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¿Qué es lo hay detrás de la violencia juvenil de los últimos días en Cali?

Los graves desórdenes ocasionados entre febrero y marzo por estudiantes de las instituciones educativas Santa Librada, Inem y Antonio José Camacho no sólo dejaron millonarias pérdidas materiales, tres jóvenes heridos y 80 capturados si no también dudas.

13 de marzo de 2011 Por: Jessica Villamil y Santiago Cruz Hoyos

Los graves desórdenes ocasionados entre febrero y marzo por estudiantes de las instituciones educativas Santa Librada, Inem y Antonio José Camacho no sólo dejaron millonarias pérdidas materiales, tres jóvenes heridos y 80 capturados si no también dudas.

Los graves desórdenes ocasionados entre febrero y marzo por estudiantes de las instituciones educativas Santa Librada, Inem y Antonio José Camacho no sólo dejaron millonarias pérdidas materiales, tres jóvenes heridos y 80 capturados. También generaron preocupación entre las autoridades civiles y de Policía que ya adelantan investigaciones para esclarecer el porqué de la actuación de los estudiantes.Hay quienes insisten en que el problema es que las familias están “descuartizadas”, otros aseguran que los tentáculos de organizaciones políticas, grupos subversivos y hasta bandas delincuenciales agitan a los estudiantes.Argemiro Méndez, rector de la Instituto Nacional de Enseñanza de Educación Media, Inem, dice que la razón más evidente es que “la familia de la sociedad actual está dinamitada, descuartizada”. Pero advierte que también hay infiltraciones de “fuerzas oscuras”.El educador explica que de un momento a otro sus estudiantes empezaron a mostrar “fobia” a la Policía, cuando “siempre habían sido amigos”.Una rectora de un colegio del Sur, que prefiere mantener en reserva su identidad, confesó que a algunos de sus estudiantes les ofrecieron plata por participar en el mitin del 14 de febrero en la urbanización Altos de Santa Elena. Ese día, 138 apartamentos sufrieron daños y 45 fueron saqueados. Las pérdidas se calcularon en $150 millones.Días después, la Alcaldía denunció infiltraciones de “agitadores profesionales” que aprovecharon un desalojo para confundir a la gente. En la Comuna 18 está detectada la presencia de milicianos.Mentes inestablesDicen que hay exceso de tiempo libre, que no hay actividades extra curriculares, ni oportunidades de trabajo y tampoco espacios artísticos. Que los profesores sólo conocen a algunos padres cuando van a matricular a sus hijos y luego desaparecen. Esas son algunas de las razones que dan los educadores al intentar explicar las actitudes de los muchachos.“El espacio para el ocio no tiene límite y muchos padres no cuentan el tiempo que sus hijos gastan entre la salida del colegio y la llegada a sus casas. ¿Qué hacen en ese lapso?”, pregunta Ramón Atehortúa, rector de la Institución Educativa Santa Librada.Se responde a sí mismo y explica que cualquiera les echa un discurso y ellos actúan sin saber para dónde van. Sostiene que quienes están interesados en “aprovecharlos” encuentran un camino fácil porque muchos de los jóvenes no tienen objetivos claros, no leen.La versión la complementa el Rector del Inem. “El día de la pedrea (jueves 4 de marzo), uno les preguntaba el porqué de la protesta y ellos se miraban los unos a los otros y no decían nada. No tienen ni idea de qué es lo que están haciendo”.Carmenza Bermúdez, coordinadora en la institución Álvaro Echeverry Perea, dice que las actitudes agresivas se deben a la descomposición familiar.La profesora se pregunta “qué otro tipo de sentimientos pueden evidenciar los ‘pelados’ cuando no tienen padre, la mamá trabaja para sostenerlos y además, viven en espacios reducidos, compartiendo la privacidad con sus hermanos menores. Ellos tienen rabia con la vida”. Agrega que “los profesores nos volvimos toderos”. Ahora hay que actuar como sicólogos, resolver conflictos, enseñar arte y “todo lo demás” porque no hay recursos.Infiltrando concienciasEl pasado 26 de enero un estudiante de la Institución Antonio José Camacho fue agredido por un Auxiliar de Policía. Al chico de 14 años le rompieron la frente. A la salida del hospital tenía diez puntos en la cabeza y quince días de incapacidad. Intentaba ingresar a una estación del MÍO sin pagar el pasaje.Ese hecho, según el Rector del colegio Santa Librada fue un detonante. En efecto, Ricardo Martínez, estudiante de noveno grado, manifiesta que las protestas han sido contra la agresión de la Policía.