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Popayán: ciudad blanca, memoria afro

Los pueblos del Cauca adeudan parte de su historia y sus tesoros culturales a las comunidades afro. Si usted es mestizo recuerde que también lleva sangre de cimarrones.

1 de febrero de 2012 Por: Cristian Méndez, Jonnathan Riascos, Vanessa Delgado | Especial para El País

Los pueblos del Cauca adeudan parte de su historia y sus tesoros culturales a las comunidades afro. Si usted es mestizo recuerde que también lleva sangre de cimarrones.

Popayán es una ciudad reconocida gracias a su legado histórico, político, social y cultural. Hoy la ‘Ciudad Blanca’, culta y universitaria de Colombia, guarda con celo sus raíces históricas: las afrodescendientes.“Cuando fui a la escuela a mí nunca me dijeron que Popayán y sus grandes construcciones del sector histórico fueron levantadas por mano de obra de esclavos, no me dijeron que el primer grito de independencia fue el de San Basilio de Palenque”, dice José Carabalí, un hombre procedente de Buenos Aires, Cauca, que desde niño vive en la ciudad.Carabalí asegura que, “las cátedras escolares referentes a la historia patria y local, parecen sufrir de amnesia y olvidan que las comunidades étnicas han hecho un importante aporte para lograr lo que hoy en día es Popayán y Colombia”. Para Alfredo Vanín, escritor y etnoinvestigador, Popayán fue el centro esclavócrata del sur occidente colombiano y desde allí se decidía la suerte de lo que serían las sociedades del Pacífico colombiano. “Hay que ver como la economía se va definiendo a partir de estas situaciones históricas, que enmarcan para siempre la evolución de nuestras sociedades”.Desde esta ciudad, según Vanín, los hombres y mujeres esclavos fueron direccionados hacia el Valle del Patía, el Norte de Cauca y el Pacífico, a causa del concepto de producción que tenían los dueños esclavistas. “Eso va a marcar una presencia cultural muy fuerte: en la gastronomía va a estar la mujer afro y en la manera de producir el oro en las minas la presencia de los hombres, va a ser definitiva”.Cimarrones y ApalencadosSegún algunos investigadores como Alfredo Vanín, para el siglo XVII era mayoría la presencia de afros en el suroccidente del país “y sobretodo libres, porque la esclavitud es una institución golpeada desde muy temprano por la rebeldía”.

En principio, las formas de resistencia contra la esclavitud y la discriminación se denominaron Cimarronaje.Según el Canal Étnico - Colombia Aprende, las estructuras de resistencia más complejas se conocieron como Palenques, comunidades agrícolas que se ubicaron en sitios defendidos y de difícil acceso. El liderazgo político, militar y religioso fue una constante en este tipo de sociedades guerreras organizadas, mediante un sistema que propendía por la reunión de todas las personas.

Hoy en día, el término Cimarrón es sinónimo de lucha, unión y fuerza para los hombres y mujeres afrodescendientes, y los Palenques siguen existiendo como organizaciones sociales que fomentan la reivindicación de derechos, la formación de ciudadanos contra la discriminación, la recuperación de la memoria y visibilización de expresiones afroculturales.

Aporte afro a la Ciudad BlancaLos hombres y mujeres afrodescendientes inyectan importantes dinámicas a la ciudad desde distintos ámbitos. “El aporte viene desde la fundación de Popayán porque se construyó con sangre, sudor y lágrimas tanto de indígenas como de afros”, comenta Loren Ramírez, una joven estudiante de Derecho de la Universidad del Cauca y procedente del municipio de Villa Rica, Cauca.Loren cree que las comunidades afro aportan a la economía de la ciudad desde sus diferentes actividades, “y un poquito de color y calor al frio de Popayán… el estar acá hace que podamos proponer dinámicas diferentes, porque las personas tendemos a trasladar nuestras prácticas”.“Culturalmente hablando, somos una comunidad grande, rica en muchas cosas como en la música y el sabor de las comidas”, opina Raúl Mosquera, un hombre nacido en Buenaventura, Valle del Cauca y que lleva cuatro años trabajando en una barbería ubicada en el barrio La Esmeralda de Popayán.Cortes de pelo como el Jersey, Bani Lay o Zeta o técnicas de desvanecidos y sombreados con cuchillas, son las que Mosquera utiliza en su local llamado Somos Pacífico.

