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¿Cómo tener una vida feliz si se nace y crece en una familia disfuncional?

Ser la oveja blanca en un hogar de ovejas negras sí es posible.

24 de julio de 2011 Por: Redacción de El País

Ser la oveja blanca en un hogar de ovejas negras sí es posible.

Charlize Theron, la actriz surafricana, sólo tenía 15 años cuando su madre, Gerda Therón, mató a su padre de un disparo, para proteger la vida de ambas. Charles Theron era un alcohólico maltratador, que una noche se presentó borracho con una escopeta y amenazó con matarlas. Pese a provenir de una familia tan ‘disfuncional’ como esta, Charlize posee una simpatía tan arrolladora como su belleza y siente un profundo amor por su madre, quien ha sido su mayor apoyo. “No vivo del pasado. Desde aquello he tenido una vida completa. Si hubiese vivido en el pasado por un hecho que había sucedido en mi vida, mi existencia hubiese sido un desperdicio. Tengo 33 años y he tenido mucha más vida que un suceso”.Hoy, Charlize es una mujer comprometida socialmente con diversas causas, contraria a la pena de muerte, activista de una organización que lucha por el trato ético a los animales, y portavoz, en su país, de una polémica pero eficaz campaña televisiva contra la violación. Y hay más: cumplió su sueño de conocer a Nelson Mandela cuando le llevó el Oscar. Se siente orgullosa de ser la primera sudafricana en ganarlo.Para no ir tan lejos, Isabella Santo Domingo, que esta semana visitó Cali para presentar su stand up comedy ‘Los caballeros las prefieren brutas’, admite que su ácido sentido del humor y mucho de su ingenio se lo debe al hecho de haber nacido en una familia ‘disfuncional’. Incluso, las malas relaciones afectivas “llenas de celos, manipulación, violencia, mentiras” que vio en su familia, le sirvieron después como material para sus libros, artículos y guiones.Encontrar lo bueno en lo maloPara la psicóloga Silvana Iannini, quienes han nacido y crecido en medio de una familia ‘disfuncional’ siempre llevarán dentro de sí particularidades y rarezas que los harán diferentes a todos los demás. Sin embargo, aclara que esto no necesariamente es malo: “¿Por qué todos tenemos que aspirar a ser ‘normales’? La mayoría de las veces la ‘normalidad’ es aburrida, predecible y plana. Si hemos tenido una familia ‘disfuncional’ no debemos aspirar a ser normales, sino funcionales. Un poco de locura es sana y deseable, siempre y cuando sea funcional”.Visto de esta manera, crecer en una familia problema, a pesar de todo el sufrimiento y el desgaste emocional que implica, puede contibuir a desarrollar varias competencias si se sabe elaborar la situación: creatividad, capacidad de adaptación, tolerancia con la diferencia, apertura mental e inteligencia intrapersonal. Esta última, es la capacidad para mirarse hacia adentro y reconocer realidades interiores profundas que muchas veces son el origen del arte, de la poesía, de la genialidad, explica Iannini. En efecto, los anales del arte están repletos de personalidades complejas provenientes de círculos familiares y sociales ‘disfuncionales’. Es el caso de Truman Capote, el escritor estadounidense que partió en dos la historia de la novela moderna con ‘A sangre fría’.Su biógrafo, Gerald Clarke, se preguntaba cómo pudo surgir un talento tan portentoso de una vida tan aparentemente disfuncional, con un padre iluso que corría tras proyectos vanos, una madre que soñaba con la fama y el ascenso social a pesar de ser una muchacha de pueblo, y un pequeño Truman criado entre una legión de tías solteronas y enviado a una escuela militar donde fue abusado por otros chicos. La respuesta del biógrafo es sorprendente: la profundidad psicológica de sus personajes, la capacidad para sintonizarse con el drama, e incluso su personalidad histriónica que lo hizo brillar en los círculos sociales neoyorquinos, es fruto de su crianza. Su extraña familia fue su escuela literaria. Y casos como el suyo abundan.