Colombia
Alcaldía de Santa Marta rompió silencio ante la muerte de niña por parásito ‘come cerebros’
Un extraño parásito acabó con la vida de la menor de 10 años.
La Alcaldía de Santa Marta se pronunció luego de la muerte de Stefanía Villamizar, una niña de 10 años que contrajo un peligroso parásito ‘comecerebros’ en una piscina en la capital de Magdalena. Las autoridades sanitarias buscan esclarecer este caso que ha consternado al país.
Según el secretario de Salud de Santa Marta, Jorge Bernal, inicialmente no tenían en el radar el fallecimiento de la niña debido a que la enfermedad fue tratada en Bucaramanga, pero el Instituto Nacional de Salud no remitió la información a las autoridades en Magdalena.
Aunque señaló que por el momento no hay insumos para abrir un estudio de este caso, dijo que ha insistido para que le suministren información que permita aclarar las causas de la muerte de la niña. “Pese a que hemos averiguado en varias oportunidades, no tenemos absolutamente ninguna información. Por lo tanto, no tenemos algún criterio para actuar sobre el hecho. La información la tiene el Instituto Nacional de Salud”, señaló el líder de la cartera de salud.
También indicó que, antes de que Semana revelara este caso, un grupo de expertos ya había monitoreado el establecimiento donde la niña habría contraído el parásito. En esa revisión tomaron muestras del agua de la alberca, pero, según dijo, los resultados no dieron indicios de alarma.
“Con los estudios que se hacen a las aguas de las piscinas, se establece si hay presencia o no de algunos de los agentes vivos que puedan generar enfermedades a las personas”, mencionó Bernal cuando se le preguntó si el mortal parásito pudo ser detectado.
La historia
En diálogo con Semana, Tatiana González, la madre de la niña, contó la dolorosa historia. El pasado 18 de junio de 2023, viajaron a Santa Marta, Magdalena, para disfrutar las vacaciones, pero la menor de 10 años contrajo un parásito que se camufla en jacuzzis, piscinas y hasta lagos.
Después de dos días, la pequeña Stefanía comenzó a quejarse de un dolor en el oído que luego se transformó en episodios de fiebre y vómito. En principio, los síntomas que presentaba la menor fueron tratados como una otitis.
Madre e hija regresaron a su casa, ubicada en Bucaramanga, Santander, y con el paso de los días no se presentó ninguna alerta, pues aunque el malestar del oído persistía, su intensidad disminuyó.
Pero los quebrantos de salud de la niña no terminaron. El drama empezó el 4 de julio, cuando, dice la madre, su hija no era la misma. La menor no quería levantarse de la cama, la luz le fastidiaba, y además, llamó a la empleada de servicio para que la acompañara a ducharse.
Mientras se bañaba, Stefanía empezó a convulsionar, por lo que fue trasladada a un centro médico, donde estuvo bajo observación médica y fue sometida a varios procedimientos. A esas alturas, ya era claro que no se trataba de una otitis, pero los médicos tampoco sabían lo que tenía.
Lamentablemente, 24 días de después, Stefanía falleció en la clínica rodeada de sus padres y demás familiares. Dos días antes de morir, a la niña de tan solo 10 años le declararon muerte cerebral.
Según el diagnóstico de la clínica, el motivo del deceso estaba relacionado con una meningitis, pero por la extrañeza del caso el Instituto Nacional de Salud intervino en el dictamen. Luego de un mes del fallecimiento, los expertos determinaron que la pequeña murió a causa de una encefalitis.
De acuerdo con la información entregada por el neurocientífico William Contreras, quien hizo parte de la investigación, se trató de un protozoo ameboflagelado, perteneciente al filo Percolozoa.
Esto se transmite por medio de la cavidad nasal, mediante la aspiración de agua o inhalación de polvo contaminado con trofozoítos o quistes, los cuales atraviesan la mucosa nasal y por el nervio olfativo se trasladan hasta el cerebro. Cuando ya está instalado en el cerebro, este se encarga de destruir las células nerviosas y los eritrocitos.
“Es un parásito que, debido a las altas temperaturas y aguas estancadas, puede vivir en áreas como piscinas o jacuzzis y se alimenta del cerebro. Los síntomas comienzan con fiebre leve y malestar general y algunas veces rinitis; ocurre, principalmente, en individuos sanos”, señaló el experto.
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