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La independencia de El Empedrado

En compañía del historiador Rafael Salazar, Cali Norte recordó aquel 3 de julio de 1810 cuando Cali se adelantó al grito de Independencia Nacional. Un paseo por calles y casas emblemáticas de lo que hoy es La Merced.

1 de julio de 2010 Por: Maria Teresa Arboleda | Zonales Cali Norte

En compañía del historiador Rafael Salazar, Cali Norte recordó aquel 3 de julio de 1810 cuando Cali se adelantó al grito de Independencia Nacional. Un paseo por calles y casas emblemáticas de lo que hoy es La Merced.

El tiempo era lluvioso y se aproximaban las procesiones de Semana Santa. No había pavimento, pues en 1.541 Cali era una aldea de calles angostas que se inundaban con el barro, por lo cual las señoritas se rehusaban a participar de los actos religiosos en los que resultaban empantanados sus zapatos y sus largas sayas.Entonces se ordenó que fueran traídas del río Cali muchas piedras para cubrir el camino. Así fue hecho y pronto la zona, que antes se llamaba Altozano de La Merced y que iba de la Calle 5 a la 11 y de la Carrera 1 a la 5, empezó a ser llamada El Empedrado. Este barrio, junto con el Vallano (hoy San Nicolás), que se extendía de la Plaza de Cayzedo hacia abajo, eran los únicos que seguían existiendo para el 3 de julio de 1810, cuando el criollismo rebelde y altivo de Cali se adelantó al grito de Independencia Nacional. Cali Norte quiso celebrar el Bicentenario de tan importante hecho recorriendo esta emblemática zona de la ciudad con el historiador Rafael Salazar, quien, con una copia del acta de Independencia en mano, posó frente a la Iglesia de La Merced, alrededor de la cual se expandió El Empedrado. Luego se detuvo en la Casa Arzobispal, edificación que se precia de haber alojado durante 22 días al libertador Simón Bolívar, como consta en una placa que se destaca en su fachada. La travesía llegó a la Calle de la Gallera, en la esquina de la Carrera 3 con Calle 7. “Fue la espalda de una casa colonial enorme”, recuerda el miembro de la Academia de Historia del Valle que añora las viejas casonas que fueron desplazadas por edificios de oficinas.Inmediatamente después se llega a La Calle de la Escopeta, donde las piedras se cambiaron por adoquines. Aún así, la arquitectura y las farolas suspendidas en los techos todavía le confieren un toque acogedor y distinto a esa zona de la Sucursal del Cielo.Pero es cierto que de las piedras que se pusieron en los años 1540 no queda nada a la vista, incluso ni las que se ven hoy frente a la Iglesia La Merced, ya que datan de 1977, muchas décadas después de que el Alférez Real Joaquín de Caycedo y Cuero liderara la Junta Extraordinaria de Santiago de Cali que se conformó el 3 de julio de 1810. ¡Maravilloso hallazgo!Pero los vientos soplaron a favor y la jornada no terminaría sin antes descubrir un tesoro arquitectónico típico de la época, localizado en la Carrera 4 con Calle 5 .“Esta es una casa vieja, la única que existe en Cali sin reformar”, aseguró su dueño, Hernán Martínez Satizábal, quien agregó que la mandó a construir su abuela, María de las Nieves Escobar, en 1850. En sus 1.300 metros cuadrados sobresalen dos enormes patios, el empedrado original y los pisos en ladrillo, así como la pesebrera y el bebedero para los caballos, un horno de leña y la fuente del patio delantero, a la sombra de un árbol de la cruz. Esta vivienda fue donada a la Sociedad de Mejoras Públicas y a futuro será un museo donde las nuevas generaciones conocerán cómo eran las casas de sus antepasados.El paseo por la zona trajo a escena a personajes como don Marcelino Calero, fundador de un lujoso almacén de telas en la Calle del Comercio: Carrera 5 entre calles 10 y 11. Y a don Gerardo Sager, cuyo almacén estaba en la Calle 11 con Carrera 2. Desfilaron también señoras de alcurnia, asomadas a los balcones y luciendo trajes que mostraban sólo el rostro y las manos. Asimismo, ‘Te muerde el burro’, “un personaje que se ganaba la vida repartiendo leche con su burrito y, como la gente lo molestaba porque parecía un duende, él les echaba el burro encima para que los mordiera”, comentó el investigador y escritor Fernando Vinasco.El recorrido llegó a su fin en la Plaza de Cayzedo, donde Salazar reveló un dato asombroso: los restos del caleño Joaquín de Caycedo y Cuero, último Alférez Real y líder de la revolución independentista, podrían estar en una fosa común, no en la Catedral de la Sultana del Valle, como todos creen. “Parece que un párroco ordenó su traslado, la Academia de Historia y la Curia lo están investigando para pronunciarse al respecto”, concluyó el historiador.

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