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Pance, un 'paraíso' de Cali bajo amenaza

Contaminación, invasiones, servicios públicos deficientes y falta de vías, algunos problemas.

4 de mayo de 2015 Por: Redacción de El País

Contaminación, invasiones, servicios públicos deficientes y falta de vías, algunos problemas.

Para llegar a Pance, primero hay que superar la congestión de la Avenida Cañasgordas, sobre todo si es sábado o es hora pico. O dar una vuelta más larga por la vía Panamericana, la Avenida La María y buscar la entrada de La Umbría, frente a la Universidad San Buenaventura.

Allí se llega a lo que se conoce como la ‘Vuelta del bofe’ (tal vez por la fritanga de años que hay allí). Y luego se sube por la estrecha  calzada de dos carriles llena de curvas cerradas donde a duras penas caben dos carros de ida y venida. No hay bermas y menos andenes, y   la vía se la disputan vehículos,  ciclistas y peatones que abundan a lo largo de cinco kilómetros, porque ese es un escenario natural adonde todos quieren ir a recrearse, hacer deporte y tomar aire puro.

Ahora, ir más allá de La Vorágine hasta donde llega la vía pavimentada, es algo que pocos consideran. La carretera que va de este sitio al pueblito de Pance es destapada, está llena  de rocas y solo camperos, camiones medianos y la ruta de buses Recreativos se atreven a subir. 

La movilidad es un problema principal en Pance, dice Enrique Tróchez, uno de sus habitantes. Por eso el gobierno  decidió construir la segunda calzada  paralela a la vía actual, un corredor de 5,1 kilómetros de longitud  con 16 metros de ancho, andenes a lado y  lado y ciclorruta para mejorar el tráfico.

 Pero los problemas de Pance no terminan allí. Ese patrimonio natural de la ciudad tiene problemas de acueducto, alcantarillado, contaminación, invasiones, equipamiento básico y el impacto que le generan las nuevas urbanizaciones y  unas 30.000 personas que llegan cada fin semana  a recrearse en las aguas del río y los balnearios de la zona.

Juan Carlos Montenegro, líder comunal de Pance, dice que falta  control al tráfico vehicular los fines de semana y en época de vacaciones, porque aumenta la  congestión. Paradójicamente el que hace falta es  el MÍO, porque sus rutas son escasas y no llegan al pueblito de Pance donde habitan 1800 personas.

Alonso Guachetá, otro líder comunal, no entiende cómo esa fábrica de agua que es Pance donde se cuenta  543 nacimientos de agua limpia que ofertan más de 3,6 metros cúbicos por segundo, no tenga  agua potable. No hay planta de tratamiento, la gente toma el agua directamente del río y las quebradas.

Tampoco se entiende que no  tenga  alcantarillado. En el pueblo las casas están próximas al río, algunas casi sobre él y le vierten sus desechos, como lo hace también  un centenar de negocios de todo tipo: balnearios, restaurantes, moteles, marraneras, gallineros. 

 En el pueblo se jactan de tener tres plantas de tratamiento de aguas residuales, pero son pequeñas y ninguna sirve. De vez en cuando una funciona, pero no alcanza a tratar el volumen de aguas servidas que producen los panceños y sus visitantes.

La deforestación  en las lomas de Pance es  grande y también impacta el río y el equilibrio ecológico. Se deforesta el parque natural  para construir y sembrar, algo que no se debe hacer. Muchas viviendas y actividades económicas están dentro en esa reserva intocable.  Pese a ello, Alirio Silva López, un descendiente de nativos de Pance, reclama el derecho a la tierra de sus ancentros, para él y cientos de personas más.

La intervención del hombre en sitios indebidos ha hecho vulnerable lugares como San Francisco y San Pablo. Casi un centenar de casas -dicen las autoridades-, deben reubicarse porque están en alto riesgo: pisan terreno deleznable.

Claudia Viviana Tabares afirma que no se conocen estudios de vulnerabilidad y asegura que con base en  la Ley 1523 de 2012, se hace necesario que esa política de mitigación del riesgo se adopte como un proceso social y no coercitivo o de limitación de desarrollo. Eso no es lo que piensa Planeación Municipal.

El temor es que en un invierno fuerte, como ya ha ocurrido, muchas viviendas se vengan abajo y se produzcan avalanchas en el río que arrastren con todo lo que encuentre a su paso. 

Pero en Pance, un sitio privilegiado para la recreación y el deporte, con un Parque de la Salud de cuatro kilómetros que disfruta la gente de afuera,  no hay escenarios de cultura y recreación. Luz Mary Llantén dice que en el pueblo existen dos canchas en mal estado y los colegios no tienen implementación en deporte. Las danzas se hacen en las vías porque no hay espacio. Hay que parar los vehículos mientras se hace la actividad.

En esos momentos y en otros de congestión, para salir de Pance hay que tener paciencia, más de la que se tuvo para entrar y buscar atajos  de evacuación. Pero el pueblito y todo ese territorio natural que es tal vez la última reserva verde de Cali, debe encontrar caminos para un desarrollo sostenible. Antes de que sea tarde.

Las respuestas del Gobierno

 El gerente (e) de Emcali, Germán Marín Zafra, indicó que “legalmente no pueden extender redes de servicios públicos a las viviendas del sector El Pato porque están dentro del Parque Nacional  Farallones que es una reserva natural” y allí no se puede construir. Indicó que se evaluarán soluciones de acueducto y alcantarillado para Pance.

 León Darío Espinosa, director de Planeación, señaló que “los temas ambientales y de protección del riesgo son una limitante para la ejecución de obras en la zona”. Por eso, cada proyecto debe analizarse de forma particular, no se pueden dar autorizaciones en forma general.

 Agregó que se está tramitando ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, la licencia para el proyecto vial de la Vuelta de Occidente, que cruza por la reserva forestal de Pance.

 El secretario de Tránsito, Ómar Cantillo dijo que  hará una verificación de rutas para ver su cumplimiento y explicó que el MÍO no sube a Pance porque la carretera es destapada, debe mejorarse o pavimentarse para habilitar rutas.

 El secretario de Vivienda, Juan Pablo Rueda indicó que no se pueden titular predios que están dentro del parque natural y se está estudiando la reubicación de viviendas que ocupan zonas de alto riesgo.

 

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