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"Los caleños nos sentimos orgullosos de la ciudad otra vez": alcalde Rodrigo Guerrero

“Sé que no lo resolví todo, pero traté de hacer lo que más pude”, asegura el alcalde Rodrigo Guerrero, al hablar de su gestión. “Hay confianza de la gente”. “El MÍO y Emcali son mis grandes frustraciones”, dice.

27 de diciembre de 2015 Por: Judith Gómez Colley y Diana Carolina Ruiz Girón

“Sé que no lo resolví todo, pero traté de hacer lo que más pude”, asegura el alcalde Rodrigo Guerrero, al hablar de su gestión. “Hay confianza de la gente”. “El MÍO y Emcali son mis grandes frustraciones”, dice.

Tranquilo, porque asegura que le cumplió a Cali  en la medida en que se pudo, el alcalde Rodrigo Guerrero Velasco dejará su cargo el próximo jueves para irse a trabajar con los campesinos,  en VallenPaz,  una de las cosas que más disfruta.

Pese a mostrar tranquilidad, el Alcalde se lleva varias frustraciones, pero las dos más grandes son no haber podido fortalecer el sistema de transporte masivo MÍO y    Emcali. Pero a cambio, no duda en  realzar la inversión social que hizo en sectores deprimidos de la ciudad.

Guerrero considera, además, que de la Cali que recibió el 1 de enero del 2012 a la que deja hay una diferencia clave en el clima psicológico. “Los caleños, y me incluyo, nos sentimos orgullosos de la ciudad otra vez. Estamos mirando el futuro con optimismo, sabemos que podemos aceptar retos deportivos, artísticos, y eso se traduce en más inversión. Ha disminuido el desempleo, la pobreza extrema también bajó, así que las condiciones son mucho mejores. Se recuperó la confianza”.

Ya en los días finales de su gobierno, ¿cree que le cumplió a la ciudad?

Sí. Me siento tranquilo porque hice todo lo que podía. Sé que no lo resolví todo, pero humanamente traté de hacer lo que más pude. Me siento bien.

¿Cuál es la deuda que le queda con los caleños?

Mis frustraciones grandes son el MÍO y Emcali. El primero, no se pudo fortalecer, se logró un avance extraordinario, pero quedan temas pendientes. La segunda, nos la entregaron en unas condiciones buenas, pero que no las hemos aprovechado todavía. Pero tengo la tranquilidad de que se movieron en la dirección correcta. También está el Corredor Verde, que es un proyecto para desarrollar en 20 años. Ciudad Paraíso (proyecto para renovar el centro de Cali), que también tomará varias administraciones para su desarrollo, lo importante era dejarlo planteado.

Se hicieron grandes esfuerzos por sacar de la olla al MÍO, como la renegociación de contratos con los operadores, los aportes de recursos desde el Municipio, pero no se logró. ¿Qué cree que faltó?

Este es un proyecto que yo no me lo inventé, ya estaba aquí cuando llegué. Estoy convencido de que las soluciones de las ciudades son los transportes públicos masivos. Cali pasó de tener en el MÍO 320.000 pasajeros al día a 520.000 pasajeros, eso es una mejora extraordinaria. De 5300 busetas tradicionales que había, quedan 475, una reducción de oferta muy importante. ¿En qué fracasamos? Pienso que el modelo, en su concepción económica, fue incorrecto, porque le cargaron a la tarifa todos los costos de la infraestructura, se arreglan vías, se pagan los patios y talleres, que debieron ser asumidas por el Estado. Eso dio como resultado que  los operadores, que hicieron unas cuentas al inicio de la operación, hayan tenido dificultades económicas y no han podido cumplirle a la ciudad.

