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Con fallo de La Haya, Colombia recuerda otros territorios que perdió

Desde todo un departamento como Panamá hasta islas y costas pequeñas desaparecieron del mapa colombiano. Historiadores afirman que desde 1810 el país ha perdido casi la mitad de su territorio.

20 de noviembre de 2012 Por: Redacción de El País

Desde todo un departamento como Panamá hasta islas y costas pequeñas desaparecieron del mapa colombiano. Historiadores afirman que desde 1810 el país ha perdido casi la mitad de su territorio.

La historia se repite. El fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que le quitó a Colombia una franja de mar al norte y sur del archipiélago de San Andrés y Providencia, le recordó al país un pasado de pérdidas. Desde todo un departamento como Panamá hasta islas y costas pequeñas desaparecieron del mapa colombiano. Historiadores afirman que desde 1810 el país ha perdido casi la mitad de su territorio. ¿Los culpables? La historia cuenta que los gobernantes colombianos empezaron, luego de la Independencia, a ‘regalar’ el territorio a los países vecinos en las regiones del Caribe, la Amazonia, la Orinoquía. Además, se fijaron una serie de tratados con otras naciones en los que el perdedor era siempre el mismo: Colombia. Panamá, ese departamento olvidado por el Gobierno colombiano, es el territorio que más le dolió perder al país. Esta tierra perteneció a Colombia desde 1821 hasta noviembre de 1903, cuando los panameños lograron independizarse. La separación fue patrocinada por Estados Unidos, que construyó allí el canal para el tránsito de buques. El 30 de marzo de 1922 el Congreso de Estados Unidos ratificó el tratado Thompson-Urrutia, que concedió a Colombia una indemnización por 25 millones de dólares, con el propósito de “eliminar todas las desavenencias por lo ocurrido en Panamá en 1903”. Colombia aceptó. Pero esa no fue la única batalla perdida. Perú fue quizá el país que más se aprovechó del territorio nacional: en 1922 se apoderó de una zona del extremo sur entre lo que hoy son los departamentos de Amazonas y Putumayo, conocida como el Trapecio Amazónico. Con Venezuela la situación fue similar. Colombia firmó varios acuerdos con el país vecino, como el Tratado Final de Fronteras, en 1941, que terminó con la pérdida para Colombia de una zona aledaña entre la Guajira y Maracaibo. Solo logró salvarse una parte del municipio Catatumbo, en Norte de Santander. Otro de los casos más recordados es el de Los Monjes, cinco islas localizadas en la alta mar del Océano Atlántico, a 18 millas marinas de la Guajira colombiana. Hasta 1944 estas zonas rocosas pertenecían a Colombia, pero en 1952 el canciller Juan Uribe Holguín afirmó arbitrariamente que el país carecía de soberanía en esta zona. Según una investigación de la historiadora María Cristina Bernat de Bonilla, para ese entonces Uribe Holguín escribió en un documento: “El Gobierno de Colombia declara que no objeta la soberanía de Venezuela sobre el archipiélago de los Monjes y que, en consecuencia, no se opone ni tiene reclamación alguna que formular al ejercicio de la misma o a cualquier acto de dominio por parte de este país sobre el archipiélago en referencia”. Así, con esa simple nota, se perdieron Los Monjes durante el gobierno del presidente encargado Roberto Urdaneta. Con Nicaragua la pelea no es nueva. La Costa de Mosquita, que pertenecía a Colombia, fue arrebatada por ese país en 1894. Años más tarde, en 1928, el Tratado Esguerra-Bárcenas ratificó la soberanía de Nicaragua sobre esta costa. La excusa siempre fue que el Gobierno de Colombia nunca ejerció dominio sobre esta zona. Para el historiador Alberto Abello la cantidad de territorio que ha perdido Colombia se debe a que el país nunca ha entendido la importancia de la zona marítima. “Muchas veces quienes han negociado han sido personas de la Capital que no están informadas de lo que ocurre en la frontera y por eso ceden el territorio”, indicó.

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