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Cali rompió record Guinness jugando yoyo por los niños con cáncer

2500 personas rompieron récord jugando yoyo por los niños con cáncer. El objetivo no solo fue romper una marca. También se buscó beneficiar a los 590 niños con cáncer que atiende la Fundación Carlos Portela.

7 de abril de 2013 Por: Elpaís.com.co

2500 personas rompieron récord jugando yoyo por los niños con cáncer. El objetivo no solo fue romper una marca. También se buscó beneficiar a los 590 niños con cáncer que atiende la Fundación Carlos Portela.

El tradicional juego del yoyo aún esta vivo en Cali. Así lo demostraron las 2500 personas que se dieron cita ayer en las Canchas Panamericanas, al sur de la ciudad, para conformar el grupo más grande de jugadores del mundo y buscar así entrar a la lista de los Guinness Records.Y es que la última vez que en algún lugar del planeta se reunieron personas de forma masiva para poner a prueba sus habilidades con el yoyo fue en el 2010, en Estados Unidos, cuando 2036 personas hicieron subir y bajar este juguete en simultánea por dos minutos. El reto caleño superó las expectativas.El objetivo no solo fue romper una marca. También se buscó beneficiar a los 590 niños con cáncer que atiende la Fundación Carlos Portela. Razón suficiente para reunir a jugadores de todo tipo. En su mayoría principiantes, gente del común como Carlos Segura, padre de dos niños de 10 y 12 años, fiel convencido de que la tecnología no puede ni debe reemplazar la diversión de antaño. También estuvieron esos a los que jugar yoyo se les convirtió en un estilo de vida. Andrés Felipe y Luis Eduardo Celis, de 31 y 27 años, dos bogotanos profesionales de lo que consideran un deporte, quienes fueron los encargados de brindar un espectáculo de formas infinitas capaces de realizarse con este elemento.‘El columpio’, ‘la vuelta al mundo’, entre otros trucos, también fueron ejecutados por veteranos en este arte. Jairo Betancur Cardona juega yoyo desde 1964 y más que una disciplina que durante su vida le permitió recorrer el mundo, ahora le sirve como terapia para afrontar las adversidades.“A mí me diagnosticaron cáncer y vivo sin un riñón. Por eso, participar en esta causa es sumamente emocionante. Esto del yoyo es una manía, es como la de los muchachos de ahora que no sueltan esos aparatos electrónicos”, dice Jairo a sus apenas 68 años.Según María Fernanda Portela, directora ejecutiva de la Fundación Carlos Portela, la de ayer fue una oportunidad de brindar alegría a los niños que libran una batalla contra el cáncer, al tiempo que se visibiliza una problemática que sigue latente en la ciudad.“Es que vale la pena mirar este nicho poblacional. Hay muchos problemas. Niños que no reciben tratamiento hace dos o tres meses, quejas para lograr las citas con especialistas, trasplante de médulas costosos y la espera para que las EPS pongan en lista a estos pacientes. Estas jornadas nos permiten olvidar y mostrarle una cara distinta de la vida a los niños”, dijo la líder de la Fundación Carlos Portela.

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