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"No trabajamos para las encuestas, sino para la gente": María Eugenia Carvajal

María Eugenia Carvajal de Guerrero, esposa del alcalde Rodrigo Guerrero, destacó los logros, no de ella, aclara, sino de las secretarías que apoyó. “Bajó la pobreza”.

22 de noviembre de 2015 Por: Alda Mera | Reportera de El País

María Eugenia Carvajal de Guerrero, esposa del alcalde Rodrigo Guerrero, destacó los logros, no de ella, aclara, sino de las secretarías que apoyó. “Bajó la pobreza”.

Luego de cuatro años de labor silenciosa y con cero protagonismo, María Eugenia Carvajal de Guerrero  rompió  su discreción  para hablar con El País sobre  su paso como compañera fiel en la segunda administración del alcalde  Rodrigo Guerrero. La trabajadora social, con maestría en educación para adultos,  apoyó a su esposo en la obsesión que comparten desde hace 50 años cuando se casaron: la inclusión social.  ¿Cuál es su balance de estos cuatro años como gestora social de Cali? Muy satisfactorio. Cali dio un salto muy grande hacia adelante. Antes iba a Bogotá, a muchas partes, y lo miraban a uno con lástima. La reputación de la ciudad estaba  muy mal, todo el mundo hablaba mal de Cali. Había una desesperanza muy grande y eso cambió. Ahora se ve más orgullo por la ciudad, más espíritu cívico. La inversión del Estado no solo hace que la ciudad se vea mejor, sino que la gente se comporte mejor. Es lo más importante, porque sino hay esa autovaloración, ese optimismo, y la gente no responde, no se puede hacer nada.  Lo que se ha logrado es porque los caleños han respondido. ¿Hubo diferencia entre ser primera dama del Municipio en 1992 y ser gestora social desde 2012? Lo primero es que a mí no me gustan esos títulos (Risas). Traté por todos los medios que me dijeran mi nombre y no lo he logrado. Ahora estoy mucho más madura, con más experiencia, con  una maestría en educación. En la primera administración cosechamos muchísimas satisfacciones, trabajamos en un programa de resocialización de pandillas y  aprendí mucho. Pero  me dejé envolver un poco en el rol tradicional de la primera dama y eso es  una bobada. Esta vez me  enfoqué en menos cosas y con más profundidad. Siempre rechazó el título de primera dama... La  primera vez expliqué que el rol de primera dama no debería existir. El Estado tiene dependencias para todas las obligaciones y lo que  se hace en la oficina de la primera dama le correspondería a cualquier secretaría. Esta vez decidí apoyar el  programa de primera infancia, que es  prioritario; el de lactancia materna, y con   conocimiento, pero no aparezco en ninguna parte, no firmo nada,  apoyo al secretario respectivo. Es poner mi conocimiento y mi experiencia al servicio de la administración.           De estos énfasis, ¿cuáles fueron los  logros? Los logros en primera infancia  es lo que más nos enorgullece. Recibimos tres Centros de Desarrollo Infantil, CDI, con  300 cupos, en media jornada, sin alimentación. Los niños tenían que llevar lonchera, imagínese qué lonchera puede llevar un niño de estrato 0  y 1. Y los papás tenían que pagar $40.000 al mes. Pusimos la meta en 4500 niños, que  superamos en  50 %: vamos a entregar 17 CDI con 6500 cupos, pero como para colegios estrato seis: edificios divinos, servicios de salud, agentes educativas profesionales. Es un logro muy grande. La necesidad es de 39.000 cupos, pero le apostamos  a tener el modelo de excelencia e integralidad, lo mejor de lo mejor.      También apoyó el programa de lactancia materna... Es otra causa que he apoyado. Tenemos un comité de lactancia materna  hace 20 años, desde la primera administración de Rodrigo –fue lo único que sobrevivió– que reúne cada mes casi  30 instituciones públicas de atención materno infantil, y  coordina actividades para mantener los indicadores de lactancia. Más del 90 % de los recién nacidos en Cali reciben leche materna desde su primera hora de vida y  un  40 % de ellos recupera su peso normal solo con ese alimento. Y damos  educación a las madres, porque no se puede hablar de primera infancia si no se educa la madre.   