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Las vivencias de una caleña que sobresale en universidad de Singapur

Egresada del Colegio Bolívar se convertirá en la primera joven de Latinoamérica en graduarse en la Yale-NUS Colllege, del país asiático.

3 de enero de 2017 Por: Kelly Rodríguez | Integrante del Semillero de Periodismo UAO- El País

Egresada del Colegio Bolívar se convertirá en la primera joven de Latinoamérica en graduarse en la Yale-NUS Colllege, del país asiático.

María Camila Posse Gáez se convertirá este año en la primera latinoamericana que se gradúa de la Yale-NUS College, una universidad ubicada en Singapur, en el sudeste asiático, luego de que en el 2013 su inquietud por estudiar en el extranjero le permitiera una entrevista a través de Skype con esta institución que, posteriormente, la haría acreedora de una beca del 75 %.

La joven, de 21 años, nació en Medellín, pero vivió en Cali junto a su familia desde los 3 años. Es graduada del Colegio Bolívar y desde muy temprano supo que quería hacer su pregrado en el extranjero. Para ello, consiguió muy buenas calificaciones durante su permanencia en ese centro educativo e hizo parte del consejo estudiantil y antes de finalizar su último año académico emprendió la búsqueda de becas en el exterior.

Siempre pensó en Estados Unidos y con ese objetivo aplicó a Yale University, en New Haven Connecticut. Mientras diligenciaba su aplicación se encontró con un recuadro: “¿Desea aplicar al campus de Singapur?”, María Camila hizo check, como por no dejar. Georgetown University, University of Miami, Northwestern University, Boston University y Tulane University, fueron algunas de los tantos centros de educación superior que recibieron el perfil de la joven aspirante.

Las respuestas llegaron y María Camila fue admitida en al menos cinco universidades. Entre tanto, llegó un correo desde la Universidad de Singapur en el que le notificaron que había sido preseleccionada y la entrevistaron por Skype. 

Tras la conversación, María Camila se dio a la tarea de investigar la Yale – NUS University, que nació de la unión entre la Yale, una prestigiosa universidad en Estados Unidos que la joven ya conocía gracias a un campamento de verano, y la NUS (National University of Singapore) reconocida entre las mejores de Asia.

No tardó mucho en darse cuenta de que no tenían estudiantes y apenas habían empezado a construir el campus en el 2011; el concepto académico era estudiar primero dos años sin declarar carrera tomando electivas y cursos básicos en: ciencia, literatura, ciencias sociales, estadística… lo que llamó la atención de la aspirante, ya que no estaba muy segura de lo que quería estudiar, sabía que quería algo como ciencias sociales, relaciones internacionales o ciencia política, pero no estaba decidida.

Quince días después la invitaron a una de las sedes de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi (Emiratos Árabes), pero aunque viajó muy entusiasmada, no fue lo que esperaba y regresó a buscar más opciones.

Luego de algunas semanas María Camila recibió el anuncio de que había sido admitida en Singapur y la esperaban en el mes de abril para visitar el campus. Sin embargo, ese mismo fin de semana la estudiante debía presentar el Icfes para validar el bachillerato colombiano y por tanto, no pudo viajar.

La oferta: una beca  del 75 %, la mejor que le habían ofrecido, además de un convenio con el gobierno a través del que le subsidiaban la mitad de la carrera con el compromiso de trabajar en Singapur tres años luego de graduarse. Parecía una oportunidad imperdible y la ilusión llevó a la joven a hablar con sus padres.

“¡No!, ni loca te vas a ir a Singapur, no conoces allá a nadie, nunca hemos ido a Asia, no hablas chino, ¡no!”, fue la respuesta inmediata de Iván Posse y Constanza Gáez, padres de María Camila. De inmediato, la joven preparó una presentación en Power Point donde prácticamente les vendió la idea, les mostró los beneficios y los convenios con grandes organizaciones para laborar a futuro. A regañadientes y después de unos días, accedieron.

