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¿Sufre el mal de la 'doctoritis'? Le decimos cómo moderarlo

Llamar a las personas por su nombre es la propuesta para terminar con la ‘doctoritis aguda’ que impera entre los colombianos.

11 de octubre de 2016 Por: Redacción de El País

Llamar a las personas por su nombre es la propuesta para terminar con la ‘doctoritis aguda’ que impera entre los colombianos.

Varios medios nacionales han hecho eco a la petición del alcalde de Cali, Maurice Armitage, para que sus funcionarios no lo llamaran más ‘doctor’ sino Maurice o ‘Figurita’. 

La invitación del Mandatario fue hecha en el acto de presentación de la campaña ‘Todos tenemos un nombre’ que impulsa la Alcaldía para eliminar apelativos como “doctor”, “don” y “señor”, que suelen ser dichos a personas con algún tipo de autoridad. El propósito es eliminar rangos y etiquetas.  

De ahora en adelante todos los funcionarios de la Administración Municipal deben ser llamados por su nombre, según el decreto pedagógico que firmó el Alcalde.

La iniciativa del Alcalde, firmada el 7 de octubre, prohibe palabras que denoten jerarquía, porque “la paz se genera con igualdad, el día que nos dirijamos el uno al otro sin marcas de diferencias vamos a entendernos mejor”.

“Pido que de hoy en adelante me llamen Maurice o ‘figurita’. Con esto eliminamos el lenguaje excluyente y contribuimos a un ambiente de inclusión”, dijo Armitage.

‘Figurita’ se debe a que el Alcalde, acostumbrado a saludar a cientos de personas a diario, le dice a la gente ‘figura’ al no recordar sus nombres.

Y es que en Colombia es una costumbre arraigada llamar ‘doctor’ o ‘doctora’ a todos aquellos que representan alguna autoridad, desgastando un poco el término y otorgándole poder y jerarquía a  personas que, por cierto, ni siquiera tienen un  título que valide el “doctor”. 

Según la Real Academia Española, Doctor es aquella “persona que ha recibido el más alto grado académico universitario”. También es el “título particular que da la Iglesia Católica a algunos santos, en atención al especial valor de la doctrina de sus escritos”.

Y la RAE además se lo atribuye al “Médico, aunque no tenga el grado académico de doctor”.

Por otro lado, la denominación de ‘Doctor’ es conferida después de realizar un doctorado. Esto significa que no  solamente los médicos y abogados pueden doctorarse, sino que todos los profesionales pueden llegar a esta instancia (ingenieros, científicos, arquitectos, músicos, etc.).

El doctorado es el último nivel académico que se puede alcanzar en una universidad y tiene como finalidad la especialización del estudiante en su formación investigadora.

Valga aclarar que la campaña promovida por el Alcalde Armitage también ha sido utilizada en Bogotá, donde se llegó hasta el Concejo con el proyecto de acuerdo No. 383 de 2005, “Por medio del cual se establece una campaña para acabar con la ‘doctoritis’ en el Distrito Capital”, y que al parecer entró en vigencia. 

En el documento publicado en la página de la Alcaldía de Bogotá, se lee que “en nuestro país proliferan los ‘doctores’ sin título, incluso a la mayoría de estos doctores verdaderos les molesta que los llamen así pues prefieren escuchar sus nombres; sin embargo, mientras esto sucede con los doctores que se han quemado las pestañas para alcanzar la máxima distinción académica, que han gastado tiempo y dinero, doctores sin doctorado, se disgustan y miran mal a sus subalternos o conocidos y les exigen que los llamen doctores para satisfacer su ego”.

Pero la ‘doctoritis’ está en el ADN del colombiano  y curarla no será nada fácil.

Yenny Viviana Cruz, directora del programa de Comunicación Social de Unicatólica, dice que una de las formas de irnos sacando la costumbre de llamar doctor a “todo el mundo” es referirse a las personas por su cargo.

“A mí me incomoda que me digan doctora, procuro que me llamen por mi nombre o por mi cargo.  Lo del cargo es una buena forma de adaptarnos, ya que  se muestra respeto pero sí se establecen algunos límites, que son necesarios sobre todo cuando una persona tiene una responsabilidad o un grupo a cargo”.

La comunicadora y docente universitaria asegura que el tema de los tratamientos es complejo, sobre todo cuando  “en Cali estamos tan acostumbrados al ‘vos’ y a tutear”. Y agrega: “Aunque estoy de acuerdo con la campaña del Alcalde, la frescura choca un poco y se puede llegar a perder el respeto, más cuando se trata de un funcionario”.    

Lea aquí: ¿Por qué el alcalde pidió que lo llamen Maurice o 'figurita'?

El origen 

La palabra doctor proviene del latín “doctum”, un derivado de “docere”, que significa simplemente enseñar. En la época del Imperio romano se utilizaba esta palabra para referirse a quienes se dedicaban a alguna enseñanza sistemática, tales como los juriconsultos, los profesores de letras o artes, los maestros de escuela, así como los instructores de artistas, gimnastas, gladiadores, cocheros y soldados.

Por otra parte,  la connotación de dignidad que casi siempre acompaña a este título proviene, según algunos autores (EUIEA, 1930), del hecho de que los judíos, desde la antigüedad, llamaban rabbis (es decir, maestros), o doctores, a quienes se distinguían por su conocimiento de la Ley judáica y, en tal sentido, ellos eran los encargados de conservar, interpretar, enseñar y aplicar dicho precepto.

También están el ‘don’ o ‘doña’  y  es un vocablo de origen hispano muy usado protocolarmente que antecede al nombre de la persona y que se usa como una expresión de respeto, cortesía o distinción social.

 

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