“Siempre la cogen con el más grande. Y sólo por tener la camiseta con el escudo del Santa Librada o del Camacho nos requisan. Casi no lo hacen con los pequeños. A los negros los molestan más”, cuenta el estudiante.Pero para el coronel Ramiro Castrillón, comandante Operativo de la Policía Metropolitana, hay unos líderes externos a los colegios que llegan para incitar a los muchachos a protestar.“Estos líderes ya están identificados, son universitarios. No sabemos si son de la Univalle o de otras universidades. Lo cierto es que se han identificado esas personas y se están adelantado las investigaciones para judicializarlos porque, en últimas, ellos tienen que responder por lo que ha pasado”.El oficial indica que al interior de la Universidad del Valle se han detectado carteles y presencia del Movimiento Juvenil Bolivariano. (Milicias de las Farc).Relata que el proceder de los supuestos milicianos está identificado: Van hasta los colegios, especialmente a los del Estado, cogen a incautos, los convencen para que los sigan y así causan caos en la ciudad. Los estudiantes a esas edades son muy influenciables. Esta gente los incita a las protestas, pero son los primeros que se van y dejan en el conflicto a los estudiantes. “Nosotros ya estamos en su búsqueda. Tenemos fotografías y una labor investigativa que avanza para capturarlos”, sentencia el coronel.Mientras que el Rector del Inem denuncia que antes de la protesta de la semana pasada se estuvieron comercializando uniformes de la institución. En medio de la pedrea se descubrieron al interior del colegio doce muchachos uniformados que no son del Inem.El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, dice que a través de las redes sociales se ha podido hacer algunos descubrimientos. “Los muchachos quieren protagonismo y que sus hechos violentos sean vistos por la sociedad”.Tras las huellas de un perfilEs estudiante de uno de los colegios en conflicto. En su perfil del Facebook no tiene foto que lo identifique, pero sí están claras sus inclinaciones. En el ítem que pregunta por las ‘Personas que sirven de inspiración’ lo que se lee es: ‘Guerrillero Oculto’, ‘Sub Comandante Marcos’, ‘Emiliano Zapata’. Dice también que “sólo busca un cambio que quizás sea utópico, como el anarquismo”.Otro, que sí tiene foto y aparenta ser un muchacho pacífico y hasta de contextura frágil tiene entre sus actividades participar en reuniones sindicales. Tiene al rededor de 16 años.A través de ‘el chico sin rostro’ El País llegó a una convocatoria hecha en esta red social: ‘Marcha contra el maltrato juvenil y estudiantil NO QUEREMOS BUSCAPLEITOS’.Se supone, es una marcha pacífica, pero la invitación contiene un texto agresivo y cargado de palabras soeces.Ana María Gálvez, orientadora familiar, dice que son muchos factores los que inciden en esos comportamientos.Afirma que tienen mucho que ver la problemática familiar, la vulnerabilidad ante un ambiente social agresivo y sus relaciones interpersonales.“Los chicos sienten que es un mundo amenazante. Se agrupan para sentirse protegidos y allí se ven abocados a participar en peleas. A través de la agresión sustentan el poder”, explica la especialista. Por su parte, Mábel Rojas, sicóloga clínica, considera que los jóvenes buscan modelos de hombres fuertes para que sean sus referentes. “Aquí los grupos al margen de la ley se aprovechan para comprar su mentalidad, que además, los ayuda a lograr una aceptación que no se encuentra al interior de las familias”.Ante esas lecturas, el Alcalde de Cali comenta que “los muchachos deberían capitalizar el descontento con la sociedad y no dejarse llevar por actos que sólo le sirven al terrorismo”.Si hay abusos que se denuncien: PolicíaCoronel, El País habló con uno de los líderes que organizó las movilizaciones. Es un estudiante que asegura que el detonante de todo son los abusos de la Policía contra ellos: requisas sin motivo, agresiones, sobre todo en las estaciones del