumir la globalización.Al rector del Santa Librada, Ramón Ignacio Atehortúa, también le preocupa la repetición del currículo y que hoy los alumnos de décimo tengan que responder por doce asignaturas.“Estoy de acuerdo con que los muchachos están desorientados, pero es que en los colegios públicos no se está cumpliendo el Decreto 1860 de 1994, que ordena que los muchachos deben recibir apoyo sicológico para definir sus aptitudes”, indicó.Entonces el debate pasa también por lo económico, porque justamente la falta de recursos ha retrasado la iniciativa de equiparar el sistema educativo nacional con el bachillerato internacional.De hecho, Rubely Chiquito Tapazco, docente del Liceo Tacurí, sostiene que el sector público no tiene la capacidad para asumir el costo de un año lectivo más, máxime cuando la obligatoriedad estatal solo cubre hasta noveno.Así, mientras más colegios privados se suben a la ‘ruta doce’ y crece la preocupación por los bachilleres ‘niños’, se abre paso el aumento de un año más de escolaridad, en medio de la preocupación por la calidad de lo enseñado y los costos que tendría ese aprender más.

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