Se va dejando  un tribunal de arbitramento solicitado por Unimetro y GIT Masivo, dos de los operadores del masivo, quienes exigen compensación por todos los daños y perjuicios de la mala operación del sistema…

Los operadores se olvidaron de que su negocio es el transporte y no las demandas contra el Municipio. El Municipio hizo un aporte extraordinario en recursos, y ahora dos de ellos dicen que demandan. A ellos no les importa que se suban 200.000 o 500.000 pasajeros, lo que quieren es la plata, recuperar la inversión. Yo respeto los intereses del sector privado, no operan sin ánimo de lucro, pero fue un palo en la rueda estas demandas. No entendieron que el sistema era de competencia. El crecimiento del número de motocicletas, por ejemplo, ha sido notorio, y frente a eso hay que mostrar que el MÍO es mejor, por tener más comodidad, aire acondicionado, estoy seguro de que la gente prefiere un sistema de esos a ir de parrillero, corriendo toda clase de riesgos. Hay que ponerse en el plan de ver cómo se puede mejorar y no cómo se puede demandar.

Durante su administración se prometió muchas veces la salida definitiva del colectivo, que era lo que pedían los operadores para que el MÍO alcanzara su punto de equilibrio, pero tampoco se cumplió…

No es que nos hayamos echado para atrás. Hicimos todo lo que podíamos hacer, pero ellos (los transportadores) tienen una gran cantidad de recursos legales que los protegen, me demandaron hasta porque les pagué la plata que se debía. Ellos están haciendo uso del debido proceso, producto de ello faltan por salir 475 de las 5300 busetas que había. No es falta de voluntad, es que ha sido imposible sacarlos. Además, los operadores del MÍO tampoco han cumplido, si sacáramos todos los colectivos, empujaríamos a más gente a subirse en moto. Los operadores se comprometieron a sacar 911 buses, luego, a sacar 840 cuando firmamos el convenio. El que más ha cumplido es Blanco y Negro y el que menos, es ETM.

¿Cuál cree que es la solución definitiva para sacar adelante a Emcali?

Haberla recuperado para el Municipio, y lograr condiciones como la deuda del billón de pesos (producto de la deuda por la construcción de la Ptar de Cañaveralejo) que se va condonando en la medida que hacemos inversión, ha sido muy importante. También, darle un carácter más técnico y administrativo. Se logró que en  las licitaciones la gente participara más, pero nos quedamos cortos. Yo me echo la culpa de ser demasiado optimista frente a una empresa que tiene tantos desgreños. Le pongo un ejemplo: se han sindicalizado todos los personajes de libre nombramiento, esto muestra que el medio es difícil.

¿Cómo quedan los componentes de la empresa?

En Energía, infortunadamente la empresa vendió sus activos de generación, y ahora, que somos socios y queremos comprar energía, no nos la venden. Durante muchos años, la empresa compraba la energía a precio bajo, $130 el kilovatio,  pero el año pasado se inventaron un Fenómeno del Niño, y el kilovatio pasó de $130 a $350 por una vulgar especulación, humana codicia, sin ninguna justificación. No nos han vendido energía, porque seguramente los generadores están esperando a que suba más, eso no tiene sentido. 

Heredamos el pecado de no comprar energía a largo plazo. Cuando entramos, se había adquirido el 18 % a futuro, cuando lo que se dice es que debe estar comprada en un 80 % a 

90 %. Le hemos dado toda la plata al Gerente de Energía para que compre, pero nadie quiere venderla, vamos en el 51 %. Las soluciones, además de negociar con las empresas de las que somos socios, hay que pensar en otras alternativas. Ya se hizo un experimento en Potrero Grande, donde hay paneles solares en cinco viviendas. El Solar Decathlon también nos dejó grandes lecciones. Hay que mirar si se compra un proyecto hidroeléctrico.

Con Telecomunicaciones no se logró ni la escisión ni el socio estratégico...

Decidimos enfocarnos en sacar adelante el cable submarino, que es la única alternativa de conectividad para Colombia. Es un excelente negocio, es una fuente futura que permitirá vender servicios integrados de internet, compramos en condiciones favorables y podemos competir abiertamente. En los últimos meses se mejoró la venta de servicios, se reversó la tendencia de disminución de clientes y ahora van en aumento. Pero esto es demorar la muerte. Se necesita un socio estratégico, pero conseguir es complicado, a lo que le apostamos fue a vestir la novia para venderla mejor.

Las soluciones definitivas de abastecimiento de agua también quedaron pendientes...

