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¿Realmente se cumple el decreto que prohíbe la venta de pólvora en Cali?

Pese a la firma de un decreto que prohíbe la comercialización de pólvora en Cali ya se registran quemados, incendios y grandes incautaciones. Control y prevención a la pólvora sometida a debate.

8 de diciembre de 2012 Por: Camilo Osorio Sánchez | Elpais.com.co

Pese a la firma de un decreto que prohíbe la comercialización de pólvora en Cali ya se registran quemados, incendios y grandes incautaciones. Control y prevención a la pólvora sometida a debate.

Transcurridos apenas ocho días del mes de diciembre, el balance de la lucha contra el comercio ilegal de pólvora en Cali no es nada alentador: en ese breve lapso ya van veinticinco personas quemadas, más de 800 kilos de pólvora decomisada en el Valle y el reciente incendio de varios locales en la zona comercial del centro de Cali, donde estalló una caleta con explosivos. El más reciente caso dejó a quince personas heridas tras la explosión de un maletín con pólvora que una persona dejó cerca del motor de un bus de servicio público que cubría la ruta Palmira - Candelaria. Los afectados tuvieron que ser remitidos a un centro hospitalario de Candelaria.¿Por qué este resultado si, como cada año, existe el decreto 4110200870 del 28 de Noviembre de 2012 , que prohibió el comercio de pólvora durante la temporada de fin de año? Elpaís.com.co trasladó esa pregunta a diferentes expertos para indagar sobre los vacíos que tienen las estrategias de control a la pólvora y buscar alternativas a este problema de seguridad ciudadana y salud pública.Para algunos, como Rodrigo Zamorano, consejero municipal para la gestión de riesgos, el corazón del problema es la falta de cultura ciudadana. Es decir, no basta con que la norma exista, sino que se requiere que los ciudadanos tomen conciencia de la necesidad de acatarla."Con la pólvora pasa lo mismo que con el problema de la basura: la ciudad no está más limpia porque barramos más sino porque botemos menos residuos a la calle. Las autoridades somos los más interesados en que se deje de comprar y vender pólvora, por lo que la ayuda de la comunidad es imprescindible"."La verdad es que si nos ponemos a revisar ejemplos de las cosas que no se deben hacer y se hacen, encontramos la prohibición de conducir bajo efectos del alcohol y la gente lo hace; se dice que no se deben dejar menores encerrados solos en las casas y siguen muriendo niños carbonizados, y ni para qué hablamos de los problemas del tránsito", dijo el capitán Cristian Chereau Morales, de los Bomberos Voluntarios de Cali, quien también argumenta esa tesis.Según Chereau, de fondo hay un problema de conciencia ciudadana: "Siempre tenemos que esperar a que mueran tres personas cruzando la calle para poner un semáforo en una esquina", señaló.Pero otra voces apuntan hacia la ineficiencia del Estado en el control de la pólvora . Falta de responsabilidad de las autoridades, sostiene el miembro de la Defensa Civil Luis Eduardo Peláez, quien participó en el control del incendio de cuatro locales en el centro comercial Palacio 13 durante el pasado viernes, donde posteriormente se incautaron más de 250 kilos de pólvora."Cómo es posible que encuentren tal cantidad de pólvora en un centro comercial donde hay permiso para vender ropa y zapatos, falta un control más exhaustivo de la policía", advirtió.De acuerdo con Peláez, la pólvora incautada venía de Pasto e incluso desde la China y era comercializada hasta en $50.000, por lo que existe un mercado fortalecido y una demanda de pólvora en Cali. "La pólvora deja buenas ganacias", explicó.De hecho, el pasado primero de diciembre, El País constató que en las calles del centro y en el sector Alfonso López del oriente de la ciudad, ya se comercializa pólvora a través de vendedores ambulantes.A través de un foro publicado en la redes sociales, los usuarios de Elpaís.com.co denunciaron que en los barrios Ciudadela del Río, Decepaz, Alameda y en lugares específicos como la carrera 49 A #51-04 de Ciudad Córdoba y en la carrera 96 con calle 44 del barrio Valle del Lili, se comercializa pólvora sin control alguno.Tal denuncia confirma la reflexión de Mercedes Paredes, directora del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias del Valle, Crue, que para combatir la pólvora se necesita un balance entre control y prevención."El decreto hace parte de la etapa de control, a mi me parece efectivo, pero siempre y cuando se dispongan de varias personas para que salgan a las calles y vigilen que no se está vendiendo la pólvora. Que hagan barridos generales, que se institucionalice", explicó.Añadió que hay un equipo de 14 jóvenes dedicados durante la temporada, a la dilvulgación de la campaña preventiva en centros comerciales, buses del MÍO y calles de los municipios del departamento.Alejandra Vidal, licenciada en Educación e investigadora asociada del Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, también sostiene que no es suficiente con un decreto para ponerle freno al problema de la pólvora."Si el decreto está diciendo no usemos pólvora, el asunto es cómo le llegamos a la gente para que entienda que no es por molestarle la vida, sino que la medida tiene un sentido. La pregunta sería ¿cómo quiere disfrutar las fiestas: quemado o sano?", cuestionó.La académica propone que ante la prohibición mediante decreto del uso de la pólvora, las autoridades deberían ofrecerle a los ciudadanos espacios donde la exhibición de explosivos sea segura e indicaciones de cómo manipular artefactos como chispitas mariposas y tronantes, que se comercializan hasta en las tiendas de los barrios."Preocuparnos por la pólvora es preocuparnos por la salud. Si nos preocupa tener salud, esa es la razón para evitar el uso de explosivos. Perder un miembro, un ojo, la movilidad de la mano, son algunas de las consecuencias, las lesiones con pólvora son severas", puntualizó Vidal.Fortalecer las estrategias de prevención, control y vigilancia a la pólvora y los estragos que vienen tras su manipulación, son las tareas pendientes de las autoridades de la región y el país ante un panorama desalentador de un problema de comercialización ilegal, cultural y de seguridad ciudadana. El llamado a la pólvora es a no bajar la guardia.

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