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¿Qué tan suficiente es enfocar la educación en los valores?

El rector del Colegio Lacordaire, Fray Mauricio Vargas explica hasta qué punto los valores y las virtudes son aliados importantes de una buena educación.

16 de mayo de 2016 Por:

El rector del Colegio Lacordaire, Fray Mauricio Vargas explica hasta qué punto los valores y las virtudes son aliados importantes de una buena educación.

Es normal encontrar en la actualidad algunas propuestas educativas que aseguran hacer énfasis en la educación en valores.  Es una necesidad importante en una sociedad axiológicamente carente, donde la ausencia de estos es el plato del día en términos de convivencia y resolución de conflictos. Esto hace pensar que los valores son la solución en la educación actual, pero no son suficientes.  Si bien, son necesarios para la educación integral, estos no agotan los insumos para una buena educación.

Cuando se ingresa a un colectivo: social, empresarial, institucional u organizacional, siempre se proponen valores que deben asumir quienes ingresan a dichos colectivos. Esto sugiere que esta propuesta se origina afuera de la persona, quien la asimila de acuerdo a sus conveniencias y no siempre a sus convicciones.  De esta manera, aparece en el escenario de la vida la urgencia de educar en fundamentos que trasciendan los valores, sin decir que no sean necesarios para la vida ¡claro que lo son! Pero ante la realidad social y los retos que nos propone, impera entonces, educar con bases más profundas.  Ellas son las virtudes.  Estas desde el interior, permiten generar el terreno propicio para que los valores, actitudes y aptitudes tengan el mejor desarrollo en el proceso educativo y logren mayor impacto en la vida del ser humano.

De esta manera, es necesario recordar qué son los valores.  Hacen referencia a los bienes que la mente humana conoce y asume como algo edificante para la persona. Es todo aquello que tiene una valoración “buena”, por lo que se desea y se establece como una necesidad vital.   Esto hace que se haga relativo y subjetivo el valor; pues para alguien puede ser de valor tener un celular de alta gama, mientras para otro no lo es en absoluto.  Lo anterior nos sugiere la ambigüedad de los valores.

Por otra parte, las virtudes son de carácter universal.  Estas se pueden tener desde el nacimiento, o también se pueden adquirir en el transcurso de la vida, mediante la ejercitación periódica de hábitos buenos que nos llevan siempre hacer el bien.  Ejemplo: siempre decir la verdad, no darse fácilmente por vencido en los propósitos, saber escuchar, entre otros. 

Por lo anterior, es relevante tomar conciencia desde la familia, instituciones educativas y sociedad en general, de la importancia de educar en virtudes, teniendo presente que la educación se piensa y se ejecuta desde, en y para la libertad, con elementos éticos y axiológicos, que ayuden a desarrollar personas virtuosas con capacidad de juicio, tan necesario en estos tiempos de reconciliación y paz.  Por esto, recuerdo las palabras de Tomás de Aquino cuando afirma que “La gloria del maestro, es la vida honesta del discípulo”.  Lo que sugiere que el ejemplo y la coherencia de vida al momento de enseñar, es apostarle a la educación en virtudes. 

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