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Vía férrea quiere bajar del tren del abandono

Después del alumbrado navideño, ¿qué va a pasar con el corredor de las calles 25 y 26? Urbanistas ofrecen varias alternativas. La idea es recuperar ese espacio para Cali.

5 de diciembre de 2010 Por: Redacción de El País

Después del alumbrado navideño, ¿qué va a pasar con el corredor de las calles 25 y 26? Urbanistas ofrecen varias alternativas. La idea es recuperar ese espacio para Cali.

Y después del alumbrado, ¿qué? Esa es la pregunta que ronda la cabeza de Carola Jaramillo al mirar desde una ventana de su casa del barrio Obrero, las luces y los motivos navideños que empiezan a adornar ese corredor férreo por donde sólo circula el tren del abandono.En enero volverán la basura, los escombros y los indigentes. La inseguridad seguirá reinando en ese mundo de tinieblas y de miedo. Esa es la respuesta que ella misma se da. Porque nadie más que los habitantes de la calle se atreven a meterse en ese corredor que es como una hoja filuda que rasga el pecho de la urbe.Ya hace como medio siglo que el separador de las calles 25 y 26 no volvió a tener vida. Desde que los vagones de gente, de carbón y de café dejaron de pasar por allí. Desde ese fatídico 7 de agosto de 1956 cuando explotaron, no se sabe por qué, siete camiones repletos de dinamita y volaron cafés y tabernas de la zona de tolerancia, parte de la galería Belmonte y hasta expulsaron cadáveres de las bóvedas del Cementerio Central.El corredor murió con la explosión y el abandono. Y se convirtió en una isla indeseable en medio de la ciudad, al lado de la cual la gente sólo se atreve a pasar rápido en carro como queriendo ignorar lo que ocurre sobre los rieles fosilizados del terraplén.Pero este diciembre llegó el alumbrado navideño a darle una luz de esperanza al corredor. Y su montaje ha implicado limpiar la zona, retirar los indigentes, enlucir las fachadas de las bodegas del ferrocarril y del puente vehicular sobre la Carrera 15.Lo lamentable sería que en enero, cuando se apaguen las luces de la Navidad, el corredor vuelva a ser el de siempre y la ciudad le dé la espalda de nuevo. Pero, qué hacer para no volver atrás, como se pregunta Carola Jaramillo, la ama de casa que ha visto marchitarse ese sitio durante los últimos 50 años...Los arquitectos urbanistas tienen respuestas. La ex directora de Planeación de Cali Fabiola Aguirre, dice que rápidamente hay que darle un uso a las bodegas del ferrocarril, y usos modulares al corredor entre la Terminal de Transportes y la Carrera 15. Su propuesta es que en las bodegas se haga un museo temático y actividades gastronómicas y culturales como ballet, eventos de conservatorio, títeres, teatro y cine. “Con el tren de cercanías que se desarrollaría a continuación y con la Terminal de Transportes se atraería el fin de semana visitantes de todo el Valle del Cauca” señala.El resto del corredor tendría unos senderos peatonales para uso de la gente, andenes dignos y una ciclorruta. Eso aportaría una conectividad en sentido oriente occidente (atravesando el corredor) y generaría espacio público. “Se podrían implementar áreas de patijane y de deportes urbanos, de acrobacia en patineta, cosas sencillas, no costosas que revitalizan el sitio para ser usado”, dice Aguirre.Juan Carlos Vallecilla, ex presidente de la Sociedad de Arquitectos, advierte que es clave la asociación entre espacio público y equipamiento. Por eso le propuso al Alcalde que desarrollara su Museo de la Salsa en las bodegas del ferrocarril, no sólo como una muestra de esa cultura musical, sino como un cluster de toda la industria asociada a ella: los artesanos de instrumentos, vestuario y producción de la música.Tampoco descarta que en la zona se desarrolle un distrito de rumba dentro de Cali “que no plantee unos usos molestos para lo residencial”, algo que Aguirre rechaza porque dice que eso se convertiría en un gueto urbano.“En las fichas normativas del POT, la zona se califica como ‘sub-área’ y en tal condición es sencillo desarrollar el proyecto porque no exige un plan parcial”, dijo Vallecilla. Es un equipamiento patrimonial de la ciudad, la infraestructura es muy flexible y permite hacer muchas cosas con una inversión razonable que ayudaría a rehabilitar esa área. La solución de parqueos se resolvería fácil porque tiene gran accesibilidad, agregó. La arquitecta Ely Burckhartd es partidaria de hacer de la zona un parque longitudinal con diversos usos recreativos y culturales, teniendo las bodegas como un centro de actividades para colegios y entidades que no requieren usar el Centro de Eventos Valle del Pacífico. El ex director de Planeación, Juan Carlos Ponce, agrega que para preservar la zona de inmediato la Administración debe poner un contingente de Policía Montada para ofrecer seguridad, mientras va dándole usos urbanos. “Toda la zona debe tener un tratamiento cultural, donde el edificio del molino se recupere como biblioteca y las bodegas se incorporen como museo temático”, dijo Ponce.Al alcalde Jorge Iván Ospina, sin embargo, lo que le suena es hacer la autopista Bicentenario por el corredor, una megaobra que aún no tiene estudios definitivos ni menos una clara financiación.

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