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Ventas ambulantes preocupan a los habitantes del sur de Cali

Aseguran que ya no saben qué hacer al ver que cada día son más las mesas, las bancas, los parasoles, los fogones y los cilindros a gas que se instalan en andenes, parques y separadores viales de sus vecindarios.

30 de agosto de 2011 Por: María Teresa Arboleda Grajales, reportera de Cali Sur.

Aseguran que ya no saben qué hacer al ver que cada día son más las mesas, las bancas, los parasoles, los fogones y los cilindros a gas que se instalan en andenes, parques y separadores viales de sus vecindarios.

Las ventas ambulantes en el sur de Cali dejaron de ser fruto del rebusque para convertirse en “un tema hipercrítico” para los habitantes de esa zona de la ciudad.Así lo expresan presidentes de juntas de Acción Comunal y Administradoras Locales y demás moradores, quienes aseguran que ya no saben qué hacer al ver que cada día son más las mesas, las bancas, los parasoles, los fogones y los cilindros a gas que se instalan en andenes, parques y separadores viales de sus vecindarios.Y es que detrás de este comercio informal hay una estela de conflictos que amenazan la tranquilidad de sus sectores de residencia. Ocupación del espacio público, deterioro de las zonas verdes, humo, olores a comida, contaminación visual y auditiva y congestión vehicular son parte de la extensa lista.Pero más allá de estos problemas, para algunos lo más grave es la inseguridad que propician varios de ellos.“Hay delincuentes que fingen ser vendedores ambulantes, pero en realidad son anunciantes, es decir, informan a sus cómplices cuando uno sale o entra de sus casas”, sostuvo un residente de Ciudad Jardín que pidió omitir su nombre.Según él, en el barrio “hay puestos enquistados, pero la Policía no puede hacer nada, pues el control le corresponde a la Secretaría de Gobierno Municipal, pero sus funcionarios son muy relajados”.Entre los negocios que les roban la paz a estos moradores de Ciudad Jardín y Pance se cuentan los ubicados en la Carrera 100 con calles 13 y 16, en el semáforo de Pepeganga y la esquina de Bancolombia.Asimismo, varios de los que se localizan en las afueras de las universidades Icesi, San Buenaventura y Autónoma. En esta última, de acuerdo con un vecino, “venden droga a los universitarios, nos lo han contado estudiantes que nos colaboran con el tema de la seguridad en la Comuna 22”.De día y de nochePrimero de Mayo y Santa Anita, en la Comuna 17, son sectores donde, en opinión de los residentes, se han propagado las ventas en los últimos meses.En el primero, por ejemplo, en la Carrera 56 con Calle 13 esquina, “por la mañana venden minutos a celular, chorizos y verduras. Ya en la noche, el turno es para las arepas y las empanadas”, relató José Argemiro Grajales, quien agregó con preocupación que se han establecido junto a una vivienda abandonada que queda diagonal a un reconocido supermercado.En cuanto a Santa Anita, las quejas puntuales se centraron en el puente de la Carrera 56 con Autopista Sur y enseguida de la CVC, donde “han ido apareciendo unos puestos de ventas de frutas”, denunció una vecina que se reservó su identidad.Plazas de mercadoChorizos, perros, lechona, cholados, jugos, merengón, comidas rápidas, frutas y cds, entre toda una variedad de mercancías, han sido la tortura de los habitantes cercanos al Parque de El Ingenio, quienes en repetidas ocasiones han pedido que las autoridades intervengan la invasión del espacio público, las basuras y la contaminación auditiva que producen tales negocios. “Ahora que están construyendo el parque biosaludable, se han desplazado unas cuadras del sitio habitual”, le aseguró una residente a Cali Sur la semana pasada.Sin embargo, otros comerciantes informales permanecen por fuera de la lona verde que demarca el sitio en construcción.Siguen el ejemploPocos vecindarios del Sur se escapan de la ola de ventas sobre las vías y los espacios públicos.Uno de ellos es Prados del Limonar, donde la vigilancia de los moradores ha impedido la aparición de los negocios callejeros.Según María del Carmen Velásquez, líder comunitaria de ese barrio, “en algunas ocasiones, cuando hemos visto que alguien saca un parasol con el ánimo de instalar un negocio, lo hemos convencido de la inconveniencia de dicha actividad”.Agregó que “una vez una vecina me preguntó si podía vender almuerzos, pues pasaba por una situación económica difícil. Le expliqué que si ella sacaba una venta a la calle, pronto otros querrían hacer lo mismo; lo bueno fue que comprendió que la negativa era por el bien de nuestro barrio”.El ‘lobo’ está sueltoDespejados de ventas lucían el pasado viernes algunos espacios que históricamente han permanecido invadidos por vendedores ambulantes en el sur de la capital del Valle.Uno ellos, el parque ubicado detrás del Éxito de San Fernando, había sido objeto de operativos realizados por funcionarios de la Alcaldía.Asimismo, ‘el lobo’, como le llaman los vendedores al camión que recoge la mercancía que invade el espacio público, estaba parqueado en el puente de la Carrera 56 con Autopista Sur.Es que, según Leonela Mazuera, coordinadora de Espacio Público de la Alcaldía, “los operativos continuarán, porque hay quienes quieren tener negocios con todas las de la ley, pero sin pagar un solo peso”.La funcionaria reiteró que hay quienes comercian con el espacio público, ya que alquilan o venden puestos a personas incautas.Por todo esto, los vecinos del Sur les piden a las autoridades que no bajen la guardia en los controles, ya que los ambulantes les están robando el espacio por donde transitan, así como su tranquilidad en el día y en la noche.OrganizarlosCombatir la proliferación de ventas ambulantes es una meta de varios líderes del Sur y con este objetivo se han diseñado estrategias que incluyen la legalización de las mismas.“Desde el año pasado la JAC de El Ingenio, de la mano del Comité de Parques de la Administración Municipal, trabaja en la búsqueda de soluciones a esa problemática y ya se ha propuesto la legalización y organización, a través de la construcción de puntos de venta, sostuvo Nora Valenzuela, quien fuera presidenta de la JAC del barrio.Agregó que sus vecinos exigen la liberación del espacio público “o la organización de los negocios que afean el entorno”.Con ella coincidió Andrés Álvarez, otro morador de la zona, para quien la solución definitiva a este problema, que los afecta desde hace varios años, está en la organización de los comerciantes en módulos, aprovechando la remodelación del parque.

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