Lo que podíamos hacer era dar garantías para asumir las emergencias. Se hizo el nuevo reservorio, para que Cali tenga ocho horas de autonomía para abastecer agua, cuando el río Cauca tenga problemas de turbiedad. Se habilitó el tanque de La Campiña, construido hace doce años, para que cuando el río Cali esté seco se surta de agua a ciertos sectores desde la red baja del acueducto, con agua del Cauca. Se adecuó el bombeo de Nápoles, para que también se garantice el agua a la ladera cuando el río Meléndez se seque. Más los pozos profundos, que estaban cerrados hace 20 años, que sirven para apoyar la parte plana de la ciudad. Pero estas no son soluciones definitivas. A mí me gustaba la idea de Cinara, de Univalle,  de tomar agua del lecho del río. Materializar una idea definitiva fue difícil, la tramitología en los procesos es complicada. 

Su administración quedó en deuda con el Código de Buen Gobierno, que era un compromiso después de la devolución de la empresa...

Hicimos el borrador y nunca lo pudimos implementar, porque salían otras cosas urgentes por hacer. También se requería una voluntad política para hacerlo y una conciencia de respeto por la empresa. Durante años, Emcali ha estado privatizada por los trabajadores, que han tenido una influencia particular y no en servicio a la comunidad. Las condiciones laborales de algunos son desproporcionadas. Pero eso es solo uno de los factores, la politización también es una forma de privatización, todavía está eso, aunque se ha disminuido mucho. No tener ese Código de Buen Gobierno es una lástima, y es tarea de la próxima administración, al igual que la reforma administrativa.

Lo de la reforma fue algo que usted propuso al inicio de su gobierno y que tampoco cumplió...

Nosotros contratamos expertos, hicimos toda la gestión, pero nadie tenía interés en eso. El próximo mandatario tiene que hacerlo, y que aproveche los primeros meses, porque eso no se puede discutir en el Concejo, lo que hay que hacer es pedir facultades y seguir adelante. No se puede negociar las gerencias ni las secretarías, porque es una discusión de nunca acabar.

