El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

Esta es la canalización de la quebrada Santa Mónica, que baja de Bataclán, en el tramo que todavía está en buen estado. | Foto: Oswaldo Páez / El País

Quebradas pequeñas también podrían ser una enorme amenaza para Cali

Las intensas lluvias y la acumulación de basuras amenazan con rebosar arroyos que bajan de la ladera y causar graves inundaciones. El Oeste de Cali es la zona de mayor riesgo.

16 de abril de 2017 Por: Alda Mera - Reportera de El País

Cuando se advierte de posibles inundaciones por crecientes del río Cali y del río Cauca, se habla de riesgos grandes. Pero la ciudad está atravesada por quebraditas menores que podrían causar problemas mayores en caso de colmatarse y desbordarse.

La situación es más latente en los barrios del piedemonte de los cerros, en el Oeste, como los de las comunas 2 y 20, donde la mayoría estas quebradas han sido canalizadas y sirven a la vez como canales de aguas lluvias. Es más, en la Comuna 20 están entamboradas, al igual que el río Cañaveralejo, al cual caen.

Para Jair Llanos Jiménez, veedor ambiental de la Comuna 2, el 80 % del riesgo de las quebradas del Oeste se deben a la falta de cultura ciudadana. “No toda la culpa se le puede echar al Gobierno. Emcali sí les hace mantenimiento, no sé si con la frecuencia que debe ser, pero el problema más grave es la falta de cultura ciudadana”, dice.

Se refiere a que les arrojan de todo desde la cuenca alta: sillas, colchones, muebles, animales muertos, además de los residuos y basura que ya traen. Y en la parte plana, los habitantes de calle las tienen como sitio de vivienda y de reciclaje y lo que no reciclan, lo botan allí. En fuertes periodos de lluvias como los actuales, al llegar a la planicie, causan rebosamientos.

Problema que se deriva de la fuerte incidencia de asentamientos de desarrollo incompleto en las cabeceras de las quebradas, como Menga, El Bosque, Aguarús, El Indio, cuyas orillas están invadidas de construcciones.

“Las autoridades ambientales no han hecho el ejercicio para controlar y mitigar estas situaciones. Todos estos canales llegan al río Cali, el cual aumenta volumen y nos podemos ver avocados a una ecocatástrofe”, advierte Llanos.

William Mondragón, director operativo del comité ambiental y presidente de la JAL de la Comuna 20, dice que entre el Barrio Belén, en Siloé, hasta el cementerio Jardines de la Aurora, hay siete quebradas, de las cuales cuatro son afluentes de las tres principales que caen en el río Cañaveralejo.

Lea también: '500 municipios de Colombia están en alerta por avalanchas: Ideam'.

Para él, la problemática radica en que entamboraron todas las quebradas, pero nunca pensaron en cómo les iban a hacer mantenimiento. Entonces, cuando se colmatan de lodos, sedimentos, ramas, palos, piedras y toda la basura que les arrojan, el agua que no encuentra espacio en el canal se rebosa y ocasiona las inundaciones.

Mondragón explica que las orillas de los arroyos absorben agua, pero al estar canalizados (con cemento), el volumen de agua sube y le pone velocidad por la pendiente, y si está sucio, peor. Para dar una idea, dice que solo en diciembre pasado Emcali sacó 10 toneladas de basura de estas quebradas entamboradas.

Un punto crítico por su alto grado de contaminación, según Llanos, es el Canal Acopi (Yumbo), que puede causar traumatismos a su paso por Brisas de los Álamos. Lo tranquiliza que las alcaldías de Cali y de Yumbo, la CVC y Emcali están haciendo un estudio para darle solución.

Más grave aún es el estado de la quebrada Santa Mónica, que colapsó por una construcción en la Avenida 10 Norte con Calle 24 N. Jorge Fernando Villegas, presidente de la JAC de Santa Mónica Alta, dice que el problema lleva tres años, desde que empezó la construcción.

Efraín Torres, jefe de Recolección de la Gerencia de Acueducto y Alcantarillado de Emcali, explicó que allí había una casa que nuevos propietarios quisieron convertir en edificio, pero que servía como muro de contención de la ladera, y cuando la demolieron, el talud falló y arrastró el canal. “Estamos haciendo seguimiento con el Dagma para que el constructor corrija la estabilidad del talud y reconstruyan el tramo del canal Santa Mónica afectado”, informó.

Sin embargo, Villegas envió oficios a las autoridades, advirtiendo que la tierra de la montaña se ha licuado, que las aguas residuales son llevadas al alcantarillado por un tubo de 6 pulgadas, sin capacidad para evacuar el agua de un aguacero torrencial, y que los lodos son bombeados y vaciados en el sumidero de la Avenida 10 Norte, que de taponarse, inundaría a los residentes de Santa Mónica y barrios aledaños.