MÍO. Dice que la Policía trata a los estudiantes como delincuentes. ¿Usted qué responde?Allí hay situaciones específicas. Hay estudiantes del Santa Librada, principalmente, que buscan ingresar al MÍO por la fuerza y sin pagar, saltando las barreras. En dos ocasiones ellos intentaron subirse al MÍO con el vehículo en movimiento. Y recordemos que en Bogotá murió un muchacho en un accidente por ese motivo. A raíz de eso, porque la Policía no hace lo que tiene que hacer, la institución se vio inmiscuida en investigaciones.Ahora, puede que haya sucedido, puede que existan casos de abuso de autoridad. Nosotros tuvimos una charla con los estudiantes y les llevamos a los guardas bachilleres (contra ellos, principalmente, son las denuncias). A los estudiantes les dijimos: mire, estos muchachos que están prestando servicio militar, en lo único que se diferencian de ustedes es que ya salieron del colegio. Pero el día de mañana, los que estarán uniformados serán ustedes. También les dijimos: si abusamos de la autoridad, les pedimos disculpas, pero entiendan que ustedes quieren hacer las cosas sin que se les ponga el ‘tate quieto’. Y nosotros, como autoridad, tenemos que aplicar la Ley. Esa es nuestra función. El País también consultó a la Defensoría del Pueblo sobre el tema. Allí se asegura que en lo que va del año han recibido más de 40 denuncias de ciudadanos por abusos de autoridad de la Policía. ¿En la Institución qué control se está haciendo? Todo abuso de autoridad que se denuncie tiene que investigarse. Eso es una regla de oro. Y me gustaría que los casos de abusos de autoridad contra los estudiantes se denuncien con pruebas contundentes y que los estudiantes me lo cuenten: que día fue, a qué hora. Que se denuncie a tiempo para nosotros poder investigar. Pero ellos no han tocado las puertas que son, no han hecho llegar esas denuncias a la institución. Los estudiantes sienten que los están estigmatizado por portar el uniforme. ¿Ha detectado esta situación?La gente de afuera, los ciudadanos, sí los estigmatizan. Y espero que los policías no, sobre todo los guardas bachilleres. Si ocurre nos toca hacer un trabajo al respecto. ¿Qué acciones va a tomar la Policía para evitar estos disturbios en la ciudad?Una de las medidas que ya tomamos es ubicar policías profesionales en los alrededores de los colegios para que estén monitoreando las actuaciones de los guardas bachilleres. También vamos a aumentar la vigilancia en esas zonas externas porque tenemos información que hay expendios y consumo de drogas y eso tenemos que combatirlo. Espero que no haya problemas cuando se den capturas porque a veces, cuando se captura la persona con la prueba del delito, empieza a gritar que se lo van a llevar y llega gente a apoyarlo sin saber qué es lo que está pasando. Muchas de las asonadas también se originan por eso.Y vamos a hacer reuniones con los estudiantes. A mi me gustaría buscar un acercamiento con los estudiantes, promover un diálogo. Hay muchachos que son accesibles, que no tiene una animadversión contra la institución.Testimonio: Yo ayudé a organizar las protestasEs admiradora del Ché Guevara y León Trotski; conoce la historia de Mayo del 68 en Francia al derecho y al revés; cree que la movilización estudiantil es la única herramienta efectiva que tienen los estudiantes en Colombia para que se les escuche; se considera, claro, una revolucionaria. No revoltosa, como a veces le gritan en la calle. Revolucionaria. Tiene 17 años, una piel canela, ojos negros y grandes, ‘brakets’, fama de buena estudiante. No, buena no, fama de excelente estudiante. Nadie, entonces, sospecha que es una de las líderes que promovió las protestas estudiantiles de los colegios públicos de Cali en los últimos días. Ni el rector de su colegio; ni sus profesores; ni el coordinador de disciplina; ni siquiera su familia. Nadie.De hecho, los verdaderos líderes que organizan las protestas, contó un egresado del colegio Santa Librada, no llevan el pelo largo, ni tatuajes revolucionarios, ni en sus mochilas cargan libros de Marx que delaten sus ideas. “Más bien tienen el aspecto de un ‘nerd’, con gafas, son incluso callados, para que nadie se fije en ellos”. Pero volvamos a la admiradora del Ché y