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Más de 400 buses aún circulan sin permiso por las calles de Cali

Aunque hay $61.000 millones para adquirir buses tradicionales y sacarlos de circulación, el colectivo quiere alimentar el MÍO en mejores condiciones.

17 de mayo de 2015 Por: Redacción de El País

Aunque hay $61.000 millones para adquirir buses tradicionales y sacarlos de circulación, el colectivo quiere alimentar el MÍO en mejores condiciones.

Los buses tradicionales no se quieren ir de Cali pese a la cancelación de rutas y tarjetas de operación por la autoridad de tránsito. 653 de ellos siguen con vida, trabajando aún con permiso, pero hay unos 400 ya cancelados  que salen cada día a la calle a rebuscarse, como cualquier pirata.

Muchos quieren quedarse a la fuerza, como lo evidencia el grupo de 70 pequeños transportadores que se tomó esta semana la catedral de Cali, para presionar a la Administración su continuidad en el servicio urbano de movilización de pasajeros. 

Otros, como las diez empresas que tienen permiso para operar hasta agosto, esgrimen argumentos para seguir, como la falta de cobertura real, eficiente  y oportuna del MÍO para atender zonas del oriente y la ladera e insisten  en la idea de convertirse en alimentadores temporales del sistema masivo.  Como también  lo ha sugerido el superintendente de Puertos y Transportes, Javier Jaramillo.

Aunque Metrocali dice que el MÍO tiene una cobertura espacial del 91% de la ciudad, los pasajeros que mueve con 765 buses son poco menos de la mitad de los que tiene el mercado caleño.

La situación es evidente. En Cali había hasta hace ocho años 4950 buses de transporte urbano afiliados a 25 empresas. Hoy solo quedan 653 buses en 10 empresas. El resto ha salido de circulación por la entrada del MÍO.

El MÍO mueve hoy alrededor de 450.000 pasajeros y los buses del colectivo que quedan, unos 200.000. El transporte pirata, por su parte, se queda con más de 300.000  pasajeros.

Las autoridades de tránsito estiman que unos 400 buses más salen en horas pico de la mañana y la noche a prestar servicios no autorizados. Son buses adscritos   a empresas cuya habilitación ya fue cancelada o están en ese proceso como Coomoepal, Verde Bretaña, Papagayo, Montebello, Ermita y Decepaz.

Los empresarios responden que son algunos  dueños de  buses los que salen sin su autorización al rebusque. Sin embargo, según se supo en la protesta de los pequeños transportadores,  muchos de estos buses ya cancelados seguían pagando planilla a empresas para salir a trabajar. Una especie de doble juego.

Los corredores que más utilizan estos buses son los  de mayor demanda de pasajeros como la Troncal de Aguablanca, la Calle 103 o vía a Desepaz, la Avenida Ciudad de Cali, las avenidas Simón Bolívar y Pasoancho, la zona de Floralia, entre otros. En ellos  le hacen paralelismo al MÍO. 

Según el Tránsito, este año han sido sancionados por los agentes   40 conductores de buses por transporte informal.

Un  lío social

Hoy, el 13 % de la flota de buses que había hace ocho años sigue moviendo el 25 % de los pasajeros de la ciudad en zonas donde el MÍO aún no llega o difícilmente puede acceder, como los rincones de Desepaz y la zona de ladera.

Los buses del colectivo (2 rutas de Alameda), aún llegan a esas lomas. A  los alrededores del hospital Mario Correa Rengifo, Alto Los Chorros, Oasis, Las Minas y La Cruz, en la Comuna 18, donde hay unos  20.000 usuarios. Allí, la debilidad del MÍO, según Augusto Gálvez, líder de la comuna, es que aunque hay una ruta del masivo que va hasta el hospital (la A71), “no da abasto, se demora 25 minutos o más en llegar y  no alcanza a evacuar las inmensas   colas que se forman; el Alameda es más rápido”.