El 24 de junio de 2013 viajó a Singapur, sabía que era una urbe muy moderna, además de lo que había leído en internet, pero fue muchísimo mejor de lo que imaginó. “Es una ciudad súper segura, muy limpia, muy desarrollada, los edificios de más de diez años los tumban y construyen uno nuevo, puedes andar a la madrugada sola y tomar el metro. Fue increíble”.

Hizo parte de los 150 estudiantes que conformaron la primera clase de la universidad, había al menos 50 profesores y todos vivían en un solo edificio donde también se encontraba la cafetería, los cuartos, las oficinas, los salones, el gimnasio, todo. Allí, María Camila no solamente era la única colombiana sino, la única latina.

Comienza la aventura

De inmediato inició la aventura. Decidió estudiar Global Affairs, una carrera que mezcla la antropología, ciencia política y relaciones internacionales, todo lo que buscaba. En segundo semestre aplicó a una excursión en Myanmar y ganó. Tuvo la oportunidad de conocer un país que recién se estaba abriendo al mundo, donde casi no había acceso a internet y los museos y dioses eran la principal atracción. Poco después estuvo de intercambio un semestre en Holanda donde aprovechó para visitar Croacia.

Los veranos los ha aprovechado para hacer convenios laborales con la universidad donde cubren todos sus gastos mientras ella gana experiencia. Gracias a esto viajó a Washington donde hizo parte de la ONG ICMEC que trabaja con los niños perdidos y explotados de América Latina, y en otra oportunidad, trabajó en la embajada de Costa Rica en Singapur.

Adicional a esto, María Camila es la creadora de la Asociación de Estudiantes Hispanos (AEH) de la universidad, un grupo  que trabaja de la mano con los profesores de español para realizar una semana hispana por semestre, en la que escogen algún país para exponer su gastronomía, cultura y ferias, entre otras actividades.

La revista estudiantil online llamada Fox & Hedgehog, en la que participan casi 40 escritores que tratan temas de actualidad política, asuntos globales y relaciones internacionales, es otro de los méritos de la joven estudiante que el próximo 9 de enero iniciará su último semestre.

Sin embargo, no todo ha sido color de rosa. María Camila aún no se adapta a la condimentada comida de Singapur, entre tantas especias extraña la cocina patria y por fortuna encuentra fácilmente reconocidas cadenas de restaurantes americanos.

 Comenta la joven que Singapur es considerada una ciudad muy nueva con apenas 52 años luego de independizarse de Malasia y es reconocida por su armonía racial y religiosa teniendo en cuenta que un tercio de la población son chinos, otro tercio malasios y otros tantos indios, sin contar la cantidad de extranjeros que llegan desde Europa, Australia o Nueva Zelanda.

Este país tiene valores muy conservadores, aún no se concibe el matrimonio gay, el nivel de pobreza es muy bajo, la seguridad predomina y cuenta con un excelente servicio de transporte público en cuanto a tiempo y limpieza. 

Además de esto, están a la vanguardia de la tecnología, tienen wifi gratis en varias secciones de la isla y el gobierno ofrece muchas aplicaciones para conocer sobre, por ejemplo, el clima, y a veces  la emisión de smog, debido a la quema de bosques en Indonesia ya que se hace necesario saber cuándo es seguro salir.

Tras este drástico cambio de vida, sus planes a futuro son la pregunta del millón, mientras avanza en su tesis sobre grupos insurgentes armados y su transición a partidos políticos. Reitera su interés por la OEA, por aplicar a un postgrado en Estados Unidos y por enfocar su trabajo en América Latina. De momento, dedica sus cortas vacaciones en Cali a compartir sus experiencias con su familia y sus amigos.

Una grata experiencia María Camila Posse  asegura que estudiar en Singapur ha sido una experiencia enriquecedora  a nivel académico y personal, por las posibilidades  de conocer diversos lugares del continente asiático. Destaca que  a Singapur le va muy bien en las pruebas internacionales Pisa. Una de las razones es que tiene un sistema creado en ese mismo país para enseñar las matemáticas, lo que  facilita que  sus alumnos  se destaquen en esa área en diferentes pruebas académicas.    Allá, los jóvenes antes de ingresar a la ‘U’ tienen dos años  en el Junior College, para enfocarse en las áreas de su preferencia.

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