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Mujeres maltratadas: hay tantas, que podrían llenar un estadio de fútbol

Sólo en el último año sumaron más de 50.000. La impunidad ronda este delito. En Cali, de 3.400 casos reportados sólo hay 50 detenidos. ¿Qué hay más allá de las cifras? Historias terribles.

14 de agosto de 2011 Por: Por Jorge Enrique Rojas. - Reportero de El País

Sólo en el último año sumaron más de 50.000. La impunidad ronda este delito. En Cali, de 3.400 casos reportados sólo hay 50 detenidos. ¿Qué hay más allá de las cifras? Historias terribles.

CamilaEntonces su cuerpo, sintió ella, se convirtió de repente en un saco de box. Un bulto de carne inmóvil dando tumbos al vaivén de los golpes. Fue un jueves. O un martes o un viernes, qué más da. Camila sólo recuerda ahora, mientras recuesta la cara entre sus manos, que todo empezó cuando el hombre la encontró viendo las fotos de un ex novio en aquella vitrina del pasado que es el facebook. El primer golpe, una palmada con la mano abierta, lo recibió cerca del oído: ¡blummm! El resto fue una andanada de manotazos mudos; en el interior de la chica, una estudiante de electrónica, quedó retumbando un pitido como si su cabeza fuera un televisor que recién había perdido la señal.Luego vinieron puños en la nariz, los ojos, el mentón, la cabeza. Y ya en el suelo, patadas: en el estómago, las costillas, las piernas. El novio de Camila medía uno con ochenta. Sus amigos de la universidad, mucho antes de toda esta barbaridad, ya lo llamaban Conan. La chica es flaca, calza 35. Si no fuera por todo el maquillaje que ahora lleva encima, el suyo no se vería como el rostro de una niña de 22 años, sino como el de una boxeadora que no ha tenido suerte esquivando golpes.Camila está sentada en la plazoleta de un centro comercial. Tiene el cabello rubio y los ojos pequeños. De tanto en tanto hurga en su bolso y se da cuenta de que el celular repica en el fondo. Es su mamá, dice. Después de que pasó todo eso, la chica volvió a vivir con sus padres. Ahora cursa su carrera a distancia y sale poco. El viento de esta tarde le da de frente y ella no puede evitar mirar a los lados, como si temiera que algo más le pudiera llegar a pasar.-¿Y qué sucedió con él?-Cuando me desperté ya no estaba. Yo sólo salí corriendo. Eso fue hace un año, desde entonces no se nada...-¿Lo denunciáste?-No. Me dio pánico tener que verlo otra vez.Un estadio de mujeres agredidasTodo el tiempo se ha sabido pero sólo hasta ahora, cuando el maltrato femenino está bajo la lupa pública, la situación es vista con asombro. ¿Tenía que pasar lo que pasó, que un técnico de fútbol agrediera a su acompañante, para entender la dimensión de esta problemática? Quizás: el año pasado, antes de que estallara el escándalo, 51.182 mujeres habían sido maltratadas en el país. Tantas, como las que se necesitarían para llenar El Campín en un partido de la selección Colombia. Y quedarían muchas por fuera.De acuerdo con registros de Medicina Legal, en casi la mitad de esos casos el agresor fue el novio de las víctimas. En 12.841 oportunidades los golpes fueron lanzados por esposos histéricos y en 8.208 ocasiones el atacante fue un ex. En el maltrato hacia las mujeres, sin embargo, no sólo hay de por medio una relación sentimental; como agresores también figuran hermanos (3.016 casos), cuñados (1.624 casos), hijos (1.190 casos). Y el subregistro --todos esos casos que no llegan a conocerse--, tan amplio, que las cifras podrían llegar a duplicarse.Pese a ello, Medicina Legal ha podido determinar que los fines de semana fueron los días de mayor ocurrencia: en los domingos del 2010 se contabilizaron 12.562 casos. La casa de la víctima fue el escenario más común y entre enero y mayo, el periodo más violento.GracielaEs un ama de casa. Lo suyo, cuenta mientras