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Un paseo por las montañas del Norte de Cali

Vecinos de los barrios La Campiña y El Bosque emprenden a diario un viaje que los lleva a recorrer las diversas pendientes que bordean esta zona de Cali. Un plan ideal para realizar en esta época de vacaciones, cuando el deporte y la amistad vienen bien. Crónica.

25 de julio de 2012 Por: Karen Daniela Ferrin/ Reportera de Vivir Norte

Vecinos de los barrios La Campiña y El Bosque emprenden a diario un viaje que los lleva a recorrer las diversas pendientes que bordean esta zona de Cali. Un plan ideal para realizar en esta época de vacaciones, cuando el deporte y la amistad vienen bien. Crónica.

Cuando el reloj marca las 6:00 de la mañana, un grupo de ‘trotamundos’ se reúne en la Avenida 8 Norte con Calle 43N, en la tradicional cancha de La Campiña.Óscar, Mabel, María del Pilar, Hugo, Zoila, Alberto, Iliana y Dennise lucen licras o pantalonetas, camisetas, medias, cachuchas y zapatillas “de agarre”. Se saludan con los cariños propios de quienes comparten el gusto por la caminata desde hace más de una década.En seguida inician un viaje que los llevará a recorrer la espesa ‘cobija verde’ que cubre gran parte del norte de Cali. Su meta cambia con los días. “A veces el cerro de las Tres Cruces es el objetivo, otras, la Torre de Montebello o el sector de La Betulia, rutas que conocemos como la palma de nuestras manos”, argumenta Óscar Zúñiga. En ese andar, las viejas minas de carbón, las actuales canteras, los humedales mutilados y las quebradas en ‘estado de coma’ motivan los recuerdos de aquellos ‘boy scout’.En la Calle 38 Norte con Avenida 7N, detrás de Chipichape, marcan una ruta. Si se trata de ‘La triple’, entonces escalan tres montañas que ellos mismos han bautizado como ‘La 2’, ‘La súper’ y ‘Antenas’, atravesando la carretera que conduce a los corregimientos Golondrinas y Dapa y luego descendiendo a la vía que finaliza en las Tres Cruces. Otras veces, sus piernas ejercitas los dirige hasta La Betulia, para atravesar la zona conocida como El Crucero y finalizar en La Torre de Montebello.Los días más osados “emprendemos el viaje hasta Pichindé, un trayecto que dura más seis horas”, comenta el mismo caminante.Rumbo al cerro, un terreno húmedo les da la bienvenida y se inicia la aventura. Pisando firme, haciendo fuerza en pantorrillas, rodillas y muslos ascienden cada roca, que hace las veces de escalones. Una mirada a lo que están dejando atrás y, como infantes, se deslumbran por la belleza de los rayos solares que caen sobre la Sultana del Valle a eso de las 6:30 de la mañana. “La Gloria de Dios”, apunta Mabel. Otros quince minutos de camino y llegan a la primera cima. Otra vista al horizonte. Cali se ve un poco más pequeña y la claridad el cielo va en aumento. Algo similar experimentan al llegar a ‘La súper’.Un pequeño descenso, rocas sueltas y áridas, la carretera que conduce a Dapa y el inicio de la segunda pendiente. El terreno está resbaladizo, pero lo manejan con facilidad. Una corta parada, una bocanada de aire y sigue el paseo. Al llegar al pico de ‘Antenas’, Óscar, Mabel y Pilar se detienen a saludar a Augusto, ‘El pulpo’, “un viejo amigo que falleció en el 2006 y que nos heredó la costumbre de encender una vela y elevar una oración agradeciendo al Padre y a la Virgen María”, narra Pilar. En esta ocasión la plegaria es por la memoria del que ahora está ausente. Se despiden y continúan. Pasos más adelante, Mabel saca un banano de su canguro, lo reparte en cuatro pedazos. “El potasio es vital en este ejercicio”, explica. Sigue la marcha.Otro descenso. Frente a ellos pueden ver una diminuta figura. Es la Virgen de Yanaconas. Al otro lado, Cristo Rey. Miran los monumentos con notable emoción. Más adelante una roca que alcanza dos metros de alto y tres de ancho los deja estupefactos: “¡Qué miedo que esa cosa cayera mientras uno pasa por aquí!”, exclama María del Pilar. Un cuarto de hora más tarde una guadua pintada de verde que evita el paso de los carros y está acompañada de un pequeño cartel, señala que el ascenso ha llegado a su final.En un segundo plano se observa una mujer vendiendo jugos naturales y pasteles a base de zanahoria. También una estación de Policía. En tercer plano, tres monumentos que miden 26 metros de alto por 11 de ancho, y 22 metros de alto por 8 de ancho, respectivamente: las Tres Cruces.Se detienen a refrescarse por no más de diez minutos. Luego, el camino de bajada por ‘Los Helechos’. Se adentran a un pasaje estrecho, de pendiente y con muchas curvas. Otros 40 minutos de recorrido.Llegan a la parte trasera del Hotel Spiwak, se topan con la carretera pavimentada, descienden hasta la Avenida 8 Norte con Calle 43, se despiden con un abrazo y cada uno sigue un sendero diferente.“Mañana nos espera ‘La U’”.

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