De paso mencionó que las inundaciones a la altura de Chipichape se deben a que arriba exisistió la mina de roca muerta, La Haya, y que con la expansión urbana se afectó el paisaje ambiental que lo protegía y por eso el agua baja por las vías. Añade que el sector privado prometió unas obras, pero solo Emcali ha ampliado la red de alcantarillado.

“En la Secretaría para la Gestión del Riesgo y Desastres se aletean mucho ahora en invierno, pero en verano, que es la época para hacer las descolmataciones, las obras, el mantenimiento, se echan en la hamaca a dormir. Van tener que coger más responsabilidad, máxime cuando el límite natural de la comuna 2 es el río Cali”, se queja Llanos.

Lea además: 'Supervisan la cuenca del río Nima para contrarrestar nuevas inundaciones'.

Denuncia que cada vez que ellos advierten los riesgos, las autoridades les responden que no se preocupen que el río Cali tiene una crecida cada 20 años y una muy grande cada cien años. “Tienen esas mediciones de hace un siglo y no admiten que las condiciones ambientales han cambiado, porque el río ya nos ha pegado varios sustos en poco tiempo”, dice Llanos.

Torres señaló que Emcali, en conjunto con el Dagma, pide no construir edificios junto a esas canalizaciones en el Oeste y que le den buen manejo a las aguas que no pueden ser absorbidas por el sistema de aguas lluvias de la red pública.

El funcionario advirtió el riesgo de las ocupaciones de desarrollo incompleto en las quebradas Isabel Pérez, El Indio, Aguarrús, Lourdes. Pero también de edificios de estrato alto y de bastante altura, cuya construcción se está incentivando mucho en el Oeste. La preocupación es que esas pequeñas canalizaciones de aguas escorrentías son intervenidas con las edificaciones y las vías que están abriendo para dar acceso a ellas.

“Al pavimentar sobre el agua, se permeabiliza el suelo y va a llegar con más velocidad a la parte baja, como a Imbanaco y Canchas Panamericanas. La idea es no canalizar las quebraditas, sino que se protejan y que no se construya sobre ellas”, insistió.

Luis Alfonso Rodríguez, director del Dagma, coincide en que la tendencia mundial es a naturalizar las quebradas, a no encementarlas ni a volverlas estructuras artificiales. No obstante, aclaró que en Cali esto aplica para la zona de ladera, mas no para la planicie, donde sí es necesario canalizar.

Destacó que se viene realizando la limpieza de las mismas, que sacó 2000 metros cúbicos de basura en 2016, hasta con ayuda de la misma comunidad. Y anunció que está próximo a realizar la contratación para la de este año.

Además: 'Continúa alerta amarilla por alto nivel del río Cauca'.


Torres solicitó al Dagma que como autoridad ambiental intervenga para que esas canalizaciones no se ocupen y solicitarle a los constructores contratistas la zona de amortiguamiento en los nuevos edificios. Y añadió “que las aguas que van a producir, o que por exceso no pueden ser absorbidas por el sistema de alcantarillado público, sean manejadas por sistemas de alcantarillado no convencionales sostenibles, para que sean retenidas allí y no se nos vengan a la planicie con esa cantidad de lodo”.

“Cada que llueve el señor (Rodrigo) Zamorano, (secretario para la Gestión y el Riesgo), corre para un lado, corre para el otro, mucho bla bla, pero nada de efectos de autoridad, pasa el invierno y se olvida todo”, se queja Llanos.

El veedor admite que afortunadamente en la tercera visita del alcalde Maurice Armitage a la Comuna 2, anunció que se aprobó el presupuesto para hacer este 2017 la tercera descolmatación en los últimos diez años. “Es así como nos hemos evitado tragedias en el sector, porque en tramos se ha descolmatado desde 1.50 hasta 2.0 metros sobre el ancho del río, que da capacidad para gran volumen de agua”, indica Llanos.

Las más importantes

Fátima: cerca a las gatas.
Santa Mónica: baja de Bataclán y cae al frente de Carvajal.
La Campiña: entre este barrio y El Bosque
Menga: Entre El Parque del Amor y la Calle 70. Baja por los Álamos.
El Buen Vivir: subiendo a Normandía
Canal Acopi: pasa por Brisas de los Álamos.

Suroeste:
Quebrada San Fernando
Aguarús: cerca el cementerio de Siloé, cae al río Cañaveralejo.
El Indio: entre el Colegio Juan Pablo II y el barrio Venezuela.
Isabel Pérez: Carrera 40, con Calle 1ª.
La Sultana, El Bale y La Cristalina, desembocan en la quebrada Aguarús.

Sustos

Jair Llanos menciona que la quebrada del Bosque Municipal “ya nos ha pegado varios sustos, como la de este Viernes Santo, la de diciembre pasado y la que inundó el Zoológico en 2007. Si en 2010, no se hubiese descolmatado el río Cali, había acabado con el barrio La Merced abajo.

“Es que dicen, eso es una quebradita, pero en invierno coge mucha agua y en la parte alta o media se puede represar”, dice.
Barrios subnormales como el Camilo Torres, agravan la situación.

AHORA EN Cali