pasa un trapo sobre la mesa de un comedor reluciente, había sido un cuento de hadas. Conoció a su esposo en el colegio y en el anuario ellos fueron nombrados la pareja reina de la promoción. Eran los años ochenta y en las fotos, de verdad, la felicidad de ambos casi tiene un aire monárquico: él es alto, de espalda ancha, mentón cuadrado; ella, una princesita de nariz respingada y pelo hasta la cintura. En el retrato, como telón de fondo, hay un bosque de árboles enanos y un castillo de torres gigantes.Poco después de la boda, Graciela quedó embarazada y abandonó la universidad. Tuvieron tres hijos. Ella dice que de común acuerdo decidieron que lo mejor era que la mujer se quedara en la casa para ayudar en la crianza, mientras el esposo se ponía al frente de un negocio automotriz que había heredado de su papá. Hasta allí todo bien. Luego vinieron las crisis económicas. El negocio familiar se fue a pique y el príncipe, cada vez más, se empezó a desteñir. Graciela habla sin levantar la mirada de la mesa. Su mano, todavía empuñando el trapo, empieza encontrar manchas de grasa en apariencia inexistentes.Entonces cuenta de cosas escuchadas en todo este tiempo. De palabras que permanecen pegadas en algún recoveco doloroso de su interior y que ella no alcanza ya a limpiar: culpable, lastre, incapaz, bulto e’ sal, sirvienta...Graciela jura que su marido nunca le ha levantado una mano, pero que desde hace mucho, ya no sabe cuánto, se acostumbró a que la tratara así, como una cosa, un mueble. Dice que él la culpa de todo: de su mala suerte, de los negocios mal hechos, de las enfermedades, el precio del arriendo, de los ladrones que se metieron a la casa. Son las siete de la noche y Graciela habla despacio, con una voz bajita, desgastada. Tiene los ojos negros, limpios de hechizos románticos. La mujer vive en el piso once de un edificio al sur de Cali por el que hace días el esposo no aparece. De lejos, la construcción se ve como un castillo en ruinas.-¿Nunca pensó en dejarlo, en rehacer su vida?-¿Y qué voy a hacer, si yo no se hacer nada más que estar en esta casa?-No se, volver a ser feliz, sentirse respetada. ¿Usted sabe que lo que él hace con usted es también una forma de maltrato?-Al menos nunca me ha puesto un ojo morado...Cuchillos bajo las almohadasTodo el tiempo se ha sabido: ellas son las más maltratadas. El 40% de las 6.207 mujeres que según el Observatorio Social de la Violencia fueron agredidas el año pasado en Cali, eran amas de casa. Mary Luz Zuluaga, secretaria de Bienestar Social del municipio, sabe que los niveles de intolerancia han aumentado y que los casos ya no son exclusivos de sectores marginales. Incluso, la esposa de un funcionario de esta Admistración ha hecho parte de las estadísticas. La concejala Noralba García, una de las ponentes de la política de equidad de género en la ciudad, dice, como también se sabe, que entre los mayores inconvenientes para tratar de conjurar la problemática no sólo está el hecho de que el maltrato sicológico siga siendo considerado por muchas mujeres como un asunto menor, sino el miedo a denunciar. Aunque suene a discurso repetido, no lo es: de acuerdo con el Centro de Atención a Víctimas de Violencia Intrafamiliar de la Fiscalía Seccional de Cali, de los 3.370 casos de violencia intrafamiliar que se han contabilizado este año, en sólo 50 de ellos se registran detenidos. Por ese delito, en la actualidad, apenas seis personas permanecen privadas de la libertad.Desde hace dos años, en la ciudad funciona un modelo único en el país. Se trata de un lugar donde las mujeres maltratadas pueden encontrar ayuda sicológica, asesoría jurídica e incluso alojamiento, mientras atienden sus problemas y concilian con sus parejas o hallan hacia donde ir. El Hogar de Acogida, como se llama, es una casa en el barrio San