Usted transformó  su oficina del CAM en una sala de lactancia.... No  toda, pero sí le robé espacio. El día que se abrió había  nueve mamás que la necesitaban. Es una política que queremos impulsar, porque si  la madre trabajadora vive lejos, ese niño difícilmente puede seguir recibiendo leche materna. La sala  es linda, bien decorada, con dos sillas reclinomáticas, televisor y nevera. Ellas  pueden extraerse la leche, guardarla y llevarla a su casa para que el bebé la beba en el día mientras ella  trabaja. Las mamás están felices. Algunas empresas son  modelo:  Pfizer la tiene y  horarios flexibles, Tecnoquímicas con sala cuna, Johnson  &Johnson y otras más, porque se está creando esa cultura. El índice de embarazo adolescente disminuyó, ¿cómo luchar contra él? El embarazo adolescente está relacionado con la calidad educativa y ocupación del tiempo libre. La jornada escolar complementaria ha tenido  un impacto muy grande, porque la media jornada es una tragedia.  Así se amplía con refuerzo de aprendizajes fundamentales, actividades lúdicas, recreativas,  culturales como orquestas, coros, danzas. Es lo que hay que hacer para que las niñas vean futuro, se entusiasmen con el estudio,   con una meta de vida y que  reciban buena educación. De todas las problemáticas sociales, ¿cuál  le preocupa más? La pobreza extrema. Es muy satisfactorio que según el Dane, la pobreza en Cali bajó cinco puntos, de 24 a 19, y de los cinco, dos eran de pobreza extrema. Es un logro increíble porque como Cali es receptora de desplazamiento, es muy difícil bajar ese indicador, porque se mejora, pero  llegan más  desplazados. A pesar de ello, se redujo la pobreza y eso nos da muchísima satisfacción.         ¿En cuál administración  pudo intervenir más y lograr las metas? En esta, sí,  pero no digo ‘pude’, porque los logros son de la gente;  lo que uno puede hacer es facilitar, traer contactos, en mi caso, transmitir conocimiento. El equipo de primera infancia, no creo que haya otro igual en Colombia. Es gente con mística,  competencia, compromiso.         ¿Cuáles han sido sus momentos más difíciles con el  Alcalde en esta última administración? Los primeros años, que tuvimos todos los medios (de comunicación) en contra. Si había una noticia positiva, la presentaban de otra manera o ponían un titular que la mostraba como mala. O decían, ‘a pesar de tal cosa’, ‘sin embargo’... Eso fue muy duro. Para liderar procesos de transformación social se necesita contagiar optimismo,  esperanza,  ilusiones. No solo para nosotros, sino que eso impedía que se percibiera lo que se estaba logrando. Lo que neutralizó fueron los Juegos Mundiales, cuando  estalló el civismo en Cali.  ¿Por qué insiste en el  bajo perfil extremo, de invisibilizarse tanto? No me gusta que me vean por encima de los demás. Toda la vida fui trabajadora de campo, me gusta relacionarme con la gente de igual a igual y evito las  situaciones en las que me ponen por encima porque me siento mal. A mí me gusta el bajo perfil, a Rodrigo también. Somos felices en los barrios o en Vallenpaz, toda la vida he tratado de ser así.  ¿Algo anecdótico? Me acaba de pasar. En  la Semana de la Educación había una actividad de  interactuar con otra persona. Me puse a conversar con una señora y al rato me preguntó: ¿Y usted quién es? Le dije: “Soy la señora del Alcalde”. ¡Ay, cómo así!, exclamó la señora y se quedó como aterrada.  Le respondí: “Tranquila, no se preocupe, que no soy distinta”. Eso me fascina. ¿Cómo recibían ese mal registro de favorabilidad en las encuestas? No trabajamos para las encuestas. Trabajamos para hacer lo que se tiene que hacer, sea popular o impopular. Y Rodrigo hizo cosas impopulares, independiente de si lo quieren o no. Había que asumirlo porque el que gobierna para figurar en las encuestas no puede tomar medidas que  a la gente  no le gustan. Por ejemplo,  la ley zanahoria,  pero está comprobado científicamente  que restringir el consumo de alcohol disminuye las tasas de violencia.   ¿Cómo enfrentaba las dificultades? Rodrigo tuvo  problemas grandes, pero tiene una personalidad, como él  dice, patológicamente optimista: se enfoca siempre en lo positivo y así como ha tenido momentos difíciles, hoy está cosechando satisfacciones enormes. Por ejemplo, la ministra Gina Parody piensa que lo que se ha hecho en Cali en primera infancia  es lo mejor en Colombia.   La reducción del desempleo es otro. En estos cuatro años se crearon  48.000 o 50.000 empleos formales,  indicador mayor de lo que parece, porque  se emplean unos, pero llegan más desempleados. Y esos  5 puntos  de reducción en la pobreza nos hace muy felices, porque nos hemos dedicado toda la vida a luchar contra la pobreza. ¿Se retiran ya de la vida pública? Nunca pensamos que nos iba a tocar volver (a la Alcaldía),  pero Cali estaba en una situación terrible. Eso no significa que no vamos a seguir trabajando desde lo que hacíamos antes. En la medida en que el gobierno entrante necesite nuestro conocimiento, tiene todo nuestro apoyo. ¿Cómo va el empalme con la señora Patricia Tello de Armitage? Hoy (jueves pasado) voy a almorzar con ella. No  hay nada qué empalmar, pero voy a escuchar  qué quiere hacer y cómo le ayudo y le voy a informar qué  programas  apoyé, que ya tienen su propia inercia. No quiero que se sienta obligada o herede cosas que de pronto ella quiera hacer distinto.  Logró vincular al sector privado... Otro de los logros de Rodrigo y su administración,  –él tampoco lo hizo solo, ha tenido un equipo muy bueno– es la voluntad de trabajar con el sector privado. En la política tradicional para ganar las elecciones siempre se  manejaba una dicotomía de que lo privado era malo y lo público era bueno y desde el otro sector era al revés. Eso impedía la colaboración del Estado con el sector privado y en esta administración se ha logrado mucho gracias a la empresa privada. Para el CDI de Altos de Santa Elena, el Club Campestre aportó más de $2000 millones, casi la mitad de su  costo. Los logros en educación son espectaculares. La obsesión de Rodrigo ha sido la inclusión. Hemos vivido la vida con un pie en el estrato seis y el otro pie en el estrato uno y nos mortificaba mucho esta idea de que los de acá son malos y los de allá también. En el programa de bilingüismo participan los colegios privados, Empresarios por la Educación, pero no solo con dinero, sino que  los colegios bilingües adoptan un colegio público o de cobertura y los estudiantes de este van al primero, se bañan en la piscina, juegan fútbol, comparten, se hacen amigos. Es la belleza de integración social, algo que nunca había ocurrido antes. Logros Se invirtieron $200.000 millones  en proyectos solicitados por la comunidad y concertados  con la comunidad en los Territorios de Inclusión y Oportunidades, TÍOS,  mucho más que el situado fiscal, en proyectos de todas las secretarías de una manera  articulada en once focos de pobreza y pobreza extrema y ha tenido un impacto muy grande. Lo más importante  es que la inversión social se multiplicó, pero además se ejecutó de manera sincronizada, porque no es igual que hoy llegue salud con un programa,  después la de deportes con otro, y a los tres meses la de Gobierno con otro.  Por ejemplo, la iluminación  de los parques con unos bombillos enormes de luz LED blanca, tiene a la gente feliz. Entonces se han ido las pandillas, se puede jugar de noche y la gente saca sus sillas rimax al antejardín y conversa y así se crea capital social, pero porque también va el Dagma. No es igual iluminar el parque y que  dentro de un año  llegue el Dagma y ya han roto el farol. No, todo llega al tiempo. Eso es muy importante y en diciembre todos estarán iluminados. Por otro lado, las inversiones sociales se  están haciendo con mucho profesionalismo. La reubicación de  2000 familias de las 7000 que hay que trasladar del jarillón del río Cauca, es increíble por el trabajo social que se hizo es tan maravilloso que los niños terminaron bien su año escolar en su nuevo barrio, porque se hace el contacto con las escuelas y se facilita la transición. Es la calidad del trabajo, no hacerlo de cualquier manera”.

 

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