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Vecinos del Pascual Guerrero dicen sentirse encerrados en su propio barrio

Muchos aseguran sentirse prisioneros, pues la Policía ha instalado vallas que ponen restricciones a su libre movilización como parte del plan de seguridad impuesto ante la realización del Mundial Sub 20.

11 de agosto de 2011 Por: Redacción de Cali Sur

Muchos aseguran sentirse prisioneros, pues la Policía ha instalado vallas que ponen restricciones a su libre movilización como parte del plan de seguridad impuesto ante la realización del Mundial Sub 20.

Mientras el pasado martes cientos de hinchas hacían fila para presenciar los partidos del Mundial Sub 20, muchos vecinos del Estadio Pascual Guerrero escapaban raudos de la euforia, el calor y la efervescencia que ya se apoderaba de los alrededores. Su problema no era con el fuerte ruido de las vuvuzelas (que fueron prohibidas) ni con la música que ambientaba las horas previas a los partidos ni con la congestión que formaban los carabineros de la Policía o los encargados de vigilar el espacio público. Nada les preocupaba tanto como el encierro al que han sido sometidos, durante cuatro días, desde el pasado 30 de julio, cuando en la capital del Valle comenzaron a jugarse los partidos correspondientes a la cita orbital. Muchos aseguraron sentirse prisioneros en su propio barrio de residencia, pues la Policía ha instalado vallas que ponen restricciones a su libre movilización.Además, porque “al ingresar a nuestras casas o negocios “nos toca presentar la cédula para que revisen si estamos en el censo que hicieron del sector y te requisan todo lo que lleves”, contó Andrés Cardona, administrador de una cabina de internet. Hay quienes no esperan a la tarde para abandonar sus casas. Es el caso de Luis Fernando Pérez, habitante de la Carrera 36 con Calle 5B: “Yo me voy para evitarme problemas”, sostuvo cuando el reloj apenas marcaba las 9:20 del martes pasado, cuando en el escenario sanfernandino se enfrentaron Portugal y Guatemala.El vecino recordó que la pesadilla que le ha tocado sufrir por ser vecino del Pascual data de “año y medio, tiempo que duró la remodelación del campo de fútbol”.“Sólo dormíamos unas cuantas horas en la noche, por culpa del ruido que producían los obreros. Pero lo triste fue que, una vez terminadas las obras, nadie tuvo la delicadeza de agradecernos por las molestias a las que nos expusieron. Ni siquiera nos dieron boleta para entrar a un partido como recompensa”, añadió.A su vez, el vigilante de un edificio ubicado frente al estadio sostuvo que es muy complicado sacar los carros. “Como no se puede entrar por la Calle 5 ni tampoco por la Avenida Roosevelt ni por la de la Cruz Roja toca dejarlos en cualquier parte, a la buena de Dios. Y si en ese momento alguien quisiera entrar su auto, tendrá que buscar un policía para que abra espacio entre todas estas barandas”, prosiguió.Algunos comerciantes de esa zona de San Fernando, como Álvaro Restrepo, señalaron que las autoridades les hicieron quitar los parasoles de los negocios y los avisos publicitarios, porque “no eran firmas que patrocinaban los organizadores, lo cual es un verdadero atropello”.Por todo ello, para muchos vecinos del Pascual la fiesta mundialista les ha dejado un sabor agridulce y mucho más ruido que el de las vuvuzelas.Alcaldía responde Leonela Mazuera, coordinadora de Espacio Público de la Alcaldía, señaló que a veces los cambios son difíciles de asimilar por la comunidad y que “de lo que se trata con los cierres en la zona es garantizar la seguridad de los vecinos del estadio y del resto de ciudadanos”.A los vendedores que afirman estar afectados con el retiro de los parasoles, les respondió que “se hizo en procura de ofrecer una bonita imagen de Cali. Había negocios con exhibidores en muy mal estado”.

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