Fernando con capacidad para alojar 36 personas, puesto que la mayoría de mujeres que llegan hasta ahí lo hacen en compañía de sus hijos. La casa no tiene letreros ni avisos visibles. Es mejor así. En Sao Paulo, de donde se replicó el modelo, se dio el caso de maridos furiosos que llegaban hasta a gritar, a darle patadas a la puerta, alegando propiedad sobre sus mujeres. Hasta el momento, 1.170 personas fueron atendidas. En la casa cada cuarto tiene un nombre: Amor, Libertad, Autonomía, Respeto...Detrás de esas puertas se hallan casos como el de la mujer de un taxista que fue agredida durante muchas noches. Cada que el hombre llegaba alicorado, drogado, la emprendía contra ella sin importar que su hijo de 12 años tuviera que verlo todo. Hasta que un día la amenazó de muerte. El chico, desde entonces, empezó a dormir con un cuchillo bajo su almohada. Y sus pesadillas, filosas y puntiagudas, ya no fueron más de dormido sino de despierto. Yendo en contra de los pronósticos, tiempo después de pasar por el Hogar de Acogida, el chico y su madre han vuelto a soñar.LucíaLucía es novia de un futbolista retirado. Ella es diseñadora gráfica y tiene un arco iris de pecas que le bordean las mejillas. Y la nariz; la nariz de Lucía es hermosa. Si existiera un reinado de narices, seguro ella ganaría por decreto. La chica, de 30 años, se ha olido muchas veces que los problemas que tiene con su novio por culpa de los celos podrían terminar en líos mayores. Más de una vez, alegando, ambos se han dicho cosas que no se conciben en medio del amor. Entonces ella, que también tiene una inteligencia hermosa, le habla de sus derechos; del respeto, de la igualdad, le recuerda que es una mujer. A veces, cuenta, diseña carteles y se los pega por ahí, en el espejo del baño, en el vidrio del carro, en la puerta de la nevera. El corazón, finalmente, es un músculo persistente.- ¿Y no crees que algún día él pueda pasar de la palabra al acto? - Tal vez. Pero los hombres son como los niños: si se crían en el amor, muchos de sus errores más elementales se pueden aliviar. Muchas ramas torcidas se pueden enderezar.-Puede que sí, Lucía, puede que sí...Los casos más sonados en los últimos añosLizette O. (Barranquilla)El 30 de junio del 2006, Lizzette Ochoa, de 29 años, fue atacada por su esposo, Rafael Dangond Lacouture. Todo empezó en una fiesta en el Country Club de Barranquilla cuando ella bailaba con un grupo de amigos. El hombre, enceguecido por los celos, la sacó al parqueadero y comenzó a golpearla. También lo hizo en el carro y en su casa, donde además le disparó. 15 días después la Fiscalía dictó medida de aseguramiento, sin beneficio de excarcelación, por el delito de tentativa de homicidio. Lizette, sin embargo, luego lo perdonó.Marbelle (Bogotá)El coronel Royne Chávez, aparente príncipe azul con quien se casó dos años después de haberlo conocido en un concierto en San Vicente del Caguán, pronto se convirtió en su principal pesadilla. Aunque al parecer era un secreto a voces, en la novela sobre su vida que emitió el canal RCN, Marbelle exorcisó sus dolores:el Coronel, enfermo de celos, la golpeó en repetidas ocasiones y la agredía sicológicamente. En el año 2007, la artista pidió el divorció, denunciando maltratos físicos.Rihanna (Los Angeles)La noche previa a la ceremonia de los Grammy del 2009, a los que Rihanna estaba invitada como parte del show central, su novio, el rapero Chris Brown la agredió ferozmente. El ataque fue de tal magnitud, que ella tuvo que cancelar su presentación. El ataque sucedió en plena calle, ante la mirada de varios testigos, que luego narraron que además de golpearla, Brown, varias veces, le apretó el cuello intentando asfixiarla. Rihanna lo demandó y a su novio le impusieron una medida de restricción.

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