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Opinión: ¿Dos días de Salsódromo?

La capital del Valle se lució en la inauguración de la Feria de Cali, con una asistencia masiva al Salsódromo. ¿Debe hacerse este evento a lo largo de dos días?

26 de diciembre de 2013 Por: Ossiel Villada | Jefe de Redacción Online de El País

La capital del Valle se lució en la inauguración de la Feria de Cali, con una asistencia masiva al Salsódromo. ¿Debe hacerse este evento a lo largo de dos días?

La versión 56 de la Feria de Cali tuvo el miércoles una apertura magistral gracias al Salsódromo. Del primero al último, desde el más viejo hasta el más niño, los más de 1.300 artistas que participaron en el desfile merecen un generoso aplauso y un sincero agradecimiento de todos los habitantes de esta ciudad.Allá, en ese asfalto ardiente en el que entregaron todo –desde el corazón hasta los zapatos–, ustedes nos representaron a los caleños buenos y decentes; a los que creemos que sí es posible transformar a esta ciudad en un sueño atravesado por un río; a los que no nos dejamos amedrentar por los violentos; a los que bailamos de manera instintiva con el único propósito de celebrar la vida.Y por supuesto, ese reconocimiento debe ser también para todo el equipo humano de Corfecali, que trabajó sin descanso para asegurar el éxito del inicio de la Feria. Quienes estuvimos allí podemos afirmar que lo lograron. Pero más allá de la euforia y el orgullo, es necesario hacer algunas reflexiones sobre el futuro de este evento y su significado para la ciudad.1. Cali necesita construir un salsódromo ya. Este año el presidente Santos le prometió a Cali lo que él llamo un ‘bailódromo’. ¿Se quedará en promesa el asunto? ¿Y qué dice el Alcalde? El diagnóstico está claro: la Salsa representa una enorme oportunidad de progreso económico y redención social para una ciudad con altos niveles de pobreza.Si tenemos más de medio centenar de escuelas formalmente constituidas; si contamos con más de 1.600 bailarines profesionales y más de 2.000 estudiantes; si cada vez hay más hoteles llenos de turistas que vienen para aprender a bailar salsa, no hay que darle más vueltas al asunto. Se necesita un Salsódromo que funcione todo el año y genere una gran actividad económica en torno al fenómeno Salsa. La Autopista Sur no ofrece condiciones para un espectáculo de mayor calidad. ¿Qué hacer mientras tanto? Una alternativa puede ser moverlo al estadio Pascual Guerrero, y utilizar la plata que se invierte en graderías para montar una plataforma de protección de la pista. 2. Está claro que la Feria, a pesar de todos sus aciertos, necesita cambios de fondo. Creo que un evento tan significativo como el Día del Pacífico (confinado hoy a una pequeña plazoleta) debe ser una extensión del Festival Petronio y transformarse en el gran Desfile de la Cultura del Pacífico. Y creo que la Cabalgata debe salir del casco urbano y ser el eje central de la Feria Rural (incluso podría hacerse varios días). En el caso del Salsódromo, no tengo ninguna duda de que nuestra Feria exige dos jornadas. Quizá un Salsódromo de apertura y otro de clausura. Y al menos uno de ellos debería ser totalmente gratuito. No es una idea descabellada. Muchos caleños se quedan con las ganas de ver este espectáculo, mientras que en otros desfiles las graderías lucen solas. Por supuesto, ello abre interrogantes sobre el número de escuelas participantes. Y también implica pensar en qué hacer para que dos jornadas no sean tan desgastantes para los bailarines. 3. Es urgente trabajar para que la calidad y el nivel de nuestros bailarines siga creciendo. Es evidente que no todas las escuelas y bailarines que participan en el Salsódromo están en el mismo nivel, y ello lo percibe el público asistente, que sin embargo premia a los artistas con el aplauso y el apoyo espontáneo. Pero también es evidente que en Cali el Estado ha hecho muy poco para potenciar y pulir todo ese talento que florece de manera natural en los barrios. Más inversión en arte (¡en todas las formas de arte!) y menos en armas, es una ecuación que aquí no hemos ensayado. Y no basta con definir una partida en el presupuesto de Corfecali para que las escuelas que clasifican al Salsódromo monten su espectáculo. Se requiere que Concejo y Alcaldía definan políticas públicas claras, dejando a un lado la demagogia y el cálculo político, para que el Salsódromo sea algo más que un día en el que nos vamos de rumba.

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