Gustavo Salas, otro usuario, advierte que  “mucha gente baja con bultos y costales de lo que cultiva y vende y no los  lleva el MÍO sino los buses, y si no les alcanza el pasaje, porque hay gente muy pobre, lo llevan por menos”, asegura.

“Nos quitaron la ruta 7 (de Alameda) hace tiempo y ahora nos quieren quitar el resto de buses, entonces nos van a dejar andando a pie porque donde nos deja el alimentador nos toca caminar demasiado para buscar los sitios donde tenemos que ir”, se queja  Ana Selvia López, otra usuaria.

En Villa Luz, último rincón de Desepaz, Carlos Efrén Paz dice que “las rutas Coomoepal 5 y  8 son  la única forma de salir, porque  la vía a Navarro está completamente inundada de invasiones y escombreras”, y el MÍO llega 15 cuadras más abajo.

Al pueblito de Pance aún no llega el MÍO, solo  una ruta de buses Recreativos, porque la vía está destapada, llena de rocas y los vehículos del MÍO no pueden transitar por ella, dijo  Enrique Tróchez, habitante del lugar.

Esa es la otra cara de los buses tradicionales, por la que Alexis Guevara, presidente de Asotranscali (gremio de los  buses del colectivo)  ha propuesto “un proyecto de movilidad real para la ciudad”, según dice, donde el colectivo sea un sistema complementario al masivo en las zonas que este no cubre.

Propone una transición de dos o tres años para que el colectivo se renueve si se requieren vehículos de otra tipología, con lo cual el MÍO podría ganar unos 200.00 ó 300.000 pasajeros y se le daría un duro golpe a la piratería.

A algunos operadores les gusta la propuesta porque ayudaría a su equilibrio económico, pero al presidente de Metrocali Luis Fernando Sandoval no, porque dice que “aquí ya estamos  ad portas de cumplir lo que firmamos el 19 de diciembre y es la salida total del colectivo para el 8 de agosto”.

 El secretario de Tránsito, Alberto Hadad dijo que “el colectivo está saliendo según lo estipulado; se está haciendo la gestión (de retiro) de algunas empresas que están circulando con tarjeta de operación vencida, como La Ermita. No quiero apresurarme y quiero respetar todos los procesos”, concluyó.

Pago y sustitución de los buses

Aunque hay 3499 buses tradicionales desvinculados de manera formal del transporte público urbano de Cali, aún Metrocali tiene $61.097 millones en un fondo pendientes de pago a 910  propietarios  por la desintegración de sus vehículos. Es decir, por chatarrización.

 Esos recursos hacen parte de los $90.000 millones que se consiguieron con la Nación para avanzar en el proceso de desvinculación del sistema colectivo para darle paso al MÍO. 

De esa plata se han pagado hasta la fecha $28.902 millones por  464 vehículos, de un total de 1374 que estaban pendientes de  adquirir por los operadores del MÍO. 

Adicionalmente, se han pagado $50.476 millones por fondo Fresa a 2820 vehículos que han salido. Quedan por compensar 679 buses.  Este es el Fondo de Reconversión Empresarial, Social y Ambiental, una especie de compensación adicional  para quienes chatarrizaron sus vehículos. 

En relación con la sustitución del colectivo por el masivo, Metrocali informó que desde el año pasado se han venido ingresado nuevos servicios para cubrir tramos  por donde no pasaba el MÍO y para  mejorar la conectividad y reducir los tiempos de viaje. 

En ese sentido, dice la entidad, se ha logrando a la fecha tener  una cobertura  espacial del 91.86% de la zona urbana de Cali  con rutas del MÍO,  considerando una distancia de 300 metros a cada lado de los corredores por donde operan  rutas del masivo.

Metrocali asegura que   los corredores por donde operan las rutas del colectivo que están en proceso de cancelación ya cuentan con el servicio del MíO.

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