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Le presentamos a Manuel Ghiso, el bailarín caleño que conquistó el ballet de Chile

José Manuel Ghiso hizo parte del grupo folclórico de danzas de la Universidad del Valle, ahora consagra su vida artística en Santiago de Chile.

12 de junio de 2015 Por: Redacción de El País

José Manuel Ghiso hizo parte del grupo folclórico de danzas de la Universidad del Valle, ahora consagra su vida artística en Santiago de Chile.

Esos chicos de los que se acuerda ahora mismo lo abordaron a la salida de un ensayo de ballet con el maestro cubano Gonzalo Galguera, el pasado martes.

José Manuel Ghiso descansaba de la jornada, sentado en una de las bancas de Incolballet, la misma escuela en la que se había formado como bailarín. Fue entonces cuando los dos chicos aparecieron y comenzaron a interrogarlo largamente sobre su vida en Chile. Que qué significaba bailar fuera del país. Que cómo lo había logrado. Que acaso cómo eran sus ensayos.

Y le sucedió que mientras respondía se le vino a la memoria un recuerdo viejo: la imagen nítida de sí mismo, dos décadas atrás, y casi con la misma edad de ese par de muchachos, queriendo saber cómo el bailarín que él más admiraba había logrado conquistar la principal compañía de ballet de los Estados Unidos. 

El recuerdo se escribió en 1999. José Manuel, con apenas 19 años, había logrado un cupo para viajar, junto a Mónica Castro, su pareja de baile de entonces, al Festival Internacional de Ballet de Miami. Unos pocos meses atrás se había visto forzado a renunciar al Ballet de Cali, que naufragó por falta de recursos.

Pronto se enteró de que en el festival se encontraba también Ricardo Bustamante, reconocido bailarín de Medellín, graduado de San Francisco Ballet, la mejor academia y compañía de su tipo en Norteamérica. Era casi una leyenda. El tipo del que tanto había escuchado hablar en los pasillos de Incolballet. Una de las primeras figuras colombianas en conquistar los escenarios en puntas de pie. “En mi época de estudiante lo admirábamos mucho. Era todo un referente”.

Seis meses más tarde, a la sede de Incolballet llegó una carta, dirigida a la maestra Gloria Castro, en cuyas líneas el mismísimo Bustamante remarcaba su interés de contar con Ghiso en la compañía para la que recién hacía sido nombrado director: el Ballet de Santiago. 

“Tenés que estar en una semana en Chile”, le dijo la maestra Gloria. Y José Manuel, que para ese tiempo solo sabía que Chile era un país que había tenido un dictador de apellido Piñochet y que era la tierra del mítico delantero 'Bam bam' Zamorano, pronto se vio sobre el escenario de la segunda compañía de ballet más importante de Latinoamérica, después de La Habana.

“El cambio fue muy grande. Yo venía de una ciudad donde acababan de cerrar una compañía de ballet que no tenía presupuesto, a una compañía que tenía su propio teatro, que realiza diez funciones en seis temporadas; en donde la gente compra abonos para ver ballet todo el año; y que reconoce que ser bailarín es un oficio por lo que te pagan todas las prestaciones sociales. Era un sueño que ni yo mismo podía creer”, asegura Juan Manuel, 

Ya han pasado 15 años desde entonces. El caleño ya formó un hogar con la bailarina chilena Natalia Berríos y su hijo Tomás, de 7 años. Lo cuenta en la habitación del hotel que lo recibe mientras transcurren los días de la novena edición del Festival Internacional de Ballet de Cali. Lo hace con una extraña mezcla de acento chileno azuzado a veces por ese cantadito dulce con que hablamos los caleños y que no se la extraviado del todo. 

Hoy es uno de los 'primeros bailarines' del Ballet de Santiago. Algo así como uno de sus actores protagónicos. Y con su figura de 1,75 metros y 66 kilos recorre el mundo, desde la China hasta Argentina, donde ha bailado para uno de los grandes de la danza: Julio Boca. Su repertorio incluye piezas cardinales del ballet como 'La Bella Durmiente', 'Don Quijote', 'Coppélia', 'Romeo y Julieta', 'Carmen', 'El Lago de los Cisnes' y 'La Bayadera'. 

Es el único caleño que ha conquistado tierras chilenas. Eso lo sabían bien los dos chicos que esa mañana se le acercaron buscando consejos. Él solo les dio uno: primero pensar en un sueño, el más alto posible. Y luego levantarse cada día con la consigna de que es posible alcanzarlo.

Ghiso también hizo parte del  grupo folclórico de danzas de la Universidad del Valle. En su momento, su hermana mayor igualmente estuvo en el Instituto Colombiano de Ballet, Incolballet.

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