Trotski. Para narrar la historia de cómo se gestaron las protestas estudiantiles del último mes pidió la reserva de su identidad y la del colegio en el que estudia. El trato se hizo. Ella empezó a hablar, de pie, y espantando los mosquitos que la picaban por llevar una falda de colegiala. ***“Las protestas se deben a la imprudencia de los Policías en su proceder contra nosotros. Hace un mes, por ejemplo, en una estación del MÍO, dos estudiantes del Camacho y uno del Santa Librada trataron de colarse. Los policías bachilleres que estaban ahí, en vez de decirles decentemente que se retirarán porque no habían pagado el pasaje, los cogieron a bolillazos. A uno de los estudiantes, incluso, le abrieron la cabeza. ¿Quién pagó eso? La mamá y el papá, porque la Policía no respondió.Al ver eso, otros pelados llegaron, en acto de defensa, a agredir a los policías. Un agente los encañonó. También los sacaron de la estación a punta de patadas y afuera de la estación les siguieron pegando. Eso es sólo para darle a usted un ejemplo de lo que está pasando contra los estudiantes. Los policías, además, nos provocan. Nos miran feo cuando llevamos el uniforme del colegio, nos estigmatizan como delincuentes. Incluso, los guardas bachilleres pasan haciendo sonar las rejas del colegio con los bolillos, como desafiándonos. En la calle, sobre todo en las estaciones del MÍO de San Pascual y Santa Librada, nos requisan sin motivo, hay agresiones verbales, y eso, le repito, por el hecho de llevar el uniforme del Camacho o del Santa Librada. Por eso las protestas. Por esas injusticias. Las movilizaciones las organizamos nosotros, los estudiantes. Nos reunimos líderes de varios grados. Después hicimos la convocatoria por Facebook, gracias a una aplicación que facilita estas convocatorias masivas: ‘evento’. También imprimimos volantes, panfletos. Nadie externo al colegio nos financió, como se está diciendo. Los volantes cuestan $20.000, se imprimen en el papel más económico. La plata la reunimos entre todos los estudiantes, todo el que quiera participar en la protesta aporta de manera equitativa. ¿Qué pasó en el CAM? Mire, yo le aseguro que la marcha, en su inicio, fue pacífica. La idea era sentarse en el CAM a protestar hasta que el Alcalde nos diera la cara y nos escuchara. Pero después de que se hicieron las invitaciones, empezaron a llegar agentes externos a la movilización. Parches, bandas del barrio Sucre, y ellos empezaron a hacer las agresiones, a tirar piedras contra la Oficina del Adulto Mayor. Y claro, esos infiltrados llegaron uniformados, con las camisetas de los colegios, y armaron el problema. Como la Policía reacciona, y persigue a compañeros que uno conoce y que sí son del colegio, uno trata de defenderlos y así se arman los disturbios. Esas bandas que se infiltran a las protestas, esos parches, lo que hacen es aprovechar la situación, el caos, para robar gente, taxis, buses. Por eso se infiltran. Pero yo le aseguro algo: la gente del Camacho y el Santa Librada somos pacíficos. Y yo me pregunto por qué la Policía, que sabe que en esas marchas siempre hay infiltrados y los tienen identificados, no hace nada. Y lo que usted pregunta sobre la influencia de la Alianza y la Contra Alianza en las marchas... esa es una guerra que sí, existe, pero es simplemente una guerra por territorio para la comercialización de drogas. En los colegios hay miembros de esas pandillas. En todas partes hay, pero no tienen influencia en las protestas. No, para los próximos días no tenemos planeado hacer más protestas. La gente ya tomó conciencia que la violencia no es la salida. Queremos marcha, pero no queremos pelea. Pero sí queremos que el gobierno nos escuche, porque tenemos unos ideales, y que nos tomen en serio. Este país necesita una reforma educativa. Que toda la plata que se va en armas, se vaya para educación. Y necesitamos una educación dirigida para crear empresa, y no para llegar a trabajar. Aquí hay mucho trabajador, pero no creadores de empresas. Y que a los policías les den un curso para tratar a las personas. Porque por las buenas, somos buenos. Igual. También vamos a trabajar para que nosotros respetemos a la Policía”.

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