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Se conmemoran 40 años de la muerte de Alfredo Lloreda C., un creador de empresas

Alfredo Lloreda Caicedo, junto con sus hermanos Álvaro y Mario, construyó un emporio empresarial que generó empleo y prosperidad. Se hizo empresario en la rudeza de las fábricas que su padre, Ulpiano Lloreda González, constituyó.

27 de octubre de 2012 Por: Redacción El País

Alfredo Lloreda Caicedo, junto con sus hermanos Álvaro y Mario, construyó un emporio empresarial que generó empleo y prosperidad. Se hizo empresario en la rudeza de las fábricas que su padre, Ulpiano Lloreda González, constituyó.

Alfredo Lloreda Caicedo, fallecido hace 40 años, fue un industrial de los de antes. De los que ya no hay o quedan muy pocos.No se formó en las frías aulas universitarias, ni coleccionó posgrados, maestrías y doctorados, como los tecnócratas de hoy. Se hizo empresario en la rudeza de las fábricas que su padre, ese visionario que fue Ulpiano Lloreda González, constituyó.En una entrevista concedida al periodista Álvaro Bejarano, en julio de 1970, Lloreda relató: “Me inicié en 1914 en los negocios de mi padre. Mi comienzo fue como cobrador, al mismo nivel de cualquier muchacho”. En 1918, Lloreda obtuvo su grado de bachiller y pensaba seguir sus estudios universitarios, pero su padre tenía otros planes para él. “Me exigió que me quedara en el mundo del comercio. Me envió a manejar la sucursal de Palmira, donde teníamos una fábrica de hielo y una trilladora de café”. En Palmira, Alfredo Lloreda hizo de todo, incluso manejó taxi durante dos años. Esa ciudad fue, como él mismo lo admitiría años después, una gran escuela para él. Como le ocurrió a sus hermanos Álvaro y Mario, Alfredo se dedicó desde muy joven al mundo de los negocios y por ello no les quedó tiempo para ir a la universidad. El único de los hijos de don Ulpiano Lloreda que obtuvo título universitario fue Gustavo, quien se graduó de abogado en la Universidad Nacional y dedicó su vida al ejercicio del derecho, por lo cual no se unió a las actividades empresariales emprendidas por sus hermanos. En 1929 falleció don Ulpiano Lloreda, el innovador industrial que le dio a Cali su primera planta eléctrica entre otros muchos aportes, y sus hijos debieron asumir el control de los negocios creados por su padre que ya entonces eran múltiples: una fábrica de hielo, una de jabones y de velas y una de productos de acero, además de exportaciones de café.Tras el fallecimiento de su padre, los hermanos Álvaro, Mario y Alfredo Lloreda Caicedo conformaron un trío empresarial que creó riqueza, empleo y prosperidad en Cali y el Valle del Cauca. Al despuntar la década de los 30, y a pesar de la depresión que hundió la economía mundial, los hermanos Lloreda lograron conseguir la distribución de la gasolina de la Tropical Oil para el Valle del Cauca y el viejo Caldas.Ese negocio fue el cimiento del emporio empresarial que construyeron posteriormente, pues, en 1945, le vendieron a la Tropical las 27 estaciones de servicio que habían levantado a lo largo y ancho del Valle y Caldas. La venta se cerró por la exorbitante suma de un millón y medio de dólares, cifra tan significativa que la transacción fue considerada la más importante a nivel nacional ese año.Con los recursos provenientes de ese negocio, los hermanos Lloreda crearon primero Lloreda Grasas y más tarde El País, además de consolidar los negocios que ya existían.La década de los 50 fue la del florecimiento de los negocios familiares. Por un lado Álvaro, secundado por su sobrino Ulpiano, hijo mayor de Alfredo, convirtió en un tiempo récord a El País en el más importante diario del suroccidente de Colombia y en uno de los grandes diarios de la nación. Y por otro, el empuje de Alfredo y la serena visión de Mario, permitieron la consolidación de la fábrica de jabones y de grasas. Pero fue sin duda la capacidad de trabajo de los tres hermanos el factor que les permitió intervenir en todas las empresas familiares.Tras esa década próspera y la muerte de Mario, en 1957, Alfredo y Álvaro se embarcaron en una titánica disputa por el control de las empresas, que culminaría en 1965 con la división del patrimonio familiar. Alfredo y su familia se quedaron con Lloreda Jabones y Grasas mientras Álvaro y los suyos con El País y Productos de Hierro y Acero. Tras la división, las aguas volvieron a su cauce y los Lloreda reactivaron la relación fraternal pero dialéctica que siempre tuvieron.En 1970 Alfredo Lloreda recibió de manos del presidente Carlos Lleras la medalla al Mérito Industrial, máximo galardón que el Gobierno de Colombia concede a quienes se destacan en el azaroso campo de la producción. Dos años después murió en la tranquilidad de su hogar y al lado de la mujer que lo acompañó a lo largo de su vida, doña Marujita Zamorano.Tras su muerte, tomó el control de las empresas familiares su hijo Armando, quien de la mano de sus hermanos Ulpiano, Ernesto y Alfredo continuó la fructífera labor empresarial que su padre desarrolló en la comarca. A pesar del tiempo transcurrido desde la desaparición de Alfredo Lloreda Caicedo, su huella aún está nítida en muchas empresas de la región y, sobretodo, por la vigencia de los recios principios que lo llevaron a constituirse en uno de los grandes hombres de empresa del Valle del Cauca.

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