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Procrastinación, la manía nociva de dejar todo para mañana

Una tendencia en auge, a la cual se le puede combatir a tiempo si se toman algunas medidas. No deje que se vuelva crónica.

17 de febrero de 2015 Por: Redacción de El País

Una tendencia en auge, a la cual se le puede combatir a tiempo si se toman algunas medidas. No deje que se vuelva crónica.

La procrastinación es una tendencia muy generalizada en nuestros días. Se trata de esa manía de dejar para mañana lo que no tenemos ganas de hacer en el momento. Es una actitud tan frecuente como nociva. Puede ser una cosa pasajera en algunas personas y volverse una costumbre malsana en otras. Hay que aprender a distinguir las prioridades y dejar solo a un lado las obligaciones secundarias. Si usted descubre que su tendencia a diferirlo todo se aplica en el campo profesional, de salud, económico o en lo relacionado con su seguridad y su vida familiar, puede estar padeciendo del peligroso síndrome de postergarlo todo. Si se descubre a sí mismo pronunciando frases como: “Mañana lo hago, lo juro”, “De veras, mañana será el día”, “No puedo hoy, pero seguro mañana sí”, y sus derivadas, lo más probable es que sea de aquellos que nunca cumplen la famosa promesa. Según Olivia Toja y Soledad Bravi, autoras del libro ‘Actitud positiva para perezosas’, en su capítulo ‘Basta de dejar las cosas para mañana’, hay una técnica para dejar de postergarlo todo. Ellas sugieren hacer un pequeño esquema al cual recurrir cada vez que uno se sienta tentado de aplazar las cosas. En este deberá escribir la tarea que debe llevar a cabo. Además debe fijar un plazo realista que se va a conceder para cumplir con la tarea. Como tercer punto debe incluir las medidas a tomar que van a propiciar la culminación de dicha tarea. Y finalmente, fíjese una recompensa, que sea la motivación para realizar dicha misión. También puede ocurrir que su manera de organizar el tiempo esté fallando. Entonces pregúntese: ¿En qué se le va el tiempo? Haga un listado de todo lo que hace a diario y empiece a numerar las actividades según su orden de prioridades, vaya descartando las menos importantes, así: 1. Escriba lo indispensable y lo urgente.2. Lo necesario y menos urgente. 3. Lo secundario. En la primera categoría sitúe las tareas que debe ejecutar personalmente y de inmediato. En la segunda las que pueden esperar o ser delegadas y en la tercera las que se pueden descartar o confiar a otra persona.Miedo a ser juzgadoUna de las principales razones es porque se tiene algún miedo. Uno de estos temores comunes es el de ser juzgado. Esto sucede cuando debe realizar una labor que será evaluada. Precisamente, lo que le da pánico es la crítica, el juicio. Usted espera entonces hasta el último momento, y hace de prisa el trabajo. Pero así, al menos, eso cree usted, tendrá la excusa de la falta de tiempo para justificar su incompetencia. Al final causará la peor de las impresiones.Miedo a la imperfecciónPone el listón tan alto que la idea de no llegar a alcanzar sus objetivos lo desmoraliza de antemano. Usted siente que debe saber todo sobre un tema para poder expresarse respecto a este. Y como no tiene el tiempo que requiere para prepararse, renuncia sin haberlo intentado. El hecho de postergar el asunto le permite no tener que estar a la altura de sus exigencias. Finalmente termina defraudando a otros y a usted mismo.Miedo a lo desconocidoAl emprender una labor y no saber a qué se está comprometiendo, eso lo paraliza. Lo malo es que aplazándola, no hace sino aumentar el miedo. Lo mejor es “tomar el toro por los cuernos” e investigar al respecto. Esa seguridad en el tema, lo llevará a perder el miedo. Otros causantes de postergar las tareas que no nos gustan son una mala gestión del tiempo, no saber evaluar las prioridades y perder mucho tiempo en cosas secundarias.¿Le pasa a usted?Tiene que hacer algo que le resulta aburrido, entonces...1. Encuentra un pretexto para no ocuparse de ello. 2. Se hace el propósito de hacerlo mañana. 3. Al día siguiente hace lo posible para no pensar en el asunto. 4. Al otro día y los siguientes casi se ha olvidado de ello. 5. Un día más tarde algo le recuerda la tarea que aplazó. 6. Es tanto el retraso que ha acumulado que se paraliza.

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