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Conozca los riesgos y secuelas de la adicción a la tecnología en los niños

Constante relación con celulares, computadores y redes sociales hace que menores de 18 años tomen decisiones más rápido, pero que tengan dificultad para aprender.

2 de junio de 2013 Por: Ángela María Collazos | Reportera de El País

Constante relación con celulares, computadores y redes sociales hace que menores de 18 años tomen decisiones más rápido, pero que tengan dificultad para aprender.

¿Es usted de los que dice que su hijo tiene un chip especial que lo hace todo un maestro en el manejo del computador? Ante afirmaciones como esta, el neurólogo Leonardo Palacios, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario, responde que no es exactamente así. Lo que sucede es que “los niños y adolescentes nacidos después de 1995 llegaron en pleno auge de la era de las tecnologías de la información, e inevitablemente se exponen desde sus primeros meses de vida al contacto con todo tipo de dispositivos tecnológicos; por eso se les llama nativos digitales”.Incluso hay estudios que señalan que 3 de cada 5 niños menores de 2 años tienen relación con celulares, tabletas o computadores antes de que sepan controlar esfínteres o de pronunciar una palabra.Esto ha modificado el funcionamiento del cerebro tanto en los nativos digitales como en los adultos -a quienes se les denomina inmigrantes digitales- que están constantemente expuestos a estos dispositivos, lo que representa uno de los grandes hallazgos de la ciencia en el siglo XXI. Los expertos se preguntan si las condiciones en las que vivimos nos llevarán a que con los años el cerebro evolucione y desarrolle nuevas capacidades, así como sucedió con la transformación de los homínidos desde el australopitecus hasta el homo sapiens sapiens. Por ahora lo que se sabe es que los jóvenes que no sobrepasan los 18 años tienen la habilidad para hacer varias cosas al mismo tiempo y por esos se les llama la generación ‘multitareas’. Palacios explica que “pueden chatear, hablar, responder un correo y escuchar música mientras un adulto común no puede hacer más de dos actividades al tiempo. Toman decisiones más rápido y manejan información de diferentes fuentes simultáneamente”.Cerebro cambia de configuraciónEl científico estadounidense Gary Small ha comprobado mediante varios experimentos que el uso del internet hace que el cerebro tenga una configuración distinta a la normal. Uno de sus estudios consistió en que 12 expertos navegadores de la red y 12 principiantes entre los 55 y 76 años realizaran búsquedas en Google mientras sus cerebros eran escaneados.Los resultados corroboraron que la actividad cerebral de los expertos era más intensa que la de los novatos, especialmente en el lado izquierdo del cerebro, el cual está ligado a la memoria operativa (habilidad para retener y manipular información durante lapsos cortos de tiempo) y que a su vez se encarga de controlar la habilidad para tomar decisiones e integrar información compleja. Posteriormente, el científico solicitó a los novatos que dedicaran una hora diaria a navegar en internet. En la segunda sesión del estudio descubrieron que su actividad cerebral era similar a la de los expertos. Lo mismo ocurre con los usuarios de Facebook que tienen grandes cantidades de amigos en sus perfiles. Los que tienen más de mil contactos tienen más desarrolladas ciertas áreas del cerebro vinculadas con la memoria, que los que tienen 300 amigos. A mayor número de contactos, mayor es el volumen de sustancia gris, originando más capacidad de memoria, y comprensión de significados, de palabras y gestos. Small descubrió que solo cinco horas de internet pueden alterar el funcionamiento del cerebro. ¿Qué pasará entonces con él si estamos continuamente conectados a la red?¿Futuras enfermedades?Las circunstancias a las que se encuentra sometido el ser humano lo han llevado a desarrollar lo que el neurólogo de la Clínica Reina Sofía de Bogotá, Leonardo Palacios, denomina ‘condiciones asociadas al uso intensivo del internet y redes sociales’. Entre ellas están:La infoxicación: consiste en la dificultad del cerebro para procesar la cantidad de información superficial que recibimos simultáneamente en periodos cortos de tiempo. La sobrecarga informativa hace que sea difícil registrarla por más básica que sea y evocarla. “Muchas veces decimos que nos parece haber escuchado sobre algo, pero no lo sabemos con certeza. Es porque estamos chateando, hablando o mirando el correo al tiempo, y tenemos dificultad para registrarlo todo”, afirma Palacios. Esto genera dificultad para memorizar y aprender. La nomofobia: es el miedo irracional de la persona al no tener en su poder el celular, lo cual afecta a un 48 % de las mujeres y a un 58 % de los hombres. Los individuos tienden a sentirse nerviosos y que están alejados del mundo, presentan ansiedad, angustia, al principio, irritabilidad y frustración.La infomanía: consiste en el deseo permanente de recibir información, los afectados quieren saber qué pasa en la ciudad, en el país, en el mundo, a cómo están el dólar y el euro, cómo terminaron los partidos de la Liga Europea, etc. Así mismo, se ha comprobado que cuando alguien recibe un mensaje de la persona que quiere a través de Twitter o Facebook hay un 13 % de mayor producción de la hormona de la oxitocina, más conocida como la molécula del amor o afrodisíaca, que es la sustancia del apego, aquella que las madres liberan al momento del parto o de la lactancia. Y hay una disminución del 11 % de cortisol, que es la hormona del estrés. Otro es el síndrome del celular fantasma, que afecta al 53 % de usuarios de móviles, el cual se da cuando una persona tiene la sensación de que su celular vibra dentro del bolsillo o del bolso, incluso si se meten al mar o a la piscina.

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