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Que la solidaridad dure todo el año

Varias entidades del Norte trabajan durante todo el año en pro de los más necesitados. La época de Navidad es propicia para reconocer esa labor e invitar a los demás caleños a unirse a ella.

17 de diciembre de 2010 Por: Cali Norte

Varias entidades del Norte trabajan durante todo el año en pro de los más necesitados. La época de Navidad es propicia para reconocer esa labor e invitar a los demás caleños a unirse a ella.

Al llegar diciembre también llegan las ganas de ayudar.En efecto, el espíritu de esta época del año despierta en muchas personas la solidaridad con aquellos que no tienen techo, comida, una cena navideña ni un regalo para recibir.De igual forma, otras buscan con quién compartir un poco de las cosas buenas que recibieron en sus vidas y en sus familias durante todo el año. Sin embargo, en el norte de la capital del Valle hay varias personas que no esperan que llegue diciembre para ayudar, sino que durante los once meses anteriores también se preocupan por los menos favorecidos. Ayudar a los ancianos abandonados, darles refugio a los niños enfermos que no tienen recursos para sus tratamientos médicos, alimentar a los indigentes y proteger a los niños víctimas de la violencia son algunas de las tareas que adelantan las entidades a las que pertenecen estos caleños de corazón grande.Cali Norte quiere exaltar la labor que hacen algunas de ellas e invitar a sus lectores a que se sumen a estas o a otras iniciativas similares.De esta manera todos contribuiremos a que los sentimientos hermosos que despierta la Navidad realmente duren todo el año.Ángeles de la solidaridad Sin importar si hay lluvia o sol, Martha Gallego sale cada domingo de su casa ubicada en el barrio Centenario , a las 6:40 de la mañana, para cumplirles una cita a casi 200 habitantes de la calle.El lugar de encuentro son las escaleras de la Plazoleta San Francisco, adonde llega acompañada de un grupo de diez personas que le ayudan en su propósito de brindarles una taza de chocolate y un sandwich de jamón y queso a quienes no tienen con qué desayunar.Más que calmar un poco el hambre de los indigentes, lo que les interesa a estos servidores es llenar sus corazones con mensajes de amor y esperanza.Por eso, antes de entregarles los alimentos, doña Martha les habla un poco de Dios e intenta darles una voz de aliento para que abandonen el mundo oscuro que envuelve a muchos de ellos.“Sabemos que son personas que han tenido una vida muy dura, por eso lo que queremos es darles un momento de paz, de calma y decirles que no están solos”, explicó.Esta labor comenzó hace ocho meses y aunque quienes la realizan reconocen que les demanda mucho esfuerzo y dedicación, ellos aseguran que es mayor el amor que sienten hacia las personas más necesitadas que habitan la capital del Valle.Es por eso que el próximo 25 de diciembre el grupo tiene planeado realizar una cena navideña para los habitantes de la calle en la Plazoleta San Francisco.“Somos una comunidad católica en busca del bienestar de los demás. Nos sostenemos por la obra y manos de Dios, nuestro señor. Es él quien pone a las personas para que nos ayuden a continuar con esta bendición”, manifestó doña Martha. Esta labor necesita de la colaboración de hombres y mujeres con ganas de servir. Para pertenecer a ella puede comunicarse con Martha Gallego a los teléfonos 6617734 ó 6604726.Refugio de vida para niñosLa búsqueda de una vida saludable y feliz para los niños es el objetivo principal de la Fundación de Apoyo a la Solidaridad, FAS. Hace 25 años esta entidad fue creada en la capital del Valle del Cauca para brindarles hospedaje y alimentación a menores de escasos recursos que necesitan tratamientos médicos o están en un proceso de recuperación.“Con la ayuda del Icbf logramos construir este hogar de paso, que fue puesto al servicio de los niños caleños en el 2001”, explicó la coordinadora Teresa Murillo.Agregó que “nuestra misión es brindar albergue a menores procedentes de otras partes del país, con su respectivo acompañante femenino”.Durante su estadía en la ciudad, los niños reciben acompañamiento y orientación por parte del voluntariado. “Estoy muy feliz aquí. Me tratan muy bien, tengo juguetes y la comida es rica”, cuenta Nancy, una niña de 7 años que está albergada en este lugar desde hace tres meses.Ella tiene un problema en su columna que le impide caminar y por el cual ya le han practicado cuatro cirugías. En los próximos días le harán una más, para que pueda tocar por primera vez el suelo con sus pies. Como Nancy, muchos otros menores requieren ayuda para mejorar su calidad de vida y poder realizar sus sueños.Y es justamente para apoyar económica y emocionalmente a estos menores y a sus familias que la fundación abre todos los días del año las puertas de su sede ubicada en el barrio San Vicente, en el norte de Cali.La Fundación de Apoyo a la Solidaridad está localizada en la Calle 23 AN No. 2N-61.Para vincularse a ella mediante donaciones o trabajo social, las personas interesadas pueden comunicarse a los teléfonos 3708810 ó 315 5183298.Niños y adolescentes en busca de paz y amorDiariamente 180 menores de edad son adoptados por la Fundación Dignidad y Vida para recibir alimentación, salud, educación y entretenimiento.Esta entidad sin ánimo de lucro trabaja para brindarles a los niños del sector Las Minas un mejor porvenir y una visión del mundo diferente a la que viven cotidianamente.De lunes a viernes, los menores reciben clases de refuerzo para sus tareas y contenidos habituales de estudio, almuerzo y clases de karate, música andina y deporte.