“La barbería es mi sustento y un arte muy completo… las personas que vienen aquí nos tratan bien porque eso reciben de nosotros, un buen trato”, agrega el barbero quién además dice sentir que, los cortes de estilo afroamericanos, han sido bien recibidos por los payaneses. (Ver video)Por su parte, Tatiana Gómez una joven mujer de Timbiquí, Cauca, encontró en la gastronomía el modo de cautivar el paladar de la ciudad. “A la gente le gusta mucho el pescado pero no lo saben preparar, en cambio nosotros tenemos esa habilidad”, asegura Gómez quien lleva nueve meses ofreciendo variedad de platos con todo el sabor del pacífico desde La Sazón de Mamá, un restaurante ubicado en el barrio Santa Inés de Popayán.“La impronta más importante siempre será la cultural en cuanto ella es la que nos hace ser como somos y definirnos como nos definimos”, asegura Alfredo Vanín. Pero otros rasgos que inyectan las comunidades afro a las ciudades, como “los históricos, genéticos, lingüísticos y políticos, son invisibilizados”.José Carabalí va más allá y dice que el mayor aporte de las comunidades afro está dirigido a la humanidad, “yo creo que el mayor ejemplo que estamos dando es que siempre a pesar de todas las injusticias que se han obrado contra nosotros, seguimos mirando hacia adelante sin el retrovisor del resentimiento”.

Discriminación: ¿verdad o mentira?“Le damos muchas gracias a la ciudad que nos ha recibido de una manera muy formal, a la gente le ha gustado mucho la manera de nosotros ser”, afirma el barbero Raúl Mosquera. Tatiana Gómez del restaurante La ‘Sazón de Mamá’, reconoce que en Popayán ha habido “mucha discriminación y mucho racismo”. Sin embargo a ella no le molesta que la llamen ‘negra’, “hay gente que lo dice en forma de burla, pero hay otros que lo dicen de cariño como: mi negra linda”. Además ella cree que el aumento de población proveniente de municipios como Guapi, Timbiquí y López de Micay, “hace que los demás se vayan adaptando”.Según Loren Ramírez, estudiante de Derecho, la gente a veces la hace sentir como “el punto negro en la pared blanca de lo puro”. Para ella, luego de dos años de ser residente en la capital caucana sigue siendo difícil pasar por el centro histórico “y sentir simplemente, sin ofender, que la gente tiene un corazón tan duro como los ladrillos, que aún se empeñan en pensar que somos diferentes y que la diferencia siempre se mide por la cantidad de melanina que tengas y no por otras cosas”.

La discriminación sí existe para Vanín, “si bien no pude ser real en el sentido tangible, es simbólica y uno no siempre encuentra la expresión concreta para evidenciarla pero está allí”. Para él, un resultado muy concreto es que en un departamento poblado por afros, su presencia en las directivas es escasa “y no porque no haya la capacidad”.Una manera de frenar dicha exclusión es comprendiendo que los afrodescendientes siempre estuvieron aquí. “Popayán y el Cauca también es de nosotros que tenemos una historia acá, que es traumática y dolorosa es una cosa, pero que también estamos para tratar de construir una historia diferente, tomados de la mano y ser bien recibidos”, dice Ramírez. Pasos de gigantesCada vez es mayor la presencia que realizan hombres y mujeres afro en distintos y nuevos escenarios de la vida local, departamental y nacional. Ese es el caso de José Carabalí quien siendo vendedor independiente en la galería de La Esmeralda en Popayán, es presidente fundador de la Corporación Empresarial para el Desarrollo del Cauca.“No tenemos quién nos represente con dignidad y con honestidad”, razón que motivó a Carabalí para aspirar al Consejo de la ciudad en las pasadas elecciones de 2011 por el Movimiento de Inclusión y Oportunidades MÍO. Sus proyectos van encaminados a “representar a las gentes de las plazas de mercado y hacer un trabajo de las manos con ellos para sacar estos espacios adelante”.

Así mismo sobresale el maestro Alfredo Vanín de Timbiquí, Cauca, quien recientemente recibió de parte de la Universidad del Cauca el galardón “Doctor Honoris Causa en poesía y literatura”. Se considera que Vanín representa una de las generaciones de escritores afrocolombianos del último cuarto del siglo XX.Y paso a paso también se viene destacando Loren Ramírez en la televisión regional gracias a su participación en el magazín televisivo Viento en Popa, cuyo objetivo es visibilizar personajes y grupos que inciden de manera positiva en Popayán y el Cauca en los ámbitos deportivos, artísticos, gastronómicos, culturales y sociales.“El Cauca tiene muchos colores, sabores y formas, el magazín hace eso, ayuda a que miremos las maravillas del departamento. Es para que tengamos un sentido de pertenencia, inclusive en municipios como el mío que quedan al norte, allí encontrándose con el Valle, para que la gente recuerde que es del Cauca, y se empiecen a asumir como caucanos” afirma Ramírez, estudiante de Derecho y natural del municipio de Villa Rica.Al igual que ellos y otros héroes como Norfalia Carabalí, Elcías Martán Góngora, Janet Mosquera -Mujer Cafam 2007-, entre tantos, siguen demostrado que ser afro es llevar sangre cimarrón. Pujantes, aguerridos y dignos, también alegres, fiesteros y ocurrentes, características que sin egoísmo han diseminado en el resto de los colombianos.

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