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Un pupitre para Jonathan

Carol Saldarriaga es una estudiante de Ingeniería Biomédica, quien desarrolló un pupitre escolar para Jonathan, un niño de 14 años que padece parálisis cerebral infantil; con la silla escolar, él ha tenido la oportunidad de rehabilitarse.

1 de diciembre de 2015 Por:

Carol Saldarriaga es una estudiante de Ingeniería Biomédica, quien desarrolló un pupitre escolar para Jonathan, un niño de 14 años que padece parálisis cerebral infantil; con la silla escolar, él ha tenido la oportunidad de rehabilitarse.

Según el diccionario, un pupitre es una mesa para la escritura y otros trabajos escolares que se adaptan fácilmente a las condiciones físicas de los niños. Para Jonathan Loaiza Pechené, un niño de 14 años que padece de parálisis cerebral infantil, los pupitres se han convertido en barreras que le impiden ir a estudiar, pues no están pensados para resolver su condición.

Jonathan no había sido admitido en el sistema escolar, debido a que ninguna institución cuenta con una silla especial que le brinde seguridad y estabilidad, hecho que ha afectado su desarrollo escolar y personal. La solución consistía en comprar la silla que cuesta más de un millón de pesos, pero su familia no contaba con los recursos para adquirirla.

Dicen que una madre hace lo que sea por sus hijos y así fue para Paula Andrea Pechené; quién al ver en un noticiero local como un grupo de estudiantes de Ingeniería Biomédica de la Universidad Autónoma de Occidente, habían diseñado pupitres escolares que le permitían a los niños en situación de discapacidad de la Fundación Dar Amor, avanzar en su proceso de rehabilitación mientras estudiaban, decidió buscar la Institución Universitaria para exponer el caso de Jonathan.

Fue así como el caso de la familia Loaiza Pechené llegó a oídos de Carol Saldarriaga, estudiante en ese entonces, de noveno semestre de Ingeniería Biomédica, quién decidió hacer suyo el proyecto.

Durante un año y medio, Carol, sumó esfuerzos; hizo una red colaborativa con otros profesionales, involucró a su familia, amigos y en cada materia de la Universidad trabajó un área específica del pupitre que necesitaba Jonathan. En las asignaturas, los docentes la guiaban para hacer del mueble escolar, no sólo un proyecto académico realizado por una estudiante, sino un pupitre con la calidad y dedicación de una profesional.

El proyecto de investigación de Carol se denominó ‘Diseño e implementación de un pupitre escolar apropiado para niños con parálisis cerebral infantil, a partir del reciclaje de pupitres desechados’ y tuvo varias fases. La primera, fue la recolección de pupitres viejos pero aun útiles por su estructura, los cuales debían ser reparados y así reutilizados para realizar todo el acondicionamiento según el diseño y estado en que se encontraban.

La segunda fase consistió en diseñar y fabricar la órtesis de sedestación. El sedestador tiene como objetivo corregir o prevenir deformidades, ya que provee una base de soporte para los sistemas esquelético y neuromuscular que facilita el entrenamiento del paciente. La órtesis parte del modelo en yeso del paciente; en este caso el sedestador de Jonathan debía realizarse bajo el seguimiento y supervisión de un Terapeuta ocupacional o Fisioterapeuta. Y la tercera fase, se centró en la unión del pupitre con el sedestador; esta se dio con un sistema sencillo de agarre que garantizaba seguridad y estabilidad para el niño.

Después de un año y medio de hacer correcciones al pupitre, de escuchar a sus docentes y de buscar esos amigos que aportarían a la cadena de favores en torno a Jonathan; todo el esfuerzo se vio recompensado en el mes de julio de 2015, al entregarle el pupitre escolar a Paola, madre de Jonathan, quién confío desde un inicio en la estudiante Autónoma. ‘Carol me dio mucha seguridad desde la primera vez que hablamos. Todo el tiempo manteníamos comunicadas; ella me contaba ¿cómo iba el pupitre?, y con el paso del tiempo, me di cuenta que ella me iba a entregar una silla de calidad acorde a las necesidades de mi hijo’, afirma Paula.

De otro lado, para Carol "saber que un proyecto académico se convierte en un proyecto de vida y que pasa del papel a ser una realidad, es algo que me emociona como futura Ingeniera Biomédica".

Para Paula Andrea, ver por primera vez la silla para su hijo fue ver un sueño cumplido. ‘Para mí fue un día de felicidad, casi me pongo a llorar; porque cuando el pupitre llegó a mi casa, sentamos a Jonathan e inmediatamente se le vio a él una postura adecuada, estaba muy contento por lo colorido que era la mesa, por el decorado en fomy con el abecedario. A él le encantó’.

Carol ha presentado su proyecto en Coloquios de Investigación a nivel local y departamental; en este último, clasificó como Meritorio, obteniendo una puntuación de 95 sobre 100. ‘Ver a Jonathan usando la silla, pensar en los contactos que hice; saber que profesores y directivos de la Universidad han sido impactados, es una satisfacción enorme”, afirma la estudiante Autónoma.

Después de algunos meses de uso del pupitre, Paula, madre de Jonathan afirma que ha notado el cambio en su hijo en la posición de sentarse; "ver a Jonathan en una silla común o en la silla de ruedas, a él se le dobla la espalda. En cambio cuando yo lo siento en el pupitre, él queda sentado sin jorobarse, con sus piernas en una buena posición. Yo no sabía que existía la carrera de Ingeniería Biomédica, pero después de lo que he vivido con Carol, me parece una carrera impresionante y por eso invito a todos los estudiantes para que aprovechen su carrera y desarrollen proyectos que puedan ayudar a más niños como Jonathan, porque si eso pueden hacer como estudiantes, como profesionales van a aportarle mucho a la región y al país", finaliza Paula.

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