“La población a la que ayudamos son niños víctimas de la violencia y en condiciones de pobreza desde los 0 meses hasta los 18 años”, manifestó Mario Palomino Hernández, integrante de la entidad.También indicó para la época navideña el número de menores que llegan a la sede aumenta.“Directamente tenemos a 180 pequeños, pero en diciembre llegamos a tener hasta 350, a quienes les obsequiamos regalos para la llegada del Niño Dios”.Palomino hizo énfasis en la idea de seguir convocando a diferentes personas y organizaciones que quieran comprometerse con el apoyo a esta obra social.La sede de la fundación está ubicada en la Carrera 1 Oeste con Calle 4, en Altos de Normandía, y cuenta con salones, un comedor en guadua y esterilla de 64 metros cuadrados y un gimnasio.Esta entidad tiene abiertas las puertas para cualquier persona que desee colaborar con su causa. La entidad ahora necesita regalos para darle a los niños un momento de felicidad el 24 de diciembre. También alimentos no perecederos ó comunicándose con Mario Palomino al 310 3766090.Una sede que no puede naufragarDesde hace un mes, la sede de la Fundación Cristo Resucitado, que alberga quince abuelitas y está ubicada en el corregimiento La Dolores, está inundada.Por ello, temporalmente fue trasladada a una vivienda del barrio Alfonso López .Sin embargo, a pesar de ser víctimas de la ola invernal, las ancianas no dejan de reflejar la alegría en sus rostros, al sentir que forman parte de una familia.La obra, que nació en el 2000 por iniciativa del padre Hernán Betancourt, párroco de la Iglesia Cristo Resucitado, ubicada en el barrio La Flora, en el norte de Cali, recientemente cumplió diez años al servicio de muchas mujeres adultas mayores que están en condición de abandono.Alimentación, atención médica, ropa limpia, oraciones, actividades lúdicas y una cama cálida es lo que reciben estas abuelitas durante todo el año.“Nuestra misión es lograr que ellas tengan una vida digna, una vejez bonita, por eso reciben un acompañamiento permanente por parte del voluntariado”, explicó Rocío Gómez Kattan, una de las líderes de esta labor.Con la compañía de un comité conformado por personas residentes de La Flora, el padre Hernán realiza diversas actividades para que nunca les falte nada a las ancianas. Además, la fundación se financia con las ayudas mensuales que recibe de algunos voluntarios.Usted también puede hacer parte de esta obra social, donando alimentos, tiempo, dinero y medicamentos. Para hacerlo, comuníquese al teléfono 6782311.Pescadores de hombresCada sábado un grupo de católicos liderados por Henry Aritizábal se reúne en la Calle 25 con Carrera 5 para compartir un mensaje de amor con los menos favorecidos.“Somos pescadores de hombres que están perdidos en el mundo, que necesitan de nuestro cariño y de nuestra solidaridad para salir adelante”, manifestó el fundador de la obra ‘Pescadores de hombres’.A las 6:30 de la mañana, cuando apenas se está asomando el sol, alrededor de 50 habitantes de la calle llegan a su encuentro para recibir alimento físico y espiritual.Entonces, acompañado de seis u ocho personas, este habitante del barrio San Vicente comienza a difundir el mensaje de Dios: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.Con la ayuda de la comunidad, cada sábado el grupo se ‘rebusca’ la que será la primera comida de estas personas que deambulan por la ciudad. “Lo que queremos es rescatar esas almas perdidas. Ellos aún pertenecen al mundo y por eso comenten errores, pero en este espacio queremos que ellos olviden todo lo malo y sepan que Dios los ama y que hay cosas buenas para ellos”, comentó el líder.“No hay nada más rico que comer con amor, saber que uno está recibiendo algo de alguien que tiene buen corazón y no de gente mala que nos quiere hacer daño. He cometido muchos errores, pero aquí nadie me juzga, sólo tratan de darme la mano para que no vuelva a caer otra vez”, contó Johan Galeano, uno de los comensales.Henry Aristizábal y su grupo de servidores necesitan de la solidaridad de la gente. Usted puede ayudar con dinero, alimentos no perecederos y ropa en buen estado. Si quiere hacerlo debe comunicarse con el teléfono 315 4687906.

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