¿Disfuncionales nosotros?La psicóloga Margarita Saldarriaga Cuartas, coordinadora de la maestría en Familia de la Universidad Javeriana, aclara que ya no se habla de familias ‘disfuncionales’, sino con distinto tipo de dificultades o multiproblemáticas.La ‘disfuncionalidad’ no la da el que no se trate de una familia tradicional conformada por papá, mamá e hijos. Hoy se dan las ‘familias del Siglo XXI’, las monoparentales (que sólo tienen papá o mamá), las ensambladas (una pareja que aporta hijos de una relación anterior a la nueva familia, independientemente de que no tenga hijos en esta nueva relación) y las parejas homosexuales, dos hombres o dos mujeres que tienen hijos.Según la psicóloga de la Javeriana, su conformación no las hace ‘disfuncionales’, sino su problemática: situaciones socieconómicas complicadas, deficiente resolución de conflictos, abandonos parentales de padre o de madre y violencia emocional, que deriva en violencia física, sexual, económica y verbal. Las llamadas ‘disfuncionales’ son familias a las que les cuesta trabajo nutrir emocionalmente y ejercer la paternidad con responsabilidad. Son incapaces de proveer solución a las necesidades básicas y emocionales.Una precisa definición de familia ‘disfuncional’, la da el psicólogo Harold Estrada: “Es aquella en la cual no está presente la noción del amor y cada uno se rige por sus propios deseos, no por el bienestar de la familia como un todo”.Pero no quiere decir que el producto de una familia de ovejas negras sea otra oveja negra. ¡Puede ser blanca! El caso más cercano lo da la psicóloga Saldarriaga, quien atendió el caso de un hombre, hijo de un papá consumidor de sustancias psicoactivas, que abusó sexualmente de él desde muy pequeño, y de una mamá bastante violenta, con muchas dificultades emocionales y muchos hijos. A él, como era el mayor, su madre le asignó la responsabilidad de hacerse cargo de los hermanos cuando el papá los abandonó. Además de hacer funciones de papá de sus hermanos, el joven acompañaba a la madre por la vida. Hoy, él es un papá ejemplar, hizo una carrera en una universidad pública y trabaja incansablemente hasta la fecha por sacar adelante a sus hijos. Una vida mejor sí es posible.Una oveja blanca entre muchas negras 1. Toma de conciencia. El primer paso para no repetir la historia familiar es tomar conciencia de la propia condición: saber que es susceptible de replicar con sus hijos situaciones de violencia, o que puede padecer consumo de sustancias psicoactivas, ludopatía o adicción al juego, un pobre control de impulsos, problemas a nivel afectivo, dificultades para tomar decisiones afectivas y otros. También hay que procurar ser autónomo económicamente para tener mayor margen de maniobra en la vida. 2. Indentificar lo que hay que cambiar. Comunicar no es solamente qué decir ni cómo decilo. En una familia, para que funcione bien, las reglas de oro son: no criticar, no humillar, no insultar y no señalar a la persona que hace algo, sino a su conducta. Por ejemplo, cuando se tiene un niño de 5 años, que no tiene su motricidad madura, y se le derrama el vaso de leche, no hay que decirle: “Eres un bruto”, así se implica al niño y a su identidad, es decir, a la persona. Es más sano decirle: “Esto que acabas de hacer daña el sofá, vamos juntos a limpiarlo”. Hay que señalar la conducta, no al niño. 3. Sanidad financiera. Los problemas económicos pueden conllevar problemas intrafamiliares. Una familia disfuncional que está ‘atada’ el resto de la vida porque la dependencia económica a un solo familiar es alta, difícilmente podrá retornar a la senda de la buena convivencia. Trabajar y ser proactivo alivia las cargas. 4. Que las historias de dolor no se repliquen en las nuevas generaciones. La psicóloga Margarita Saldarriaga Cuartas cuenta que un niño llegó a su sesión y se quejó: “Mi mamá no me da dinero para comprar papitas, y ella me dice: ‘yo no tengo plata’ y en la monedera tiene plata, mi mamá es una mentirosa”. La psicóloga increpó a la señora: “¿Me muestra la monedera por favor? ¿Este dinero para qué es?”. Ella le explica: “Estas monedas son para comprar pan, esto es para la leche y esto para huevitos para el almuerzo’. Y la psicóloga le explica al niño: “‘Efectivamente tu mamá tiene plata, pero no para lo que tú quieres, sino para que tú y tus hermanos se desayunen mañana antes de ir al colegio”. A los niños hay que explicarles la situación, para que aprendan a resolver conflictos, no a crearlos. 5. Elegir muy bien a la pareja. “En la medida en que una pareja no logra acuerdos en la definición del amor, entendido como el respeto al otro, no tanto como el complemento a nosotros, se origina la disfuncionalidad”, asegura el psicólogo Harold Estrada.

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