¿Cómo califica la actuación de los concejales durante su mandato?Ninguno gobernó, a ninguno le ofrecí ningún cargo para que me apoyaran. Soy de los que creo que en los sistemas democráticos uno tiene que gobernar con la gente que está de acuerdo con uno. Es legítimo que se presenten postulados para ocupar ciertos cargos, lo malo es que eso se convierta en vicio.   ¿Pero sintió presiones por parte de los concejales para que le aprobaran proyectos?  Pues sí, ellos siempre hacen sugerencias, si a eso se le puede llamar presión… De la Cali que recibió usted el 1 de enero del 2012 a la que entrega, ¿qué diferencia hay?Veo una diferencia fundamental en el clima psicológico. Los caleños, y me incluyo, nos sentimos orgullosos de la ciudad otra vez. Estamos mirando el futuro con optimismo, sabemos que podemos aceptar retos deportivos, artísticos, y eso se traduce en más inversión. Ha disminuido el desempleo, la pobreza extrema también bajó, así que las condiciones son mucho mejores. Se recuperó la confianza, que se mide en dos indicadores: uno, el pago de impuestos. La gente aceptó la salida de Sicali y tuvimos que hacer ajustes catastrales que hacía 20 años no se hacían, lo que implicó incrementos en la tarifa, y la gente lo ha venido pagando. Lo otro, es que el hecho que disminuyera el abstencionismo en las elecciones pasadas, es una muestra de confianza en la ciudad y la política, porque en vez de quejarse, los ciudadanos salieron a votar. Dice que se recuperó la confianza, pero ¿a qué atribuye usted que los caleños se demoraran tanto en reconocerle su gestión? Eso es multicausal. Mea culpa, mea grandísima culpa, yo me crié con la idea de que el bien no hace ruido y el ruido no hace bien. No había mucho que mostrar al principio, pero en el último año ya teníamos frutos de un esfuerzo acumulado, ahí tomamos la decisión de hacer una estrategia de comunicaciones para decirles a los ciudadanos, a los que votaron, que el esfuerzo no fue en vano.  ¿No fue un error callar todos esos logros y cargar sobre sus hombros el hecho de que la gente  piense que usted fue un mal alcalde?Yo no creo que sea un error, cada uno tiene su estilo, yo no me preocupé mucho por las encuestas. Son percepciones distintas del desempeño. Sé que uno, siendo políticamente responsable, tiene que comunicarse más, y asumo el error de ese problema que tengo yo. Su bandera fue la reducción de homicidios. Lo logró,  pero la percepción ciudadana sobre la inseguridad nunca mejoró…El termómetro de la violencia está bajando fuertemente, y la percepción del ciudadano se disminuye y también está bajando. Pero esta semana, por ejemplo, mataron a una señora en el MÍO, a eso se le da un despliegue informativo, y la gente piensa que en seguridad no se ha hecho nada. Sabemos que son hechos aislados, menos frecuentes, pero la sensación del ciudadano se ve impactada. Es que las encuestas son una fotografía de un momento dado. En el Cali Cómo Vamos del 2014, las encuestas se aplicaron cuando ocurrió la masacre en Pance, entonces, obviamente, la percepción fue mala. Estos hechos, como los de la masacre de la Barra de la 44, hacen que la gente piense que no se está haciendo nada, pero la tranquilidad es que sí se hizo, y que la situación está mejor. En el desarrollo de megaobras no hubo avances, con excepción de la entrega del hundimiento de la Avenida Colombia y la reciente inauguración del puente de la Avenida Ciudad de Cali…Pero avanzamos en otros proyectos, como el del puente del Canal CVC sur, sobre la Avenida Ciudad de Cali. A eso hay que hacerle una carretera de un kilómetro y luego levantar el puente sobre el río Meléndez. Queda pendiente que el Batallón (Cantón Nápoles) ceda la parte de terreno para la ampliación de la Carrera 80, tenemos la plata, pero esperamos que la negociación se dé. También, la Portada al Mar. Los diseños ya están, pero la Nación, con los dos ministros de Transporte que pasaron, nos juró que nos iba a dar $50.000 millones, se pasaron la bola y no nos han cumplido. La otra obra que quedó pendiente fue la del puente de la Avenida Simón Bolívar con Carrera 100, en el Sur, vital para ese sector. La tuvimos financiada con el G11 a través del Contrato Plan, pero surgió el pleito con la Gobernación, cuando pidieron que toda la plata solicitada fuera para todo el Departamento. Cuando nos pusimos de acuerdo, acudimos de nuevo al Gobierno y ya se había acabado la plata. Ahí perdimos una oportunidad dorada y me siento culpable por esa pelea. ¿Qué tan europea queda Cali después de sus cuatro años de mandato?Muchísimo. Hay que mirar la evolución del transporte público, los extranjeros que vienen dicen que se quedan sorprendidos. Está el Bulevar del Río, la organización de la ciudad como tal. Ya no volví a decir ciudad europea para no dar motivos. ¿Es cierto  que  se está gestando un movimiento cívico y político para formar líderes empresariales para que la ciudad siga eligiendo mandatarios de su estilo y que usted participa en él?No, no estoy participando en eso. Pero sí he dicho que no hemos sido de malas con los alcaldes sino de malos. Es legítima la preocupación de los empresarios sobre la elección del mandatario de una ciudad,  y apoyarlos, si así lo consideran, para la democracia es fundamental. Los partidos políticos deberían pensar en eso, en formar líderes, gente de vocación de servicio. Si descuidamos la política, no hay nada que hacer. Todo esto para que la ciudad no caiga en la politiquería otra vez. La política es, a mi forma de ver, la forma suprema del ejercicio ciudadano. ¿A qué se va a dedicar ahora?A trabajar en VallenPaz, que creo que es la estrategia para el posconflicto. Hay que mostrarles a los campesinos alternativas de alta productividad que les permitan reinsertarse económicamente a la vida social, con ingreso con los que puedan pagar la educación de sus hijos y vivir como ciudadanos de primera. También me dedicaré a dar charlas, me invitan todo el tiempo. ¿Va a darle consejos a Armitage?En la medida en que él quiera, con mucho gusto. Si no me pide, no me meto. 

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